Aparecemos en todos los países, sin otro mando que la rabia y la injusticia que indignan nuestros corazones, la capacidad de ser agentes de cambio, de forma espontánea, de no ser asimilados o manipulados la dará nuestra capacidad de entorpecer y detener el funcionamiento perverso de esta sociedad capitalista. Wall Street tenía que estar en la lista, lo predije hace poco en una nota publicada en Kaosenlared, Noticias Bolivarianas y Aporrea: www.kaosenlared.net/noticia/el-final-del-infierno, decía allí en fecha 19-07-11:
“Los seres humanos tenían en sus manos el poder. El capital había sido despojado de su lujurioso imperio mental, nadie quería tener nada, se rompían los plasmas y se asaltaban las emisoras de CNN y FOX, el pueblo era indetenible en su furia libertaria, la revolución mundial se había desatado de manera espontánea.
Wall Street era el emporio de la juventud soberbia de Manhattan, las noticias que más nos alegraban eran las quemas de los fondos de las transnacionales, de sus oficinas y sus archivos. ¡Que pesadilla para todos los capitalistas que corrían angustiados a huir en sus yates para navegar a islas lejanas, a enterrarse en refugios, a esconderse en los territorios de la Patagonia. El caos había tomado el mundo.
La revolución mundial ya se izaba como la bandera de la nueva era. Las risas de las niñas y niños desgranaban una claridad nueva en el alma de todos, se estaba haciendo lo que tanto deseamos, se caía el imperio, nacía el futuro, la vida y la esperanza.”
No pasó mucho tiempo antes que Wall Street fuese el blanco de la indignación, ya está rodeado de indignados, que bien, les cuesta entrar y salir a sus empleados, se enlentece su operatividad, se le tiene como centro de la protesta de la humanidad entera. No pasará mucho antes que le toque la hora a los bancos, creo que ya la policía norteamericana a aplacado algunos intentos. El problema de la sociedad capitalista es el capital, capital son los billetes con los que nos someten como esclavos. Hay que desvalorizarlo, hay que quemarlo, asaltarlo, regalarlo. Quitarle la fuerza de dominio, el valor de cambio.
Los pueblos sublevados en todo el planeta van conformando una fuerza que se hace indoblegable. Ya la palabra indignados es temida por el mismo imperio porque no podrá, sin un alto costo político, arremeter en su contra. Acusarnos de terroristas será su único camino, decir que es una estrategia creada por Chávez o cualquier otra incoherencia no detendrá esta fuerza que se genera en el corazón de los pueblos.
Cada día más calles tomadas, abrirán el camino a la HUELGA MUNDIAL, sin el pueblo se caen los imperios, sin trabajadores sus fábricas no producen, sin nuestros salarios nadie podrá comprarles. Demasiado grave es la consecuencia de su propia avaricia que genera tan altos índices de desempleo, para ellos el problema no son familias sin dinero para comer, sino familias sin dinero para comprar.
Cada día taparemos las cloacas del sistema perverso. El sistema financiero debe morir, es el culpable del hambre y la exclusión de esta crisis, por tanto tenemos el derecho de ir contra ellos. Las Bolsas de valores en cada país deben ser asfixiadas por los indignados en sus puertas, los bancos deben ser rodeados y castigados cada vez más severamente, esto es un llamado a la humanidad: que se haga ya la resistencia pacífica como arma de batalla constante, cotidiana.
Adelante juventud norteamericana, la indignación es el derecho último de esta humanidad. Todas y todos juntos podremos detener el camino al infierno, a la extinción y la muerte que lleva el capital.
Venceremos y viviremos.
brachoraul@gmail.com