Hemos considerado a Hillary Rodham Clinton como una dama inteligente en política que aprendió de aquel estadounidense que “pasillaneaba” los “altibajos” de las políticas de izquierda y centro-izquierda de Golders Green; aprendió cuando ella “pasillaneaba” los recovecos del Poder (Müller Rojas) en los salones de la Casa Blanca. De política y del Poder (Müller Rojas) sabía mucho más que el actual bendecido por el Papa negro. Aún así, demostrable, el Poder (Müller Rojas) necesitaba de dos “quinta-columnistas” para que los inconscientes antropológicos del calificado por el Tea Party y las derechas “anglicanizadas” como de “socialista y comunista” no “molestara” en sus planes de llevar a cabo la reingeniería del sistema en todas sus extensiones globales. Pero la lógica formal que colabora con la “modernidad” y la calificada como “post-modernidad” para regresar, de nuevo, a la “modernidad” pareciera no entender de la lógica dialéctica; es decir, pareciera que el Poder (Müller Rojas) ha supuesto que la “sociedad civil”, a la cual se refiere Hillary Rodham Clinton, se encontraba en niveles de alienación que no iba a alcanzar la conciencia en protesta necesaria que los “tiempos modernos” están exigiéndole a aquella “modernidad”; es decir, la participación en el desarrollo de sus Derechos Humanos en la, conceptualmente, definida como “Democracia Participativa”.
No entendemos dos temas que la Secretaria de Estados de los EEUU de América, Hillary Rodham Clinton, menciona en sus palabras en el texto oficial del Gobierno estadounidense cuando eleva la solicitud internacional de intervención en los “asuntos internos” de Nicaragua basándose en el informe de la Organización de Estados Americanos –OEA-, y el futuro informe de los representantes de la Comunidad Europea como veedores del proceso electoral próximo pasado cuando la “sociedad civil” nicaragüense reeligió a Daniel Ortega como Presidente de Nicaragua. Dice la Secretaria Clinton que “…The OAS report provides a basis for the OAS to assess all available initiatives to strengthen democracy in Nicaragua, consistent with the principles enshrined in the Inter-American Democratic Charter…” (“...El informe de OEA contiene una base [suficiente y necesaria] para que la OEA acceda a todas las iniciativas posibles para poder fortalecer la democracia en Nicaragua, en correlación con los principios contenidos en la Carta Democrática Interamericana …”) es decir, la dama Clinton, días previos a su declaración pública de sentirse que ha llegado a buen puerto en sus labores ejecutivas, es decir, de su retiro del gabinete de Barack Obama, hace un llamado a que la “cartica” se le aplique a Nicaragua, es decir, más o menos, una “operación Libia”.
El segundo tema que llamó nuestra atención ha sido la exigencia a Nicaragua que “…The United States calls on the Nicaraguan government to uphold democratic processes and protect universal human rights…” (“…Los Estados Unidos [de América] le hace un llamado al gobierno Nicaragüense para que respete los procesos democráticos y proteja los derechos humanos universales…) En principio estamos completamente de acuerdo con Hillary Rodham Clinton pero el ejemplo comienza por casa. La situación de los Derechos Humanos en los EEUU de América están en profunda crisis como lo han venido expresando el movimiento Occupy Wall Street sin mencionar la crisis que se ha venido desarrollando producto de la “crisis de Wall Street” que ha llevado a familias a vivir en sus automóviles, a vivir de la limosna, a evadir las reales razones de los suicidios de soldados regresados de Iraq y Afganistán, de la persecución sistemática de los “migrantes” encarcelándolos convirtiéndolos, prácticamente, en presos comunes, la calidad de la educación y la salud como exponen los informes del think tank, RAND.org, la real situación de los denominados como “american natives” (nativos americanos. Esta calificación a los pueblos originarios que poblaban y pueblan el territorio y/o parte de lo que en el día de hoy denominamos como EEUU de América es incomprensible porque el uso del vocablo “american” no se corresponde con la realidad histórica). Si hablamos de respetar los procesos democráticos internos, sin que nuestra intención sea “intervenir en los asuntos internos de los EEUU de América”, podríamos recordar el irrespeto a los votantes afro-descendientes en el estado de la Florida, el “Golpe del 11 de Abril” en Venezuela, el “caso Libia”, las elecciones presidenciales estadounidenses de 3er. nivel (o será de 4to. nivel) y pare usted de contar. El ejemplo comienza por casa!
Regresemos a la Secretaria Clinton. Es demostrable como la Secretaria Clinton ha venido demostrando su propio pensamiento político con expresiones de insensibilidad que han producido rechazo internacional que hubiera significado en un país democrático y que respete los Derechos Humanos a su renuncia o a su destitución inmediata pero el Imperio y el Poder (Müller Rojas), en clara demostración fáctica, exige lo que no respeta, es decir, las democracias a si sean democracias representativas mucho menos las democracias participativas, ni respeta los Derechos Humanos de sus propios ciudadanos cuanto menos los ciudadanos de otros países. Esa es la “otra cara” del Imperio y de sus políticas “humanistas” imperialistas. Ni más, ni menos.