El Comandante Chávez Frías ha mencionado y lo seguirá repitiendo, que Venezuela, por ahora, en reservas probadas en petróleo, se ha colocado como el país del globo terráqueo con las mayores reservas de crudo a nivel mundial. Hemos escrito “por ahora” porque, quizás, aún no se han terminado de calcular (en vocablo popular) el total de las reservas de crudo existentes en los espacios geográficos que significan, históricamente, la República Bolivariana de Venezuela como tampoco se han diferenciado los diferentes tipos de crudo en esas reservas. Por ejemplo, uno de los interesantes temas sobre el petróleo es aquel tipo de crudo (API) que se ha utilizado y se sigue utilizando para la fabricación de “asfalto”. Nos permitimos una pequeña infidencia. En alguna oportunidad, empresarios tailandeses contactaron una misión diplomática venezolana para alcanzar acuerdos con PDVSA para la importación de un tipo de crudo extra-pesado apto para la producción de un tipo de asfalto de altísima calidad.
Pero no solo Venezuela tiene esas objetivas ventajas comparativas en el escenario internacional actual donde el sistema capitalista se ha venido desarrollando según sus propias necesidades históricas a niveles de la estructura económica que ha sido impactada, en profundidad, por el neo-liberalismo post-Caída del Muro de Berlín (léase: tesis impuestas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher). El Comandante Chávez Frías ha mencionado varios países de la UNASUR con importantes reservas de crudo y gas: Brasil, Bolivia, Argentina, Ecuador, Perú, Colombia con probables yacimientos en Las Malvinas-Argentina, Uruguay, Chile (desconocemos las realidades en ese factor económico en Guyana, Surinam y la colonia francesa de la Guayana Francesa). Es decir, para que las fábricas sigan “echen humo” es necesario “energía” que, por ahora, se sustenta, entre otras fuentes energéticas, en el petróleo.
Caminemos hacia el escenario energético internacional. El “think tank”: Atlantic Council publicó un análisis sobre el tema bajo el título: “Baltic Energy Security: Building a European Energy Future”. Los expertos en el tema petrolero conocen que la región del Asia Central es fundamental para la supervivencia de la economía de la Comunidad Europea con todos sus países fundadores y pertenecientes. En ese escenario, Rusia tiene “vox populi” en las altas esferas energéticas europeo-comunitarias. Alemania ha logrado alcanzar acuerdos importantes para el suministro ruso de crudo y gas a través de los transportes tradicionales que atraviesan países que siempre e históricamente han manifestado sus reservas sobre el “expansionismo e influencia eslava” en la cultura occidental-cristiana pero las realidades de la economía mundial-europea capitalista obligan alcanzar acuerdos de “mutuo beneficio” que conllevan la “no interferencia en los asuntos internos” (la prensa occidental comunitaria mantienen una matriz de opinión de crítica permanente a los derechos humanos capitalistas; mientras que los voceros político-estatales corean al unísono esas matrices). Guste o se rechace, es inevitable la necesidad de la Comunidad Europea, a través de Alemania, desarrollar una “política de buena vecindad” con Rusia, un escenario que, quizás, por primera vez en la Historia de Europa, se hará realidad; es decir, Europa alcanzaría su status quo de “pax germaniae”. Pero una cosa es la Comunidad Europea y otro es el desmoronamiento de las bases fundamentales del “Plan Marshall” cuando Washington trata de mantener su solidez e influencia en Europa Occidental a través de las políticas que impone en el seno de la OTAN como pudimos conocer, sin tapujos, durante los escenarios en Libia, nación proveedora de crudo y gas a aquellas naciones que como “salvadores de la moral y ética” cristiana se cansaron de bombardear a la sociedad libia. Pero ¿qué tiene que ver el Presidente de Siria, Bashar Al-Assad, en todo este berenjenal bélico y qué pinta el petróleo e Irán en ese escenario de pre-guerra? Según opinión del sector militar retirado y de inteligencia israelitas, bombardear zonas estratégicas no militares iraníes según la política que viene “vendiendo” el Primer Ministro, Netanyahu, no es ni conveniente, ni prudente ni alcanzaría objetivos reales de profundo interés geoestratégico israelita porque consideran que la dirigencia iraní no tiene como objetivo fundamental la construcción de armas nucleares como vienen propagando tanto Washington como los sectores radicales israelitas y miembros de ciertas comunidades judías internacionales. Entonces, sí así opinan, inclusive, el ex-jefe del Mossad, y el ex-ministro de defensa israelita ¿cuál sería el objetivo geoestratégico de Israel para el Primer Ministro israelita al dar ese peligroso paso hacia el caos regional? Quizás sea lograr apoderarse de todo el Golán. Pero, sí Israel realiza una acción militar como la expuesta de bombardear Irán, inmediatamente, el escenario regional “estallaría como un polvorín” involucrando a todos los actores de la Región del Cercano Oriente siendo las consecuencias inmediatas, probablemente, la reacción militar de Irán buscando afectar el estrecho de Ormuz, entre otras acciones bélicas (nos interesan aquellas acciones militares que afecten el flujo de crudo hacia los mercados mundiales).
Una acción militar como la descrita más arriba, nos permite definir un conjunto de sub-conjuntos que por ser sub-conjuntos no significa que no se entrecrucen las realidades escénicas. En primer lugar, debemos traer a la memoria aquella situación de cierre del Canal de Suez como escenario-referencia geo-militar y estratégico. El cierre y/o la alteración del flujo naviero en el estrecho de Ormuz impactarían, inmediatamente, los precios del crudo en los mercados internacionales. Esta realidad, aun en conocimiento de que las reservas estratégicas estadounidenses están en situación de contingencia, obligarían a Washington bien a controlar el precio de los productos petroleros “aguas abajo” para evitar una crisis social-sicológica interna y controlar la subida de los precios internos que afectarían la inflación. En segundo lugar, visto la afectación de las exportaciones de crudo de la región alrededor del estrecho de Ormuz, obligaría a Washington a buscar seguridades de “país confiable” en aquellos países que exportan crudo al mercado estadounidense en zonas cercanas a sus mercados consumistas visto el alto consumo de crudo (petróleo) que mantiene la sociedad estadounidense. Ese escenario afectaría, inevitablemente, las elecciones presidenciales estadounidenses de este año 2012. En tercer lugar, se significaría ampliamente la presencia de la OTAN en Afganistán, Iraq, posible presencia impuesta en Paquistán y en las ex-Repúblicas Soviéticas fronterizas con China y Rusia.
Nos preguntamos ¿podría
el mundo aguantar una crisis socio-económica más profunda que la actual
sí suben los precios del petróleo y, por ende, los precios de
materias primas fundamentales de uso por la industria militar y el oro?