El imperialismo en su afán de dominar nuestro planeta y adueñarse de los recursos naturales de los más indefensos, ha desarrollado a lo largo de la historia una cultura de muerte que se atribuye fundamentalmente a guerras, genocidios, asesinatos y todo cuanto por su macabra mente se les venga como idea, especialmente sobre quienes están destinados a hacer frente a sus amenazas colonizadoras sobre nuestros pueblos.
Dentro de la lógica del imperialismo pareciera que el asesinato de líderes particulares es la práctica común, ya ni con el afrodescendiente Obama al mando del timonel estadounidense se puede pensar lo contrario, ayer fue Gaddafi, pero en el pasado quedan los recuerdos de Allende o el Ché Guevara por tan sólo mencionar algunos nombres en esta tierra indoamericana o como bien la llamaba Martí “Nuestra América”.
No es cuestión de fijar una posición particular con respecto a Gaddafi, de lo que se trata es de una especie de cinismo hipócrita de las Grandes Potencias que rinden culto a la muerte, y tan sólo cito como ejemplo el programa “Conclusiones” de la cadena CNN en Español, pues allí era tan vergonzoso y aberrante lo ocurrido que titulaban a modo de farándula si el ex líder Libio debió “ser capturado vivo o muerto”, en una barbaridad sorprendente y ante el mutismo de la comunidad internacional ni siquiera son capaces de hablar de asesinato.
Las nefastas declaraciones del presidente norteamericano, el primer ministro Británico o del propio Sarkozy nos demuestran sobre todo a las generaciones más jóvenes que una suerte de nuevos terroristas amenaza el mundo, unos terroristas de cuello blanco serviles de los intereses capitalistas, capaces de aplastar todo en cuanto aparezca en su camino.
No hay una comunidad internacional que se pronuncie sobre el sinnúmero de protestas que se dan cita en las principales ciudades del mundo, que luchan contra el sistema actual. Francia, Inglaterra, Italia, España, Grecia, Portugal, Chile y los mismos Estados Unidos por tan sólo mencionar algunos países en conflicto, tienen al pueblo en las calles; lo que nuestro pueblo venezolano hizo en el año 1989, como un grito aislado y desesperado que surgió producto del nefasto desembocado por el modelo neoliberal, hoy como dice nuestro himno nacional muchos de los pueblos del mundo siguen el ejemplo que Caracas dio.
No basta con tener una mirada pasiva en este proceso, una revolución mundial parece empezar a tomar conciencia, como aquel sueño utópico del socialismo en sus orígenes y sólo una verdadera unión de nuestros pueblos es indispensable para evitar lo que hoy ocurre en buena parte del mundo, es necesario alzar la voz contra los amos de la guerra, pues durante un proceso que algunos han denominado la caída del capitalismo parecen destinados a sacar sus últimos recursos destructivos a la orden del día.
"Si la lucha se dispersa no habrá victoria popular en el combate". Alí Primera
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