En días recientes nos referíamos a un obispo golpista de Venezuela a raíz de unas opiniones emitidas en contra de la Revolución Bolivariana y en especial, las alusivas al gobierno del Comandante Hugo Chávez Frías. Pero como de todo hay en la “viña del Señor”, ahora haremos alusión a otro obispo; en este caso al ex prelado de la Iglesia Católica en la República del Paraguay, el depuesto presidente Fernando Lugo.
La salida del ex obispo y ex presidente paraguayo parece el resultado de “un golpe anunciado”; sólo que esta vez sorprendió a los países hermanos y del mundo, por la velocidad de un “Juicio Express”. La discusión por el método escogido para acabar, gracias a una sentencia amparada por la Constitución y hecha a la medida de la oligarquía paraguaya, no es para nadie un secreto.
La llegada de Fernando Lugo al poder, luego de acuerdos políticos fraguados en cenáculos y pegados con plastilina, no pudieron superar el esfuerzo para consolidar un gobierno popular y revolucionario en el Paraguay.
Sólo sabemos que era el legítimo resultado de un pueblo el cual se había calado más de 50 años del partido colorado y de dictaduras (muy parecido al caso del PRI mexicano, donde soplan tiempos de cambios) y que encontró una salida electoral como esperanza y camino a su redención.
Algunos análisis que comienzan a publicarse; lamentablemente después del "golpe parlamentario”, parecen asomar las verdaderas causas que llevaron a la derecha del Paraguay al final feliz de una opera bufa, con la salida de Fernando Lugo del poder (sin todavía hablar de la mano peluda) y elevar a dicho cargo, en tiempo record, a su compañero de fórmula Federico Franco, del partido de la coalición, Partido Liberal Radical Auténtico, el PRLA (tratando de imitar al Frente Uruguayo).
Este oligarca que ocupaba la vicepresidencia, le cavó su propia tumba. Lugo había realizado un gran esfuerzo y trató en varias oportunidades, de dar un paso a la venezolana para cambiar el status quo y realizar una Asamblea Constituyente en el Paraguay pero Franco y su combo se lo impidieron, aplastando tal iniciativa en el parlamento y protegiendo el antiguo orden constitucional.
Es bueno recordar que este parlamento, ha sido el único de los países miembros el cual se ha opuesto al ingreso de Venezuela al MERCOSUR.
Ya las señales se habían dado. Por ejemplo, el ministro de la Defensa de Lugo había sido destituido por este mismo Congreso, por justamente oponerse a la instalación de bases norteamericanas en el territorio del Paraguay y así, con otras medidas solicitadas por el expresidentes Lugo, como la nacionalización de la educación y la salud actualmente en manos privadas.
En fin, la lección del Paraguay debe ser para Latinoamérica una lección aprendida. El nuevo camino apenas comienza para el pueblo paraguayo quien depositó sus sueños y buscó un líder cristiano moderado. No obstante, la derecha lo había satanizado y creado una matriz de opinión hasta consumar este "golpe parlamentario". El Congreso paraguayo y el nuevo presidente Federico Franco, estaban "`preñados de buenas intenciones".
El fantasma del golpismo impulsado por la mano peluda del Imperio se pasea por los gobiernos de América Latina para “plagar a los pueblos de miseria en nombre de la Libertad”. Sus colmillos asoman sus verdaderas intenciones en Bolivia y en Venezuela, debemos estar alerta para darles una estocada en la Batalla de Carabobo del próximo 7 de octubre… ¡Viviremos y venceremos!
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