Corría a velocidad de estos tiempos el 20 de mayo del 2013 y tres cartas sin remitente y con ricina no llegan a entrar en las instalaciones de la Casa Blanca, eran dirigidas a Barack Obama y en ella se leía “Tendrás que matarnos a mí y a mi familia antes de llevarte mis armas”. Según el servicio secreto a cargo de seguridad del presidente norteamericano, epístolas similares sin huellas dactilares también fueron enviadas al Alcalde de New York, Michael Bloomberg. La actriz de la serie 'The Walking Dead', parece que fue la responsable.
De modo que cualquier carta dirigida a un presidente norteamericano, tendría para su entrega y lectura un protocolo máximo y diferente que de los otros mortales. Sólo Chávez, el fallecido presidente venezolano, aprovechándose de la “V Cumbre de las Américas” en Trinidad y Tobago, en un gesto de búsqueda de amistad y por el talante beligerante que lo acompañó, le obsequia a Barack Obama de su mano el libro, “Las venas abiertas de América Latina”, un modo además, de poner en relieve la historia del saqueo de que hemos sido objeto por los imperios europeos.
No nos consta si el negro, el afro descendiente u hombre de color que gobierna el coloso del norte, echó mano y lectura del libro y con ello pudo deambular por nuestra historia de saqueo y cómo las armas fueron las llaves para el dominio atroz, que se pensó había quedado en el siglo XV y XVI, recurrente hoy con fuerzas por las apetencias en las energías y materias primas que les pertenecen como recursos a los pueblos que surcan los paisajes de estos.
Lo cierto es que se obsequió al primer presidente de origen africano en Norteamérica, un libro de uno de los pensadores y escritores más preclaros y contemporáneos de nuestra “patria grande”, encontrarle significado al poema a nuestra historia del secuestro, desvalijamiento y violencia en que los imperios que no conocen de amistad sino de intereses, son capaces de hacer, ¿se tomaría el tiempo el presidente para encontrarle mensaje al libro?
Pero claro, el significado es hoy, en esta fase de la lógica del capital una apropiación, la propiedad privada de la palabra, de sus conexiones y su estructura está a la orden del día, nuestra lucha también y fundamentalmente es, una lucha contra esa apropiación, contra la mentira colectiva de sofisticados laboratorios que se cuelan a través de falseados textos, la palabra también ha sido inoculada con una fuerza que tiene calibre de misil, en este punto nos encontramos, Irak, Afganistan, libia y ahora Siria son los tenores simulados.
En mi opinión, el obsequio, quiso ser más que un gesto, viniendo de la política exterior venezolana que ha desarrollado una peculiarísima manera en la diplomacia hacia los Estados Unidos, que si bien es cierto entiende que la coherencia es una máxima de política exterior y con ello certezas, seguridades y convencimientos en las estrategias, las tácticas no necesariamente tienen el mismo contenido y desde Venezuela se viene quebrando cualquier posibilidad de certeza en el ámbito de los encuentros.
Cerca y fresca en el tiempo tenemos el momento cuando el presidente Chávez, no olió la ricina, que es una permanente postal en las instituciones norteamericana sino el azufre que desde “el más allá” permaneció en “el más acá” del pedestal de oradores presidentes en la Asamblea General de la ONU en septiembre del 2006.
Hoy cuando las señales que manifiesta el Departament of Homeland securyty norteamericano, así como el despliegue de la Nueva Doctrina Estratégica de Acción Anticipadora de Guerra Preventiva, que en sus apotegmas está “llevar la lucha hasta el enemigo en lugar de confiar en la disuasión y la contención…”, no nos queda duda que no puede haber carta que varga, pues no son los gestos lo que marcan la real politk, sino el reagrupamiento de fuerzas, cosa que parece comenzar a activarse por la terquedad de la ambición sin límites que se propicia desde las corporaciones que dirigen al coloso del norte.
Pero que podemos hacer desde Venezuela y países latinoamericanos sino gestos honrosos y dignos, de estrategia firme y principistas del gran fantasma que nos recorre al desenvainar la espada de Bolívar como mundo de equilibrio y paz.
Una carta sin ricina y con aroma a Luther King y fantaseando en su sueño envía el presidente venezolano Nicolas Maduro Moros a su colega norteamericano Barack Hussein Obama; la misma es una advertencia sin amenaza sino como consejo y exhortación, así la interpreto. Me recuerda a una canción popularizada en Venezuela, llamada “esa carta desgraciada”, donde el destinatario de la misma, al entender lo que le dice, pasa toditas las noches pensando y de tanto mirarla y leerla la tiene apretada y estrujada y pasa el calendario y pasan los días y se sigue complicando porque sin querer es un consuelo, concluye que la carta es desgraciada porque le ha dicho tantas cosas que no entiende nada, entonces pide que venga la oscuridad para romper la carta que le envió soledad.
Parece que oscuridad se acerca y la reunión del G20, adjetiva y da la estocada, ¿en una encrucijada Obama?, ¿cómo confluye el nobel de la paz aquí?, la pregunta de la periodista sueca, vino como anillo al dedo “Me preguntaba: ¿Podría describir el dilema de ser un ganador del premio Nobel de la Paz y prepararse para atacar a Siria?”, dijo la periodista, la respuesta, un presidente vacilante y desestabilizado, que sigue las orientaciones de las corporaciones de la violencia, del armamentismo y la destrucción, pues refirió que había que leerse su discurso cuando recibió el galardón, donde dice que “no se merecía el premio”, algo así como que cayeron por inocente o que lo obligaron a aceptar el laurel, pues a diferencia de Rigoberta Menchu (premio nobel 1992) o la madre de Calcuta(premio nobel 1979), sólo por nombrar dos mujeres, él es el presidente del país más poderoso de la tierra y no puede seguir la voluntad del Alfred Nobel, por cierto otro sueco.
Pero Nelson Mandela también fue Premio Nobel y presidente, los dos son de la misma progenie , diferencia: el gringo es defensor del poder más cínico que hoy cabalga en la tierra, y tal como el capítulo 16, versículo 16; Armagedón en la tierra, sigue oliendo a azufre…
Pero esta confluencia no es sólo de Obama como individuo y presidente, ni siquiera la figura de la presidencia norteamericana, veo allí el paso configurador de un pentagrama estratégico para los años por venir en la política norteamericana, Rusia y China enseñan músculos muy cerca, lo impredecible del Chávez en política exterior vive y acecha, los pasos se piensan más allá del entendimiento cauteloso, la “carta desgraciada" no deja dormir, pues también se le agrega la de Adolfo Pérez Esquivel, otro de la patria grande y premio Nobel de la paz 1980.
La palabra comienza a desnudarse en un mundo que deja de ser epistolar…
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