Del 16 al 20 de mayo pasado, en la Escuela Nacional Florestan Fernandes del Movimiento Sin Tierra de Brasil, se desarrolló la I Asamblea Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA. En la misma participaron más de 200 delegados y delegadas de 22 paises, representando a movimientos sindicales, urbanos, campesinos, de mujeres, indígenas, de estudiantes y jóvenes.
Una caracterización continental
La Asamblea se realizó en un contexto continental distinto al de 2009, cuando la idea de la Articulación Continental comenzó a tomar forma luego del Foro Social Mundial de Belem do Pará. De ese tiempo a esta parte, el imperialismo norteamericano ha lanzado una contraofensiva sobre su otrora “patio trasero”: apoyó nuevos Golpes de Estado –Honduras y Paraguay-; incrementó la presencia de bases militares a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe; fomentó la realización de Tratados de Libre Comercio con el bloque de países que luego se constituyó en la denominada “Alianza del Pacífico” (México, Colombia, Perú y Chile); y desplegó una estrategia comunicacional sin precedentes –orquestada desde Washington- contra los procesos de cambio abiertos en nuestro continente, en especial contra Venezuela y Bolivia.
También, claro, hubo otros procesos de rearticulación gubernamental frente a esa contraofensiva, donde los países del ALBA han tenido un papel importante. ¿Cómo puede caracterizarse, sino como un triunfo del ALBA, la presidencia pro tempore de Cuba en la CELAC, primer organismo continental sin la presencia de EEUU ni Canadá? Acá hay que recordar que la isla fue expulsada de la OEA en 1962, bajo el “pecado” de ser “marxista-leninista”. ¿Cómo puede caracterizarse, sino como otro triunfo del ALBA, la presidencia pro tempore de Venezuela en el Mercosur –a partir de junio de 2013- cuando su ingreso había sido bloqueado por la derecha latinoamericana durante 6 largos años?
El papel de los movimientos sociales y políticos en el momento de Nuestra América
Tal como graficamos antes, se trata de un momento de definiciones a escala continental. Porque el imperialismo aprendió la lección de Mar del Plata 2005 y redefinió su estrategia, pero también porque es un momento de posibilidades de avanzar para nuestros pueblos. En ese contexto se realizó la I Asamblea de Movimientos Sociales hacia el ALBA, luego de un proceso de años de encuentro hasta este puntapié dado en Guararema, San Pablo. El saldo organizativo de la I Asamblea es importante: se formaliza la Secretaría Operativa, integrada por delegados de Brasil, Argentina, Cuba, Venezuela y Colombia, para ayudar en los esfuerzos por un desarrollo efectivo de los capítulos locales. También se ha avanzado en la conformación de una comisión coordinadora integrada por dos integrantes de cada país, y se han puesto en marcha algunos grupos centrales de trabajo –comunicación, formación, y movilización/solidaridad-.
En la declaración final, se afirma que “tenemos que asumir el desafío histórico de articular las resistencias y pasar a la ofensiva con un pensamiento original y nuevas propuestas de modelos civilizatorios, que recuperen las mejores tradiciones de nuestros pueblos”. En ese ideario, y bajo el legado de “de revolucionarias y revolucionarios como Bolívar, San Martín, Dolores Cacuango, Toussaint L’Overture, José María Morelos, Francisco Morazán, Bartolina Sisa y tantos otros que de manera solidaria y desprendida entregaron sus vidas por estos ideales”, es que la I Asamblea de Movimientos Sociales hacia el ALBA se ha propuesto retomar las banderas de lucha por la unidad y la hermandad entre todos los pueblos de la Patria grande, libre y soberana.
Desafíos de cara al futuro
Los desafíos de la Articulación Continental, tras su nacimiento formal, son múltiples. En primer lugar, apostar a fortalecer el proceso de construcción de la Articulación en cada país, en cada uno de los capítulos locales. Acá deberían primar las referencias compartidas en cuanto a un horizonte común de construcción y no las diferencias tácticas. El desafío mayor de las organizaciones y movimientos sociales y políticos será el de abandonar mezquindades y sectarimos en pos de unificar una plataforma local amplia, plural, participativa, que exprese los componentes populares de cada país con verdaderos intereses de transformación social.
En segundo lugar, y relacionado con el punto anterior, apostar a un relanzamiento de la lucha de los pueblos frente a los intentos de restauración neoliberal. Este es un aspecto primordial si tenemos en cuenta que la nueva derecha –quien es precisamente la encargada de llevar a cabo dicha restauración- tiene mayor flexibilidad táctica en algunas cuestiones, lo que sin dudas la lleva a ser aún más peligrosa. Un ejemplo que demuestra ello: Henrique Capriles bautizó a su comando de campaña “Simón Bolivar”, cuando los sectores a los que representa políticamente, durante el golpe de abril de 2002, quitaron el cuadro del Libertador de Miraflores y la formulación “Bolivariana” de la República, por negar dicho legado. Es decir: como la evaluación es que no se puede vencer esa “herencia”, por ser legítima reivindicación de los sectores populares, se la reformula y reutiliza en versión edulcorada. Frente a ese panorama de sembrar confusión de parte de la derecha latinoamericana, los movimientos sociales y políticos deben tomar nota de ese viraje discursivo-programático y afinar la caracterización de las fuerzas a las que estamos enfrentando. La (nueva) derecha latinoamericana, en la actualidad, tiene elementos de persuasión que en otros momentos podrían haber sido inimaginables.
En tercer lugar, defender y ayudar a profundizar los procesos de cambio más importantes que tiene nuestro continente. Sin duda, en primer lugar, la Revolución Bolivariana, asediada por el papel que ha tenido en estos 14 años respecto a mostrar que era posible en Nuestra América, en pleno Siglo XXI, repensar y resignificar el socialismo. Pero también Bolivia y Ecuador, principales respaldos de Cuba y Venezuela a la hora de pensar el ALBA institucional. Es impensable pensar el relanzamiento de la lucha de los pueblos a nivel continental si no logramos consolidar y profundizar aún más estas experiencias. La Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA debe tener un papel preponderante en ese sentido, sin entorpecer jamás esas experiencias, sin ir nunca detrás de la agenda de otros.
Con esos tres puntos en el horizonte, y con la perspectiva de lograr una mayor unidad de aquellas experiencias de resistencia frente a los reintentos neoliberales, los Movimientos Sociales hacia el ALBA encaran, ahora si formalmente, un nuevo camino en pos de aportar hacia una segunda y definitiva independencia de nuestro continente.
Licenciado en Ciencia Política UBA