1
Si algo tiene de malo esa filosofía oficial del imperialismo financiero llamada postmodernidad, es su sistemático reciclamiento de lo inaceptable. Si en literatura nos impone la reposición de la novela rosa y el policíaco, en cine nos vende la secuela del remake y el remake de la secuela, en economía el reestreno de la nunca solucionada crisis capitalista y en relaciones internacionales la aniquilación de países con el pretexto de salvarlos.
2
Algo del Eterno Retorno nos harta en esta repetición de agresiones contra países petroleros o estratégicamente situados cerca de yacimientos de hidrocarburos, en esta intensificación de la campaña mediática contra gobiernos que se niegan a entregar los recursos energéticos a las transnacionales, en esta milagrosa proliferación de supuestos movimientos sociales que a su vez aportan inverificables víctimas cuya venganza exige alfombras de bombardeos caritativos del imperialismo humanitario, en los besos de Judas de la leal izquierda de la OTAN que exige solidaridad con los genocidios ejecutados por la Alianza Atlántica, en las execrables dictaduras de linchadores, pillos y forajidos que se abalanzan sobre lo que no pudieron destruir las cortinas de bombas.
3
Por demás está decir que nos hastían la inutilidad de las alianzas regionales, la inefectividad de los llamamientos a la solidaridad, la ineficacia de los organismos internacionales que bendicen la destrucción de congéneres, la nulidad de los llamados éticos a los medios para que no presenten a los amenazados como amenazas, a las víctimas como victimarios, a la sanguinolenta destrucción de carne humana inocente como triunfo de la civilización, al desmantelamiento de países como progreso.
4
Descartemos lágrimas, súplicas, apelaciones, intercesiones. Los matarifes seguirán destruyendo países y culturas para devorar sus restos, y medios de comunicación y Cortes Internacionales proseguirán bendiciendo genocidios y viviendo de las piltrafas que les arrojan los genocidas. Repasemos la experiencias. Contra fuerza de imperios sólo vale fuerza de pueblos. Contra conjura de potencias sólo vale desacuerdo de potencias.
5
Repasemos el primer recurso y desechemos espejismos e ilusiones. Sólo la determinación inconmovible de un pueblo armado hace retroceder al imperialismo. Así ha sido en la Nicaragua de Sandino, en la Unión Soviética agredida por 16 potencias desde su primer día de existencia, en la China crucificada entre la invasión nipona y el ejército del Kuomingtan, en Yugoeslavia, en Corea, en Vietnam, en Cuba, en Afganistán. Al imperialismo no se lo detiene con buenas palabras, compromisos estratégicos, concesiones, donaciones para campañas electorales o adopción de políticas económicas suicidas. Al imperialismo sólo se lo detiene negándole por la fuerza lo que trata de conseguir con la violencia. Es el único lenguaje que habla, el único que entiende.
6
Reexaminemos el segundo recurso. Estados Unidos obtuvo su Independencia gracias a la reyerta entre Francia e Inglaterra; nosotros conquistamos la nuestra en virtud de la confrontación entre Francia y España; la Unión Soviética nació durante el pleito entre potencias de la Primera Guerra Mundial, y la China comunista gracias a la trifulca entre imperialistas de la Segunda Guerra Mundial. Cuba resistió décadas aprovechando el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Siria podría sobrevivir gracias al veto de Rusia y de China en la ONU. Por fin despierta Rusia del espantoso marasmo en el cual la sumió la disolución de la Unión Soviética. Como apuntó Aníbal Nazoa, la humanidad comprendería bien pronto la inmensa tragedia de la desintegración del coloso socialista. Su heredera debe fijar posición ante la Guerra Mundial a fuego lento que lleva más de dos décadas declarada. Quien admite el sacrificio del planeta por partes, pronto será sacrificado.
7
Como Siria, Venezuela posee recursos energéticos. Venezuela, al igual que Siria, está en zona estratégica en un mar clave. Ambas padecen un vendaval de calumnias mediáticas nacionales e internacionales. Las dos integran bloques de potencial solidaridad regional y cultural. Una y otra figuran en la lista de países a ser invadidos por Estados Unidos que reveló desde 2001 el general Wesley Clark. En ambas hay oposiciones apátridas dispuestas a destruir el país por una cuota de los despojos. En estrambas se han infiltrado paramilitares foráneos para sembrar el terror y el caos en el momento crítico. A ninguna le faltan países vecinos dispuestos a servir como sicarios de los imperios. Es correcta la posición de Venezuela de adelantar una diplomacia multipolar, abierta al Asia, al BRIC y al Tercer Mundo. Pero sólo decidirá el destino propio y el del mundo la determinación con la que se prepare y ejerza la resistencia.
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