Este primero de mayo se registró un sismo en México. El sismológico identificó su epicentro en las costas de Guerrero. El politológico lo ubicó en el Zócalo de la Ciudad de México y en las plazas de las principales ciudades. En el mundo también tembló y su mayor fuerza se registró en Madrid y Barcelona, pero con repercusiones en casi toda Europa. El ya casi anquilosado día en que los trabajadores del mundo recuerdan a los Mártires de Chicago retomó su carácter reivindicador original, en respuesta a la agresión sistemática de los gobiernos neoliberales contra los derechos elementales de quienes con su trabajo generan la riqueza. Nada es casual, son movimientos mundialmente orquestados; anteriormente la orquestación corría a cargo de las embajadas soviéticas; hoy ya no existen y quienes realizan la tarea de la agitación son esos agentes subversivos llamados “mercados” que, de manera supuestamente invisible, devoran presupuestos públicos y exigen recortes al bienestar; reclaman privilegios y anulan el otrora vigoroso derecho de huelga para implantar el ominoso derecho al paro.
Me explico: el desempleo no es resultante de una falla del modelo sino un producto de diseño perverso: la forma de someter a los pueblos e incapacitarlos para emprender la lucha por la transformación se ha fincado sobre la permanencia de un enorme ejército de desocupados, quienes sólo pueden aspirar a que los despidos de otros les abran un espacio para trabajar, aún sea en condiciones precarias; así, los gobiernos de la derecha ejercen su prerrogativa al paro estructural.
Por cierto, terminó el último periodo de sesiones de la actual legislatura y la temida reforma laboral no pasó; hasta eso que debemos reconocerle a los diputados que, aunque sea por omisión, evitaron la aprobación de una legislación que perpetuaría el daño a la mayoría trabajadora. Algo es algo, aunque, en realidad, tal reforma sólo era necesaria para agregar una estrellita más en la frente del bien portado dizque gobierno mexicano. La verdad es que no les hace mayor falta; en el aberrante desempleo en que vivimos, la mejor ley laboral, la más justiciera, es letra muerta: el que tiene un empleo lo cuida hasta la ignominia y el que no lo tiene se ofrece como esclavo con tal de lograrlo.
Calderón y Rajoy, hermanados en la hijoeputez, contemplan con beneplácito las calles colmadas por quienes protestan; es la expresión que confirma el éxito de sus regímenes. Sí los ven y sí los oyen, pero no los atienden. Las urnas, con su manejo fraudulento y tramposo, les confirieron el derecho a hacer lo que les venga en gana y punto. Esa es la pretensión de la derecha en sus dos versiones: engañar en las urnas para seguir con más de lo mismo; entregar dádivas de un día para perpetuar el medro sexenal. A la protesta de los españoles, además de los motivos de fondo, se agrega el hecho de que en las pocas semanas del nuevo gobierno el tal Rajoy ha hecho todo lo que explícitamente se comprometió a no hacer. Así lo hizo Calderón en todo su desgobierno y así lo harán, sin duda, Peña Nieto o Vázquez Mota si llegaran a ganar. No es de extrañar que la consigna más sonada en las marchas de este martes fue la de negar el voto al PRI o al PAN.
El engaño está en pleno esplendor. Peña Nieto, metido en su burbuja a prueba de errores, procura la menor exposición posible ante escenarios sin libreto, consciente de su propensión al error y al efecto de éste en la votación; aunque las encuestas no los reflejaron ($u razón han de tener) los dislates han mermado su imagen electrónicamente triunfalista. No es una casualidad que un partido de futbol de cuartos de final del campeonato doméstico haya sido programado a la misma hora que el debate pactado para la noche del próximo domingo; que TV Azteca se niegue a transmitir la comparecencia y que Televisa lo refunda en un canal de menor alcance, mientras que mantienen su programación de alto rating en el principal; por su parte el IFE se niega a exigir que el debate se transmita en cadena nacional: “sería una imposición autoritaria” argumentan y los voceros priístas así lo secundan. Para ellos es preferible que nadie vea el famoso debate, de por sí ya castrado mediante esquemas de alta protección a su errático candidato. Tal parece que ni ellos se creen lo de sus encuestas.
En tanto AMLO sigue dando campanazos y convenciendo. Incorporó a Cuauhtémoc Cárdenas a su gabinete como próximo director de Petróleos Mexicanos, ambos aferrados en la defensa de la soberanía nacional y en el carácter estatal de PEMEX. Junto con Bernardo Bátiz, futuro Procurador General de la República, se compromete en Ciudad Juárez a prestar especial atención a la eliminación de la violencia, a base de un manejo transparente y honesto de la institución. En la Universidad Iberoamericana es recibido con entusiasmo y afecto por los jóvenes antes ausentes. Las redes sociales dan cuenta de una juventud rediviva en vigoroso apoyo a AMLO. Los intelectuales y los artistas se movilizan en MORENA Cultura y sueltan el ingenio para combatir la dádiva indignante con la riqueza espiritual del arte. ¡Vamos bien!