En definitiva
aunque en un principio pareciera un esfuerzo valioso reunir a las naciones
del mundo para discutir sobre las percepciones y valoraciones de los
derechos humanos, también es una muestra de cinismo descarado al disminuir
a un punto casi imperceptible los crímenes a razón de los intereses
hegemónicos de las grandes potencias, no se puede pensar una valoración
objetiva ante las atrocidades originadas por la guerra, cuando los recursos
invertidos en la violencia pudieran subsanar los grandes desequilibrios
sociales y económicos originados por el sistema capitalista global.
Con hipocresía
absurda se pretende juzgar a Libia mientras otros países árabes aliados
de los intereses imperialistas mantienen monarquías como sistema político
y algunos invasores como Inglaterra o España aún conservan en su sistema
esta forma de organización, ahora pretenden engañarnos como libertarios
en defensa de la democracia.
No se puede
hablar de derechos humanos mientras los indignados de Europa y hoy de
WallStreet, también de Chile son agredidos y reprendidos violentamente
ante la mirada casi inmutable de la ONU, entonces sólo se podrá
pensar en un discurso serio sobre las bases de una evaluación objetiva
de los pueblos del mundo, lo cual sólo será posible sobre la base
de una nueva ONU que no responda a los intereses de las grandes potencias,
sino a las necesidades propias de los pueblos del mundo.
Al respecto
el Gobierno Bolivariano de Venezuela ha fijado permanente la necesidad
ineludible de refundar la Organización Mundial de Países que sea capaz
de superar los viejos vicios que se produjeron con el llamado mundo
bipolar a razón posterior de la segunda guerra mundial, o la ilógica
frase del fin de la historia con la llegada del neoliberalismo, no será
por tanto la ONU un escenario de debate necesario hasta que se respete
la autodeterminación de los pueblos.
“Mientras avanzamos hacia un nuevo modelo de Naciones Unidas que haga cierto y suyo ese nosotros de los pueblos, hay cuatro reformas urgentes e irrenunciables que traemos a esta Asamblea. La primera, la expansión del Consejo de Seguridad tanto en sus categorías permanentes como en las no permanentes, dando entrada a nuevos países desarrollados y a países en desarrollo como nuevos miembros permanentes. La segunda, la necesaria mejora de los métodos de trabajo para aumentar la transparencia y no para disminuirla, para aumentar el respeto y no para disminuirlo, para aumentar la inclusión. La tercera, la supresión inmediata, seguimos diciéndolo desde hace seis años desde Venezuela, la supresión inmediata del veto en las decisiones del Consejo de Seguridad, ese vestigio elitesco es incompatible con la democracia, incompatible con la sola idea de igualdad y de democracia.Y en cuarto lugar el fortalecimiento del papel del Secretario General, sus funciones políticas en el marco de la diplomacia preventiva, debe ser consolidado. La gravedad de los problemas convoca a transformaciones profundas, las meras reformas no bastan para recuperar el nosotros que esperan los pueblos del mundo, más allá de las reformas reclamamos desde Venezuela la refundación de Naciones Unidas, y como bien sabemos en Venezuela, por las palabras de Simón Rodríguez, el Robinson de Caracas: 'O inventamos o erramos'.” Hugo Chávez en su discurso ante la Asamblea General de la ONU 2005
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