Comencemos por la última propuesta de señalar las regiones que tendrán su importancia en los próximos años de reestructuración de la geopolítica mundial post-Segunda Guerra Mundial y “Caída del Muro de Berlín” con profunda relación con la necesaria geo-estrategia actual del capitalismo en el marco de su reingeniería post-crisis de Wall Street. Es decir, la mencionada crisis ha marcado en la Historia un “hecho histórico” que ha llamado la atención del Imperio estadounidense en la necesidad de objetivar sus realidades tanto internas como externas en vista de las confrontaciones derivadas de la ya mencionada crisis cuando se enfrenta a realidades objetivas e inevitables globales.
Como primera consideración mencionemos la región del Asia Central. Geográficamente, la podemos concentrar en la zona que se extiende desde el Mar Caspio hasta las ex-Repúblicas soviéticas cual conjuntamente con la región geográfica del golfo Pérsico, el estrecho de Ormuz y el golfo de Omán, en las actuales realidades, se la podría considerar como la zona más sensible en la geopolítica actual. Las razones serían no solo por los depósitos de crudo y gas sino, también, por ser zonas de tránsito marítimo de extremada importancia para el capitalismo globalizado en la región geográfica que implica no solo la Europa occidental a las fronteras rusas sino aquella que se extiende desde los mares Indico hasta la costa occidental de América del Norte, fundamentalmente.
Profundicemos. La región referida la podemos y deberíamos dividirla en varios sub-conjuntos geográfico-estratégicos. La primera propuesta se correspondería con la extensión e importancia del Mar Caspio. La segunda con los países que son bañados por las aguas del mar Caspio. Como tercer sub-conjunto está íntimamente relacionado con la importancia de Afganistán y Paquistán como puertas de entrada y salida hacia tres -3- regiones geográficas: la India y la salida hacia el océano Indico; la entrada hacia China por la antigua Ruta de la Seda del norte; y el control del golfo Pérsico, por ende, de Irán como nudo geográfico que controla una otra ruta de la seda por el sur y la costa oriental del Mediterráneo y como espacio de llegada de las migraciones provenientes del este de la Siberia cuando los efectos de las lluvias así lo requirieron. Pero el mar Caspio tiene una incidencia muy importante geo-estratégica sobre Rusia y Turquía; en consecuencia, tomando en consideración la Historia de Europa, ambos países han tenido una relación político-diplomático-militar particularmente especial y de confrontación con la Europa central y occidental.
Consideramos la decisión del gobierno de Barack Obama de trasladar los objetivos geo-estratégicos más importantes desde la Europa Comunitaria hacia la región del Asia y el Pacífico como una decisión de Estado. Dicho traslado, por ahora, significa consolidar la presencia militar estadounidense en esa región con bases-islas-portaviones alejados del propio continente asiático en el marco de las seguridades militares y controles geoestratégicos regionales. Para poder impulsar esas nuevas políticas, el gobierno de Barack Obama ha encontrado su contradicción justificativa en China y el desarrollo económico y militar del Imperio del Centro tomando como variables justificativas de base los reclamos territoriales de países miembros de la ASEAN y de Japón cuando los EEUU de América aún su Congreso no han discutido y aprobado la ley del mar correspondiente para su adhesión al marco legal internacional; además, la necesidad geoestratégica de proponerle a China una propuesta cual nos permitimos calificar de “particular” buscando imponerle aceptar garantías de libre tránsito por el Mar del Sur de China cuando en la actualidad ya existen corredores marítimos que garantizan dicho libre tránsito comercial-naviero. Conjuntamente con lo arriba expuesto, Washington busca profundizar y consolidar sus relaciones con la India como contrapeso a la influencia regional de China y su expansivo rol como potencia regional.
¿Qué pasaría con la Comunidad Europea frente a la decisión de Washington de imponer su “nueva política Obama”? En los pasados meses, además de la invasión a Libia por parte de países miembros de la OTAN sin la participación directa de tropas estadounidenses, las políticas de cercar a Siria con el apoyo del nuevo gobierno socialdemócrata de Francia y otros países miembros de la OTAN pero con la participación estadounidense en la esfera de las sanciones al gobierno de Siria además de la reiterada palabra de contener a Israel y su gobierno con la finalidad de evitar que lleve a cabo bombardear a Irán en sus facilidades nucleares, las decisiones de Washington se han convertido en realidades necesarias de “prudencia imperial”; es decir, Washington busca no involucrarse directamente en ninguna otra contienda (está saliendo de Iraq y Afganistán o al menos lo trata) mientras que la crisis interna estadounidense esté presente en los sectores sociales del empleo, suicidio de militares que regresan a los EEUU de América por no conseguir empleo por sus deficiencias educativas y rechazo de ciertos empresarios de emplearlos, las presiones de la industria militar en confrontación con las políticas demócratas sobre el presupuesto militar tanto desde la Casa Blanca como desde el Congreso, los enfrentamientos por las políticas sociales de los demócratas para beneficiar a los sectores sociales en minorías (de género, latinos, afro-americanos, etc) con el partido republicano como con sectores ultraconservadores de la Conferencia Episcopal estadounidense como el Obispo de Nueva York, por mencionar algunas de las contradicciones internas del Imperio. En ese orden, Alemania ha tenido que realizar acercamientos tanto al gobierno de Putin como con el gobierno de Hu Jintao buscando apoyo para una salida inteligente y honrosa a la crisis económico-financiera de la Comunidad Europea con la finalidad, obligado referirlo, convertir a Alemania en la potencia regional europea como lo señaló Soros; es decir, pareciera que se estaría produciendo un cierto resquebrajamiento geopolítica de la Alianza Atlántica.
Decíamos más arriba de la importancia que se está desarrollando en la región geográfica al sur del río Bravo cuando de geopolítica conversamos. Pongamos un sencillo ejemplo. Las crisis en Honduras, Ecuador, Venezuela-Colombia, Las Malvinas, Paraguay, por citar, han sido “manejadas” con la “altura requerida” por los países de la región con las oposiciones permanentes de los EEUU de América y de la ex-colonia británica del Canadá; se han “manejado” y solucionado gracias a la UNASUR que es la contradicción, per se, de la “Doctrina Monroe”. En ese mismo contexto, la decisión del Gobierno del Presidente, Juan Manuel Santos, de conversar por la paz en Colombia con las FARC y, aparentemente, con el ELN, ha recibido, con las prudencias requeridas, todas las solidaridades del caso porque el objetivo fundamental de la América al sur del río Bravo es la paz permanente y el mutuo beneficio respetando los “asuntos internos”. ¿Se convertirá este modelo geopolítico latinoamericano, caribeño y centroamericano en el modelo geopolítico de paz mundial?
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