El ejército estadounidense no existe sólo como amenaza disuasoria y arma agresiva caprichosa contra la totalidad del mundo, sino también, como en la antigua Roma, como las varas y el hacha que cargaban los lictores que precedían a los magistrados, recordando a los mortales que quien no obedecía era apaleado o decapitado. En las varas y el hacha estaba la advertencia. Fue Noam Chomsky quien aseguró que el ejército de Estados Unidos tiene, entre otras muchas misiones, mantener la «chusma a raya», entendiendo por «chusma» tanto la interna como la externa.
Somos hijos jurídicos de Roma y la capacidad de castigar, aplicando la ley, era del magistrado. Fueron los romanos quienes nos enseñaron que sin actio, la capacidad de ejercer una acción ante un tribunal, no existe el derecho. Por eso es comprensible que cada cierto tiempo, en Gran Bretaña, Francia o Estados Unidos, aquellos que sólo tienen el derecho a ser tratados como chusma se levanten contra las leyes que defienden a una parte de la población pero no a ellos. Es un estado latente de indefensión perpetua y hereditaria. Mientras el discurso oficial, el de los que mandan, repite hasta la saciedad que hay miles de ejemplos de superación y movilidad social mediante el estudio y el trabajo, olvidan decir que esa «superación» no deja de ser un logro personal y pasajero que no soluciona los problemas de clase de millones de personas condenadas a ser víctimas del sistema, generación tras generación, sin posibilidad de cambio.
La válvula de escape ante esta falta de perspectiva es la violencia. No es casual que la violencia sea ejercida entre pobres y, cuando éstos toman conciencia, es dirigida desde abajo hacia arriba y es ahí cuando la «chusma» hace temblar el sistema que decide ejercer la violencia; «mantener la chusma a raya» con el ejército que supuestamente existe para defenderlos pero lo que defiende es un status quo inmoral. Lo vimos en Caracas con el «caracazo» cuando obligaron a reclutas caraqueños a reprimir (matar) a sus hermanos y familiares y, ante su negativa de hacerlo, trajeron a soldados del pueblo desde el interior del país.
Algún día el pueblo estadounidense tomará conciencia de su situación, aunque no es fácil, el consumismo, ser para consumir, es la otra arma con la que los mantienen «a raya».