Sí fotografían a Mónica Lewinsky amarrando el zapato a Bill Clinton, no es nada íd, a Caldera, en la coima

Hay errores que más que tales son heridas en carne viva, la chispa que hace estallar la personalidad.

El discípulo más prometedor de esa secta de Petimetres Jóvenes -PJ- se dejó arrastrar por factores inconscientes propios de enfermos de neoliberalismo y, cuál “Ratón Pérez” se cayó en la olla y la pobre “Hormiguita” lo siente y lo llora.

El inconsciente condiciona el comportamiento del hombre aunque éste no se percate conscientemente, de la misma manera en que la circulación de la sangre en nuestro interior, influye en nosotros aunque no nos demos cuenta. Y esto ocurre para bien o para mal, en múltiples circunstancias y diversas maneras.

Fíjate la arenga del camarada Marquina en la Asamblea Nacional llamando de manera enfervorizada a votar por Hugo Rafael, y fíjate en la de Leopoldo López proclamando la victoria del Comando Carabobo.

Esos carajos lo que están es locos; y, además, se quejan porque a Caldera lo cazaron amarrando la perra.

¿Sí fotografían a la señorita Mónica Lewinsky amarrándole los cordones de los zapatos al señor Bill Clinton, qué de con Caldera en cohecho?

Tracaleros compulsivos es lo que son esos sinvergüenzas petimetres lechuginos y etc.

Desde que se inventaron las excusas ha habido mucho excusado; Capriles es uno de ellos, ahora dice que él no tiene nada que ver con Caldera.

¡Excusado!

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com



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Guillermo Guzman


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