México: La reformita política se esfumó

“Que el fraude electoral jamás se olvid
Ni tampoco los miles de muertos inocentes.”

Lo que son las cosas: gracias a los diputados del PRI se esfumó la pequeña reforma política propuesta por Calderón dizque para fortalecer la participación ciudadana. Los jaloneos al interior de ese partido y el cálculo de sus intereses electoreros, que no el correcto análisis de la materia, llevaron a los dinosaurios a dar al traste con el “trascendental” tema de la reelección de legisladores y presidentes municipales; entre las patas se llevaron el de la revocación del mandato que habían agregado los senadores e hicieron nugatorio el de la consulta popular, temas que, en realidad, no eran más que los señuelos para envolver los dardos envenenados de la iniciativa preferente (que obliga al Congreso a dictaminar perentoriamente las iniciativas del Ejecutivo) que se eliminó desde el Senado y el de la susodicha reelección. En el asunto se batieron (en todos los sentidos) los priístas y sus aliados del Verde y del PANAL contra la extraña alianza del PAN con la izquierda moderna parlamentaria; menos mal que perdieron.

Lo que queda claro es la oscuridad reinante en materia política. Tenemos un sistema o, mejor dicho, las ruinas de un sistema que fue funcional y se agotó, al cual se le colocan parches y cataplasmas para que siga en el remedo de una forma peculiar de procesar los anhelos de sectores o las ambiciones de grupos en el ejercicio del poder público. Ahora se pone en la palestra una nueva pócima para armar gobiernos de coalición, bajo la prescripción del mago Beltrones; el favorito de Televisa revira con la cláusula de gobernabilidad, pero recula y se vale de la confusión de la opinión pública para recetar la reducción de 100 diputados plurinominales (lo que le permitiría aspirar a tener una mayoría obsecuente al viejo estilo). Una parte del respetable pide la eliminación total de los pluris y del Senado. Caderón hace berrinche y se lanza contra los gobernadores acusándolos de ser omisos en cuanto la depuración de sus policías. Cada quien para su santo y todos contentos, excepto unos cuantos… millones, que estamos que nos lleva el diablo por la avaricia de los poderosos y la estulticia de sus esbirros disfrazados de políticos. Las ruinas del sistema ya no soportan más parches.

La realidad es que se requiere una recreación total del sistema político de forma y de fondo, que no se vaya con la finta de las coyunturas sino que atienda dos aspectos fundamentales: a) el acuerdo general de aceptación de las reglas del juego y b) la constitución de un estado fuerte, capaz de operar en la muy peculiar circunstancia de ser vecino de la sede del imperio más poderoso de la historia. Desde luego no es nada sencillo, pero en ello va la viabilidad de México como nación independiente y soberana.

Este esfuerzo pasa necesariamente por el rompimiento del actual régimen de partidos que significa el principal escollo para cualquier posibilidad de cambio. Esto sólo será posible lograrlo en la medida de contar con la concurrencia de un titular del Ejecutivo comprometido con el cambio de fondo y de una vigorosa movilización popular que lo demande y respalde. Se necesitan ambas condiciones. Para el que esto escribe esta es la más importante razón para sumarme al Nuevo Proyecto de Nación, a Andrés Manuel que lo postula y al Movimiento para la Regeneración Nacional que lo acompaña, esto último es un anticipo claro de la nueva concepción de los partidos: su formación desde la base popular.


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Gerardo Fernández Casanova


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