Un
mes después de que iniciaran su movimiento el 17 de septiembre pasado,
los "indignados de Wall Street" ratificaron su decisión de continuar la
protesta. En paralelo, el último sábado
15 centenas de miles de personas ocuparon calles, plazas o parques en
al menos 951 ciudades de 82 países.
Para
ello, debieron sortear en las últimas horas el ultimatum lanzado por la
Brookfield Properties, propietaria del Zuccotti Park, plaza ubicada en
el corazón mismo del centro financiero más importante del mundo.
El
mismo debería aplicarse el último viernes 14 de octubre con el pretexto
de proceder a la limpieza y arreglo del sitio hoy ocupado por varias
centenas de activistas que acampan en el lugar. En la práctica hubiera
significado el desmantelamiento de la acción.
La veloz convocatoria
de emergencia lanzada por los indignados y sus redes sociales para
defender su campamento así como el tino político de las autoridades
municiaples neoyorkinas distendieron la tensión permitiendo que la
protesta continúe.
Ciudad civil norteamericana
El
balance de este primer mes de resistencia anti-Wall Street no puede ser
más optimista para los promotores, que al inicio no fue más que un pequeño grupo de militantes que recogieron la idea lanzada en julio pasado por la revista anti-consumista canadiense Adbusters --editada por la fundación del mismo nombre.
Adbusters propuso entonces la ocupación pacífica de Wall Street “en
señal de protesta en contra del liderazgo de las políticas de Gobierno
de Estados Unidos y su fracaso para prevenir o introducir cambios
efectivos en la crisis financiera global”.
Esta llamado, retomado por diferentes redes alternativas, entre ellas Anonymus,
se concretó el tercer sábado de septiembre cuando una decena de
militantes se instalaron en el Zucotti Park. Inspirados, además, por las
movilizaciones de la primavera árabe y de los indignados de España que
iniciaron hace algunos meses en Madrid la protesta juvenil europea.
“Somos el 99%”
De
inmediato los promotores estadounidenses se presentaron como un “espacio
abierto y horizontal” contra el capitalismo neoliberal, al que definen
en uno de los sitios de internet del movimiento como “un pulpo gigante,
que como un vampiro, se adhiere con sus tentáculos al rostro de la
humanidad, chupando despiadadamente con sus ventosas cualquier cosa que
huela a dinero". Su consigna central es: “somos el 99%, ellos son solo
el 1%”, en abierta confrontación al poder financiero y la corrupción .
El intenso trabajo de información ciudadana; la creatividad de su accionar; la amplitud de la convocatoria y el
apoyo creciente de sectores estudiantiles y sindicales --que convocaron
juntos, por ejemplo, la manifestación callejera del 5 de octubre-- han
ido reforzando la protesta en las cuatro semanas de existencia,
convirtiéndola en un hecho político y mediático de primer orden en los
Estados Unidos mismos.
De ser prácticamente ignorado por los
grandes medios de información en los primeros días, hoy el movimiento
ocupa importantes espacios de radio, televisión y grandes medios como el
New York Times, que lo sigue casi cotidianamente.
Pero
fue, sin embargo, su expansión nacional, lo que le dio más consistencia
a esta voz altermundialista que apuesta al método pacífico y la
confluencia ciudadana sin distingos políticos, raciales y religiosos.
Grupos
similares en varias decenas de las principales ciudades del país han
ido adhiriendo y promueven en la actualidad acciones similares. Tal vez,
la más trascendente, la de los indignados de la ciudad de Washington,
quienes desde la primera semana de octubre ocupan la Plaza de la
Libertad en la capital norteamericana, a escasas centenas de metros de
la Casa Blanca, la sede presidencial.
Miles
de personas han participado, hasta ahora, de una u otra forma, en las
movilizaciones realizadas en diferentes Estados. En un buen número,
toleradas o aceptadas por las autoridades. En otros casos, como en
Boston, fuertemente reprimidas con centenares de detenidos.
El movimiento ha logrado reunir, además, el apoyo de importantes personalidades como los cantantes raperos Kanye West y Lupe Fiasco, el filósofo Noam Chomsky, el director cinematográfico Michael Moore, el escritor y militante argentino Juan Gelman y la artista Yoko Ono, entre otros.
En
lo que ya es considerada como la movilización de la sociedad civil
planetaria más amplia de los últimos tiempos, el sábado pasado centenas
de miles de personas se movilizaron 82 países, según el balance
anticipado por el periódico suizo Le Courrier.
En
España más de 500 mil personas ganaron las calles de 80 ciudades. En Roma
no menos de 200 mil indignados. Varias decenas de miles en Portugal…Así
como en numerosas ciudades latinoamericanas. Asia, África, América Latina y América del Norte así como Europa sumaron sus
protestas contra un modelo económico donde, según los manifestantes, el
1% de enriquece mientras el 99% de la población se empobrece
gradualmente.
(*)De Nueva York y Washington