Como hijo de Bolívar y Chávez amo a Colombia, amo a su pueblo, amo a la vida y paz de su pueblo, Colombia fue y es razón de lucha libertaria, su paz, es la paz del continente, es nuestra paz, por ello invoco a todas las fuerzas del bien, de la vida, del entendimiento, para que comience en esa patria bolivariana a reinar la paz, para que los niños corran y jueguen sin miedo, para que el campesino siembre sin temor, para que la gente se mire a los ojos y no desconfíen, para que las bombas y los disparos se enmudezcan por siempre, para que la juventud pueda avanzar y abrazar la ancianitud en el futuro de los años, para que la cumbia. El vallenato, el joropo y la salsa, no le canten más a la tristeza y a la desgracia y le entone sus notas de alegría y felicidad a la paz, a la convivencia, a la patria unida, a la vida pues.
¿Es la guerra una rara y maligna enfermedad?
Es la guerra la ausencia del poder del razonamiento y donde el uso de la fuerza y las armas sustituye el sentido lógico de la palabra, el dialogo y la conducta racional del respeto a la vida, donde entonces los síntomas de la perversión y la maldad carcomen el cuerpo del pueblo, afectan el metabolismo de la patria y colapsa llenando de tristeza los días de la naciones; la guerra es una locura maligna y feroz.
Colombia vive una guerra, muy larga son más de 60 años de horrendas acciones y dantescos episodios, supremamente desgarradores han sido sus capítulos, sin benevolencia y con acciones o consecuencias que generan un genocidio con más de 5 millones de bajas de este horroroso y horrendo drama de violencia y muertes de guerra.
Su inicio ésta marcada por la acción de lucha y defensa de un vasto sector campesino que enfrentaba y trataba de escapar de los genocidios que los “chulavistas” (hombres armados del ejercito o policía), sembraban en el pueblo colombiano, ahí está el propio padre de Manuel Marulanda (muerto por esta figura asesina) que le fue incendiada su casa y desato la reacción del quien ha sido y fue el gran conductor de estas históricas fuerzas guerrilleras; esas acciones de guerra, nos permiten hacer una nítida lectura de como la oligarquía cuando se ven amenazados recurren, apelan y usan, todo lo más cruento y poderoso de las armas, ya que ellos no aceptan que la marea insurgente de un pueblo luche, reclame y tenga derechos, libertad, tierras, igualdad y justicia; Siempre la oligarquía negara y privara al pueblo del derecho a la vida.
Como puede verse aquí aplica la frase de que; toda guerra que se prolonga, cambia de naturaleza, más de 6 décadas de guerra es un lapso muy largo de tiempos, de muertes y tristeza.
Fue la muerte de Jorge Eliecer Gaitán (un malévolo asesinato de un gran líder) la que encendió una mecha en el pueblo y su vanguardia dirigencial y acá se evidencia como cada guerra comienza entonces a hacer uso de cualquier instrumento o arma, que considere útil y contundente, para enfrentar a esta máquina de muertes inundadora de sangre en el pueblo colombiano. Como se ve, desde allí se evidencio un descarrilamiento del apego y respeto al orden constitucional; cuando la vida se desbarranca, la muerte toma vuelo!!.
Revisando la historia esta nos dice que todos (yo diría que casi todos) los presidentes colombianos han “querido” lograr la paz, y poco o nada se ha logrado.
Colombia desde el pasado noviembre del 2012 asiste a un nuevo proceso de diálogo para que se den negociaciones y se acuerde la paz, allí acuden las fuerzas insurgente y el gobierno colombiano, la valerosa Cuba sirve de escenario y nuestro gigante Chávez (fue y es) el impulsor de esta imperiosa iniciativa, nuestro gobierno facilito el camino y existen naciones, lideres y valiosos políticos acompañando y observando en apoyo a este esfuerzo para acabar con ese aterrador conflicto armado.
Cuando las guerras son largas prolongadas y de suma violencia, la negociación por la paz se convierte en la victoria de todos y para todos, es decir; con la paz nadie pierde,, todos triunfan, ojala triunfe el pueblo Colombiano.
Toda paz obtenida después de una guerra, exige que ésta tenga y se acompañe de un nuevo derecho y se elimine la violencia tanto en la estructura que la acuerdan, como también y más grande aún, en el pueblo y sus relaciones, respetando la vida de quienes participan.
En este proceso de diálogo y de negociación ya se logró un acuerdo el pasado 26 de mayo en el tema agrario; es esto un avance sin lugar a duda y aunque éste será válido si se da un total y absoluto consenso en los 4 restantes puntos del temario a negociar, es y debe verse así, este primer acuerdo como el dialogo y el entendimiento puede lograr, las ansias de paz que los bandos tienen, la capacidad de negociación y acuerdos entre ambos; es decir, si es posible avanzar en la construcción de la paz, con respeto, sin hipocresía, sin engaños, sin atropellos, sin demora y sin apuros, sin agendas ocultas, con verdad, honestidad, responsabilidad y mucho amor al pueblo colombiano, si esta Titánica tarea histórica sigue así, la victoria será de la paz.
Dos acontecimientos recientes empañaron esta negociación, el primero la visita del perverso Capriles Radonski y su reunión con el presidente Santos en el palacio de Nariño, evento este que injustamente es y se lee como el otorgamiento de un espacio a quien es un factor de desequilibrio del orden y funcionamiento de la democracia venezolana, un espacio dado al fascismo, es un golpe que se le propina a la vida y a la democracia.
El otro acontecimiento fue el anuncio hecho del deseo de Colombia de ingresar en el bloque militar de la alianza del atlántico norte (OTAN) y que origino el rechazo de las naciones del sur de este continente, ambos eventos nada ayudan al proceso de paz, al contrario perturban y dan palos al trabajo que nuestra nación, revolución y nuestro presidente hacen para que sea la paz la consecuencia del esfuerzo del dialogo.
Pero podemos y tenemos que seguir, no solo apostando y deseando la paz, debemos luchar hasta conseguirla, este martes 11 se reanudan los encuentros y conversaciones, allí se inicia el tartamiento a un valioso y útil tema y es el referido a la garantía para la participación política de las fuerzas insurgente, si este tema se acompaña de éxito es altamente probable que el conflicto armado tome otro rumbo y se dé el objetivo o toma de cese de la violencia armada.
Luego vendrán otros temas como lo es la solución del fenómeno de drogas y narcóticos, la reparación de victimas que el conflicto ha dejado y así, dar paso a la justicia y la paz.
Todo esto implica tratar y acordar asuntos, allí ésta la esencia y poder de la inteligencia del dialogo, allí radica la naturaleza de la importancia y urgencia de la paz, tenemos fé y deseos que la disposición, voluntad, animo y acción que estos encuentren arrojaran y esperamos que se derrote a la intolerancia y a la guerra.
Mientras tanto nosotros confiamos en que los esfuerzos de nuestro Chávez servirán para la paz, para la integración, para la conformación de un nuevo bloque hegemónico, para la instauración de una lógica de felicidad y vida, seguiremos pendientes y atentos prestos y dispuestos seguiremos luchando para que la paz reine en Colombia.
“La paz de Colombia, es la paz de nuestros días, continente y futuro, la paz en Colombia será un tributo al gigante y eterno Chávez”.