“Ha llegado a esta, felizmente, la expedición venezolana, sin pérdida del menor objeto de los que fueron consignados. En ninguna circunstancia mejor que en la presente podía habernos auxiliado con esta remesa de armas y municiones”.
Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria Cubana, Los Charcos, Cuba, julio de 1871.
Atrás, para la historia, van quedando los hechos y episodios solidarios que hermanan los pueblos, en este caso al venezolano y al cubano en la común lucha por la libertad, la democracia auténtica, participativa y la justicia social.
55 años se cumplieron el 6 de diciembre que de Venezuela, por el Aeropuerto de Maiquetía, del entonces Departamento Vargas del Distrito Federal, a las 10 de la noche, salió para la Sierra Maestra, en el Oriente de Cuba, un avión contentivo de ochenta y cuatro cajas de armas y municiones, cuyo peso total fue de siete toneladas. En dichas cajas iban 10.000 tiros 30.06, 100 granadas de demolición, 150 fusiles garands, 20 fusiles ametralladoras Browing, 10 ametralladoras calibre 30 de trípode con su parque y cinta metálica.1
Recordar aquel hecho, de significativa importancia histórica es importante para el conocimiento de nuestro pueblo, de los revolucionarios bolivarianos, socialistas y comunistas que desconocen el aporte que hizo el gobierno del entonces presidente Wolfgang Larrazábal Ugueto y la Junta de Gobierno y las Fuerzas Armadas en la persona del fallecido Coronel Hugo Trejo y otros altos jefes militares como el Capitán de Fragata, Héctor Abdelnour Musa, el Teniente de Navío, Alberto Taylhardat. Aun cuando las armas llegaron ya casi al final de la lucha armada y casi un mes antes del triunfo de la Revolución, las mismas jugaron un papel relevante en la importante batalla de Maffo, preludio de la toma de Santiago de Cuba y aquí doy a conocer lo que pudiera decirse es la historia en buena parte desconocida de aquellos hecho y otras circunstancias concomitantes con el mismo ocurrida hace un poco más de 55 años.
Hay que señalar que ese gesto del presidente venezolano de entonces, Wolfgang Larrazábal de solidaridad con la lucha revolucionaria del pueblo cubano contra la dictadura de Batista enviando un lote importante de armas no fue el único en nuestra historia, ya el presidente Antonio Leocadio Guzmán Blanco, cuando los patriotas cubanos encabezados por el Padre de la Patria cubana, Carlos Manuel de Céspedes, se alzaron, en 1868, en armas contra España. Un barco con armas y pertrechos y combatientes venezolanos salió de nuestras costas a luchar junto a Cuba en la lucha contra el colonialista español. No pocos alcanzarían altos grados militares o regarían con su sangre el suelo cubano, envueltos en la bandera de la estrella solitaria, creada por otro venezolano, Narciso López en 1849.
LOS QUE VIAJARON A CUBA EN EL AVIÓN QUE LLEVABA LAS ARMAS A LA SIERRA MAESTRA
Siete personas iban a bordo de aquel avión C-46 comprado con dinero del M-26-7 Sección Venezuela, seis cubanos y un dominicano. El piloto fue J. R. Segredo; co-piloto: Humberto Armada; Enrique Jiménez Moya (patriota dominicano posteriormente asesinado por el dictador Trujillo), Luis Buch Rodríguez (Coordinador del M-26-7 para todo el exilio), Guillermo (Willi) Figueroa, Manuel Urrutia Lleó (Presidente de Cuba en armas) y Esperanza Llaguno.
El plan de vuelo del avión, con la ruta ficticia: Maiquetía-Kingston-Miami, era en verdad: Maiquetía-Sierra Maestra. La ruta imaginaria se debía a que llegado el avión a la Sierra Maestra, descargadas las armas y el personal, podía regresar a tiempo a Kingston, para evitar que la nave fuese declarada como desaparecida, lo que en una búsqueda internacional pudiese descubrir el plan de vuelo irregular y toda la operación. Después de un viaje de unas tres horas llega la nave al improvisado y polvoriento aeropuerto de Cienaguilla, en las estribaciones de la Sierra Maestra, es recibido por el Comandante rebelde Crescencio Pérez.
Al día siguiente, 7 de diciembre, se producirían las elecciones y los pronósticos eran que las mismas las ganaría Rómulo Betancourt, quien no aceptaba el liderazgo del Movimiento 26 de Julio en la lucha insurreccional y mucho menos admitía la proyección de Fidel Castro, ello le impuso a la dirección del M-26-7 en Venezuela el día 6 como el único posible para sacar al exterior el cargamento de armas por el cual se trabajó durante prácticamente todo el año 1958.
Incluso, el gobierno criminal y asesino de Batista trató, a última hora, de detener la partida de las armas a través del Agregado Militar del gobierno tiránico, Pedro Barreras. El entonces presidente provisional de Venezuela, Dr. Edgar Sanabria, pasando por encima de Larrazábal, al parecer comisionó al Director de la PTJ para que se dirigiera al Aeropuerto de Maiquetía y detuviera la salida del avión, pero el funcionario llegó tarde y el avión había despegado.
Es de señalar que esta operación secreta, de solidaridad con la lucha revolucionaria cubana tenía todo el visto bueno del entonces Presidente Wolfgang Larrazábal y contaba con el apoyo de los diferentes mandos militares a quien competía participar en la misma. Estando ya el avión en la pista, recuerda Francisco Pividal, el Capitán de Fragata, Héctor Abdelnour Musa, se acuerda que Larrazábal quería enviarle a Fidel Castro un fusil automático ligero (FAL) como regalo personal, pero no había en esos momentos esa arma, entonces el Teniente de Navío, Alberto Taylhardat, toma su FAL y se lo entregó a la comitiva para que se lo entregaran a Fidel en nombre del presidente de Venezuela.2
ANTECEDENTES DEL PROCESO PARA OBTENER LAS ARMAS POR PARTE DEL M 26 DE JULIO
Todo comenzó unos meses atrás, cuando el 22 e febrero de 1958 se funda en Venezuela, a un mes escaso de la caída del dictador Pérez Jiménez, el Comité en el Exilio del Movimiento 26 de Julio, que quedó integrado por Francisco Pividal Padrón, Coordinador Nacional; Oscar Villar Fernández, Tesorero; Juan José Díaz del Real, responsable de Propaganda y Relaciones Públicas; Sergio Rojas Santamarina, Coordinador Político; Jorge Rodríguez González, Coordinador del Comité M-26-7 del DF; Gustavo Arcos, Delegado Especial, por 3 meses.
En su primera reunión el recién fundado Comité se plantea, entre sus variadas tareas por lograr desarrollar un movimiento de solidaridad por parte del pueblo venezolano con la causa cubana, la lucha armada contra la dictadura sangrienta de Batista y el establecimiento de zonas liberadas a partir de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra y otros lugares de Cuba, la obtención de recursos económicos y armas que serían enviadas a Cuba clandestinamente.
Ya para el mes de junio son fundados en toda Venezuela 36 seccionales del M-26-7 y habían logrado recaudar a través de diferentes actividades financieras la cantidad de 219,579, 51 dólares. Ello habla de la intensa actividad que desplegó entonces en Venezuela el grupo exiliado y la Coordinación Nacional del M-26-7.
La búsqueda de armas fue siempre una preocupación del movimiento insurreccional cubano, así se lo plantearon emigrados y exiliados y por diversas vías llegaron a Cuba modestos lotes de armas adquiridos en el mercado negro y a precios exorbitantes. Por ello cobra enorme importancia histórica el envío de las armas venezolanas, que aunque no decisivas para el destino de la guerra, fueron de enorme utilidad para decidir una de las últimas batallas en la Sierra Maestra, la batalla de Maffo, el 30 de diciembre de 1958.
Un prominente cubano Luis M. Buch, Jefe del Movimiento 26 de Julio en el exterior y quién fue testigo de excepción de aquel hecho del transporte del armamento enviado por el Gobierno venezolano, porque fue pasajero del avión. En la extensa entrevista se referirá al asunto de las armas.
“Las gestiones para el envío de armamento desde Venezuela a la Sierra Maestra se concretaron finalmente en los primeros días de noviembre de noviembre de 1958.
El presidente Wolfgang Larrazábal entregó las armas y el pueblo venezolano, con la campaña “La La Marcha del Bolívar a la Sierra Maestra”, financió la compra de un avión carguero C-46 para transportar los pertrechos.”3
Continúa Buch sus recuerdos de aquel trascendental acontecimiento.
“Fidel envió un cifrado, por medio de Radio Rebelde, donde ordenaba que el avión partiera el 6 de diciembre a las 8:30 p.m., para arribar a Cuba pasadas las 12, e indicó quiénes deberían viajar, Iríamos Urrutia, su esposa, Esperanza Llaguno, y un hijo de ambos; el comandante Luis Orlando Rodríguez; Enrique Jiménez Moya; el capitán Willy Figueroa Alfonso, y yo.
Recuerda con exactitud la cuantía de las armas enviadas.
“El 7 de diciembre de 1958 (…) arribó a la Sierra Maestra el mayor apertrechamiento recibido por el Ejército Rebelde: 150 fusiles Garand, 100.000 cartuchos 30-06, 10 ametralladoras de trípode calibre 30 con sus cintas, 20 fusiles ametralladoras Browning, una caja de granadas y un fusil Fal, que el jefe del Apostadero Naval de La Guaira, el teniente de navío Carlos Alberto Taylhardat, le envió a Fidel, en “reconocimiento y admiración a su bravura. Luis Orlando Rodríguez fue el portador del obsequio. Recuerdo que estando en la Comandancia General de la Rinconada, en más de una oportunidad vi a Fidel dispararle con aquel FAL a las avionetas que sobrevolaban el lugar,”3
EL HISTORIADOR FRANCISCO PIVIDAL RELATA DSOBRE LA BATALLA
DE MAFFO Y HACE OTROS IMPORTANTES APORTES HISTÓRICOS
Al referirse a ello dirá el historiador Francisco Pividal Padrón: “Fidel en persona, entrena a los combatientes de Maffo y ordena que a ese combate se lleven las armas de Venezuela, porque el efecto sicológico de su empleo favorecerá al Ejército Rebelde en la misma medida que desmoralizará a las tropas de la tiranía, acostumbradas a escuchar disparos con armas muy variadas, mientras en esta ocasión, habrán de sorprenderlos desagradable y aterrorizadamente las detonaciones producidas por un potencial de fuego con armamento uniforme y de grueso calibre, situación a la que jamás se había enfrentado el ejército de Batista.”4 Dos días después caería el tirano.
Pividal había sido, durante su estancia en Venezuela, profesor de Escuela de Aviación Militar, ello le sirvió para iniciar los contactos a ese nivel, pero no a través de oficiales en servicio sino a través de un amigo íntimo, Hugo Montesinos Castillo, quien había sido expulsado del Ejército cuando defendió el gobierno de Gallegos del golpe de Pérez Jiménez-Delgado Chalbaud en 1948. Ganado para la idea de ayudar la causa revolucionaria cubana que lideraba Fidel, busca contactos con el Coronel Hugo Trejo, se reúnen con éste el 17 de abril de 1958, en la casa de la madre política de Trejo, Doña Josefa Fernández de Mogollón, en Bella Vista. Estaban presentes, además de los nombrados, el amigo fraterno de Pividal, Pedro Rojas.
Señala Pividal al referirse a esa entrevista: “Trejo se expresaba pausadamente, pero con solidez y determinación. Con cada juicio emitido o pregunta formulada su mirar se entrecruzaba con el de Montesinos. Diríase que procuraban una aquiescencia mancomunada. Más o menos se interesó por las mismas inquietudes evidenciadas por Montesinos, aunque dejó bien en claro que su apoyo no dependería de las dudas que pudieran surgirle, sino más bien necesitaba una información veraz y completa para cubrirse y no caer en un fuego cruzado. Exigió, eso sí, la más absoluta compartimentación.”5
EL CORONEL HUGO TREJO SE CONMPROMETIÓ A DARLE LAS ARMAS A LOS CUBANOS
El Coronel Trejo se comprometió entregarle a los revolucionarios cubanos el lote de armas. Les dijo que la procedencia sería de un lote de armas sin inventario entregadas a Venezuela por el gobierno norteamericano con miras a sustituir el fusil automático Fal (belga) por el nuevo modelo norteamericano. Dijo, antes de concluir aquella reunión, que las armas permanecerían guardadas y embaladas en el Cuartel San Carlos hasta el momento de su envío para la Sierra Maestra. “Una sola condición nos impuso el coronel Trejo –señala Pividal– la entrega se efectuaba como una donación del espíritu revolucionario del pueblo de Venezuela al pueblo de Cuba.”6
Conocidos son los acontecimientos de entonces, cuando el coronel Hugo Trejo intenta un golpe de Estado contra Larrazábal y éste lo extraña del país como Embajador de Venezuela en Costa Rica, después de develado el complot.
¿Qué pasaría con las armas que irían para la Sierra Maestra?
Trejo cumplió parte del trato: ubicó el lote de armas en el Cuartel San Carlos y allí permanecieron hasta finales de noviembre, a su salida para La Guaira el 6 de diciembre de 1958. ¿Cómo se entera el M-26-7 de Venezuela?
Una vez que Trejo ya es Embajador oficial de Venezuela en Costa Rica, parte para ese país hermano el Delegado Especial de la Seccional Venezuela del M-26, Gustavo Arcos. A su regreso expuso que, según escribe Pividal, “el Coronel-Embajador se mostró desagradado y sorprendido de que las armas continuaran almacenadas. Censuró acremente la poca osadía, decisión y coraje, demostrados por las más elevadas instancias de los mandos militares, en particular, y del Gobierno, en general.”7 Pidió se lo mantuviera informado a través de Montesinos.
Ante las circunstancias del giro que habían tomado las cosas con la salida de Trejo, la Dirección Nacional de la Sección Venezuela se reúnen para buscar posibles soluciones que permitieran plantear al más alto nivel la problemática de las armas almacenadas en el Cuartel San Carlos, muchos apuntaron hacia al contralmirante Larrazábal, presidente de la Junta Provisional de Gobierno, simpatizante de la lucha de los rebeldes de la Sierra Maestra. Se continuaron los contactos con Hugo Montesinos Castillo y con el periodista y presidente de la Junta Patriótica, Fabricio Ojeda, militante de URD, únicos enterados del plan.
En el administrador de Radio Caracas TV, René Estévez recayó el contactar con el presidente Larrazábal. Eso dio pie, simultáneamente, a ampliar el círculo de influyentes amigos dentro del Ejército: “Por la marina, y muy próximos al Contralmirante, se hallaban: el capitán de navío, Miguel Rodríguez Olivares, el capitán de fragata, Héctor Abdelnour Musa, el teniente de navío, Carlos Alberto Taylhard y López Conde, jefe de la infantería de marina. Por el ejército: el mayor Carlos Julio Mora y el para entonces teniente (r) Hugo Montesinos Castillo. Por los civiles: senador, Alberto Ravell; diputado, Raúl Ramos Jiménez, y Marcelino Madriz.”8
Larrazábal, hombre honesto pero sin malicia política, quizás algo ingenuo, cae en la trampa que ha tendió Rómulo Betancourt y AD y los sectores de la oligarquía, de llamar ese mismo año a las elecciones generales, en vez de consolidar el poder revolucionario y popular que él encarnaba. El partido Comunista no entiende que la situación que vive Venezuela en ese momento es distinta a la de antes del ‘58, que la correlación de fuerzas había cambiado y había que profundizar las conquistas democráticas, convertir la Junta Patriótica en un poder paralelo, y cae también en la misma trampa democratista, unitarista donde, meses después, serán segregados los revolucionarios a sangre y fuego. Se había perdido una oportunidad irrepetible y torcido el rumbo de Venezuela. Después el aventurerismo de los renegados del PCV y el MIR Teodoro Petkoff, Américo Martín, Pompeyo Márquez y otros complicarían las cosas con el tiempo teniendo gran responsabilidad en el fracaso de la lucha armada en Venezuela.
Las armas no terminaban de salir y ya el carnaval electoral, con su inicio de fraudes, trampas, sectarismo y manipulaciones comenzaba en la Venezuela bipartidista. Larrazábal acepta el 13 de noviembre ser candidato de URD, el 15 se retira de la presidencia y es nombrado Edgar Sanabria presidente de la Junta de Gobierno, y el 17 lo postula el PCV.
RÓMULO BETANCOURT INTENTA EVITAR QUE LAS ARMAS LE LLEGUEN A FIDEL CASTRO.
EL PRESIDENTE LARRAZÁBAL RATIFICA EL ENVÍO DE ARMAS A LA SIERRA MAESTRA
La lucha política venezolana obviamente afecta de una manera u otra las luchas libertarias de los cubanos aquí residentes. Ya lo de las armas no es un secreto, entonces sectores cubanos diferentes al M-26-7, como Prío Socarrás, Tony Varona buscan su “cuota” de esas armas. Betancourt, fuerte ganador de las elecciones, les dice a los delegados de la Sección Venezuela que lo visitan, que no sólo el M-26-7 está combatiendo en Cuba, otras también como el Directorio Revolucionario, la Organización Auténtica, las que también deben recibir apoyo, que las armas depositadas en el San Carlos, deberían distribuirse más “equitativamente”.
Los cubanos salieron alarmados de aquella reunión, pues estaban seguros que de ganar Betancourt se tendrían que despedir de las armas y de los proyectos posteriores también en marcha. Se dirigen entonces a la casa de Larrazábal en Santa Mónica, van Francisco Pividal, Luis Orlando Rodríguez y Luis Buch, le plantean lo conversado con el candidato de AD y sus impresiones. “Con mucho aplomo –cuenta Pividal– y recalcando sus palabras, nos manifestó con energía y firmeza que él era Presidente de Venezuela y, por tanto, sólo él dispondría de cuándo y a quienes se entregaría las armas”.
Casi a quemarropa, aludimos también a la posibilidad de perder los pertrechos. Con extraordinaria valentía, respondió:
‘¡Venezuela se ha comprometido y su Presidente cumplirá!’
Un fuerte abrazo selló aquella expresión de bizarría inaudita.
Sólo nos quedaba esperar el momento oportuno para que el Contralmirante diera curso a la salida de las armas.”9
El Movimiento 26 de Julio adquirió en Colombia un avión Curtiss C-46 comprado a la empresa Avianca, bimotor muy potente capaz de alcanzar grandes alturas Esta nave se utilizó mucho por el Ejército de los Estados Unidos del Norte durante la 2ª Guerra Mundial como transporte de tropas y equipos.
El dinero recabado en la campaña financiera llamada la Marcha del Bolívar para la Sierra Maestra, será utilizado para la compra de la aeronave. Para la legalidad de la operación un miembro del M-26, Seccional Venezuela, Oscar Villar, que era a la sazón gerente de una reconocida empresa de seguros, actuó como comprador, luego se conformó la compañía Mofilonian Air Company para carga aérea entre Venezuela y la ciudad de Miami, USA.
EL COMANDANTE FIDEL CASTRO AGRADECE AL PRESIDENTE LARRAZÁBAL POR LAS ARMAS
A finales de noviembre de 1958 los camiones que transportan las armas son cargados y estacionados durante una semana cerca de la autopista Caracas-La Guaira, esperando la orden de llevarlas hasta el avión estacionado en el aeropuerto, tarea a cargo de las FAV.
El 12 de diciembre de 1958, el Comandante Fidel Castro, en demostración de agradecimiento, le escribe una carta al presidente Wolfgang Larrazábal.
“Admirado amigo:
¿Qué puedo decirle después de su noble y espontáneo gesto? Hay que llevar dos años luchando contra todos los obstáculos, las armas confiscadas antes de llegar a Cuba, los frutos de los sacrificios económicos de tantos compatriotas perdidos la mayor parte por la persecución de los gobiernos, para comprender con cuanta emoción y gratitud recibimos la ayuda que usted nos envía a nombre de Venezuela.
Desde hoy le digo que cualquiera que se la posición que usted ocupe en el país, la más alta o la más modesta, para nosotros será siempre el primero de los venezolanos.”
Fidel Castro Ruz10
Las armas donadas por el Gobierno de Venezuela al Ejército guerrillero que luchaba en la Sierra Maestra se utilizó, como se dijo, en la batalla de Maffo. El dirigente Luis M. Buch quién viajo en ese viaje que llevó las armas a Cuba se refiere a eso.
“El Bautismo de fuego de los fusiles y ametralladoras yanquis donadas por los venezolanos fue en Maffo. Aquellas armas iban a ser muy útiles, si por fin llegara a darse la Batalla de Santiago de Cuba.”11
La importancia de La Batalla de Maffo, que duró 20 días, del 10 al 30 de diciembre, fue un hecho de guerra determinante para el triunfo de las tropas revolucionarias, pues fue el preludio para la toma de Santiago de Cuba. Su triunfo permitió a los rebeldes el control militar de la estratégica Carretera Central y con la captura de Palma Soriano prácticamente se tomaba a Santiago de Cuba y a Bayano.
Vista en la perspectiva de 55 años, al evocar la Batalla de Maffo, la periodista Marta Cabrales de Prensa Latina, señala en un reportaje: “Los orificios de balas en las paredes del Banco de Fomento Agrícola e Industrial (Banfaic) y recuerdos de lugareños evocan la batalla de Maffo, librada durante 20 días en diciembre de 1958 como preludio del triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959.
En ese poblado del actual municipio de Contramaestre, que era entonces un barrio de la jurisdicción de Jiguaní en la antigua provincia de Oriente, con unos 13 mil 200 pobladores, tuvieron lugar encarnizados combates entre el Ejército Rebelde y tropas del tirano Fulgencio Batista.
Desde el 10 hasta el 30 de diciembre de 1958 la pequeña demarcación fue sacudida por los enfrentamientos armados, que se concentraron en las instalaciones del Banfaic, donde se atrincheraron las fuerzas enemigas en una firme resistencia que prolongó las acciones, dirigidas por el Comandante Fidel Castro.
El libro De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba, la Contraofensiva Estratégica, del líder histórico de la Revolución Cubana, apunta acerca del panorama de tierra arrasada que dejaron los incesantes ataques de la aviación, con bombas de 500 libras, incapaces de vencer el cerco rebelde.
Igualmente se registra la intensificación de las arremetidas, durante los últimos tres días, por las columnas uno y tres, así como el reforzamiento con un tanque T 37 arrebatado a las huestes del dictador y movilizado desde las cercanías de Manzanillo.”12
Citas
1 PIVIDAL, Padrón Francisco, El Movimiento 26 de Julio en Venezuela y quienes lo apoyaron, Ediciones Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, México 1996.
2 PPF, ob. cit. p. 296-297
3 BUCH, Luis M. y SUÁREZ Reinaldo, Gobierno revolucionario cubano, primeros pasos, p. 26/27, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2009.
4 PPF, ob. cit. p. 305.
5 PPF, ob. cit. p. 229.
6 PPF, ob. cit. p. 230.
7 PPF, ob. cit. p. 233.
8 PPF, ob. cit. p. 242.
9 PPF, ob. cit. p. 265.
10 PPF, ob. cit. p. 304.
11 SUÁREZ, Reinaldo, BUCH, RODRÍGUEZ, Luis M., Un insurreccional de dos épocas, con Guiteras y Fidel Castro, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2001.
12 CABRALES, Marta, Las armas llegaron a Cuba, ni Batista ni Rómulo Betancourt pudieron impedir que llegaran. Cuba: Maffo, 55 años después de la batalla. Corresponsal de Prensa Latina en Santiago de Cuba,
13 RUÍZ MIYARES, Oscar, La común historia de Cuba y Venezuela, Capítulos: Narciso López, el venezolano que le dio a Cuba la bandera de la estrella solitaria, Presencia venezolana en la Guerra de Independencia de Cuba. Ediciones de la Universidad Bolivariana de Venezuela UBV, 2ª edición, Caracas, 2012