El movimiento popular y revolucionario costarricense logró avances sostenidos y muy importantes para la izquierda centroamericana con el clamoroso y aplastante triunfo de Luis Guillermo Solís, candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC) en las elecciones del pasado 6 de abril efectuado en la nación Centroamericana.
Ese triunfo viene a fortalecer la CELAC pues a Costa Rica se le asignó en la última reunión del organismo latinoamericano y caribeño celebrada en La Habana, Cuba, la Presidencia Pro Témpore para los años 2014 y 2015.
Solís se adjudicó una sólida victoria al obtener el 77.9 de los votos, es decir 1.276.287 votos, -la votación más alta en la historia electoral de Costa Rica- contra los 362.572 de su contrincante el derechista social demócrata Johnny Araya, del Partido Para la Liberación Nacional (PLN) con un escuálido 22.1% de votos. Ni siquiera la gente de la derecha y la oligarquía tica votaron por su candidato y la abstención en la segunda vuelta electoral se ubicó en el 43.2%, porcentaje éste perteneciente en buena medida a la derrotada socialdemocracia que se abstuvo de participar ante un candidato no sólo descalificado sino bastante cercano a la los sectores corruptos de la oligarquía costarricense.
Para el gobierno derechista y fascista norteamericano de Obama este triunfo de la izquierda en Costa Rica constituye, sin dudas, un balde de agua helada, pese a que el injerencista gobierno yanqui trabajó a fondo para evitar el triunfo del candidato ganador por partida doble, tanto en las elecciones generales como en la segunda vuelta. El triunfo de Barrientos viene a cerrar el cuadro Centroamericano con gobiernos mayoritariamente presididos por militantes y activistas de izquierda: Nicaragua sandinista con Daniel Ortega a la cabeza. El Salvador con el indiscutido triunfo del candidato del FMLN. Honduras con la fractura del bipartidismo liberal-nacionalista y la consolidación del izquierdista Partido Libertad y Refundación LIBRE que dirige el expresidente y hoy senador Manuel Celaya, a quién le fue escamoteado el triunfo y a su vez obtuvo una altísima cuota de diputados y senadores al parlamento hondureño.
La saliente presidenta Laura Chinchilla del derrotado Partido de Liberación Nacional, fue una fiel cipaya de los intereses divisionistas y anti integracionistas de los gobernantes norteamericanos en Centro América. Medularmente neoliberal la expresidenta, siguiendo los dictados del Departamento de Estado yanqui adhirió a Costa Rica al llamado Pacto del Pacífico, instrumento creado por los Estados Unidos y a los que se han sumado Colombia, Panamá, Chile, México para enfrentar a la CELAC, a la UNASUR, a la ALBA y Mercosur. Esa desacertada decisión del gobierno de la Chinchilla es considerada por los analistas políticos centroamericanos como una de las principales razones de la derrota electoral. La otra son las graves consecuencias económicas para el pueblo de Costa Rica producidas por el infamante TLC firmado con los Estados Unidos y denunciado durante la campaña por el candidato presidencial hoy victorioso y al que planteó una revisión de, por lo menos, los aspectos más leoninos de dicho pacto.
Costa Rica bajo la administración de la señora Laura Chinchilla y siguiendo las instrucciones del gobierno gringo creó una situación hostil y agresiva contra Nicaragua por un río fronterizo generando tensiones entre los dos países que por años han vivido en paz.
La derrota del PLN, que venía estando en el poder desde hace décadas, cambia la estrategia de Centro América que da un importante giro hacia posiciones de avanzadas, de un izquierdismo moderado que cambia toda la correlación de fuerzas en la región.
Con el triunfo de Guillermo Solís con toda seguridad los sectores progresistas y de vanguardia política y social, el movimiento popular y la izquierda darán un vuelco total a la situación de injusticias y desigualdades que se viven en la nación centro americana. Momentos estelares y de esperanzador optimismo le están deparados a ese gran y sufrido pueblo y una nación a la que se le abren las puertas al proceso constituyente y a las luchas contra el capitalismo depredador y envilecedor.