Las numerosas reacciones y exageradas muestras de alegría mortuoria, transmitidas por las corporaciones de la prensa internacional, para vidiotizar al mundo elogiando, alabando y mostrando su complacencia necrofílica por haber cazado como un animal a Moamar Khadafy, sirven de alerta al espíritu revolucionario que enfrenta al capitalismo salvaje.
A raíz de lo sucedido el apellido del líder asesinado lo han escrito con la “G” de gafo…, por haber transigido frente al capitalismo salvaje sin tomar en cuenta que no puede un proceso revolucionario desarmarse, como lo hizo el Coronel libio en sus últimos años, olvidando los orígenes de su exitosa revolución verde que llevó al pueblo libio a tener el mejor índice de vida en Africa, incluyendo educación y salud como baluartes.
Tampoco puede una administración revolucionaria de izquierda creer en las mentiras de la ONU, dominada por países de economías fracasadas que a la postre le robaron al pueblo libio el dinero de sus reservas internacionales guardadas en bancos occidentales. Se apoderan del petróleo colocando figuras complacientes a la Casa Blanca, introduciendo desde Trípoli una cuña capitalista en el corazón de la OPEP para utilizar al gobierno llamado transitorio, cual alimentador petrolero de la fracasada democracia representativa mercantilista. Cabe recordar que convirtieron inhumanos bombardeos genocidas en asesinatos autorizados por la OTAN, transformada en organización a lo James Bond, es decir con licencia para matar igual que el apestoso héroe cinematográfico anticomunista británico-estadounidense, hecho un superman con smoking sin los interiores por fuera.
Khadaffy y sus hijos olvidaron los logros revolucionarios y negociaron con Occidente, ayudaron a universidades gringas, pactaron con vagabundócratas de la derecha fascista internacional como Berlusconi, Sharkozy y la señora Clinton, condonaron deudas, ayudaron en campañas electorales a figuras europeas y desarmaron la defensa misilística de Libia por sugerencia de quienes una vez indefenso el país, demostrando su sinvergüenzura pues se habían retratado con Khadafy y sus hijos, en momentos de pedir préstamos y ayudas, le fabricaron una situación política diabólica de dictador que bombardeada al pueblo libio ante manifestaciones en Marzo 2011. Actuando igual que lo hicieron cuando invadieron Irak sin poder justificar la presunta tenencia de armas químicas, biológicas y nucleares que le atribuían al gobierno iraqui y nunca aparecieron, desataron la guerra hasta que ahorcaron a Hussein quien le sirvió antes a la CIA y el Pentágono. Gadaffi, por gafo, se confió en el mercantilismo capitalista salvaje y engañoso, ese que en Venezuela pretende volver al poder y ahí están los resultados en el ejemplo de Libia, una situación difícil para luchar contra la propaganda mundial demócrata representativa en igualdad de condiciones, pues transcurridos seis meses del inicio de los bombardeos con aviones de la OTAN no tripulados para no arriesgar a sus soldados, cobardemente autorizados por la ONU arrasaron tierra Libia, la destruyeron para después repartirse el botín petrolero y reflotar su capitalismo salvaje, distribuyéndose la reconstrucción física del pais.
Todo este proceso se le presenta al mundo como “democráticamente justificado”, mientras en la política del tal Consejo de Transición asesinan opositores a montón, incluyendo periodistas, algo similar a lo sucedido muy cerca de nosotros en el campo de la comunicación social, con el asesinato de 22 periodistas en Honduras a manos de la policía de la democracia representativa golpista de Micheleti primero y “el electo” Porfirio Lobo después. Es la lección de democracia capitalista salvaje y asesina, que nos deja hoy la política internacional. Afortunadamente en Venezuela existen medios donde podamos decirle al público oyente, lector y televidente, la otra cara de los embaucadores internacionales, para así adversar la transmisión interesada y avasallante de sus pareceres indignos de la verdadera comunicación social.
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