México y sus claroscuros

A cuentagotas el régimen va confirmando la noticia que todos sabemos: los normalistas desaparecidos fueron masacrados. Suponen Peña Nieto y sus compinches que la movilización en demanda de que aparezcan con vida se desgaste con el paso del tiempo, de manera que la información de su muerte, por todos de antemano sabida, ya no provoque una escalada de la protesta. Creo que se equivocaron; la dilación acumuló coraje por la burla que significa. Cayó el gobernador Aguirre y se nombró en reemplazo a un académico con antecedentes guerrilleros, como para dar satisfacción a quienes protestan. Los movilizados no caen en el garlito y el paro se generaliza, se extiende a lo largo y ancho del país. Se exige ir a fondo y sin cosméticos de renuncias o detenciones de criminales organizados. Lo que está en el banquillo es el modelo como causa fundamental de lo que sucede.

Para mayor vergüenza, ahora el régimen pretende desviar la atención pública lejos de su responsabilidad directa; tanto el PRI como la dirigencia del PRD lanzan la pelota caliente a la cancha de López Obrador, insinuando (casi aseverando) su padrinazgo político al depuesto presidente municipal de Iguala de apellido Abarca. Además de maleve, la imputación es estúpida; AMLO dispone de mil razones y argumentos para negarlo, no sólo por su trayectoria impoluta, sino por la forma en que condicionó su participación en las campañas de gobernador y presidentes municipales en Guerrero, las que no fueron satisfechas e implicaron su ausencia en ellas.

Lo que sucede es que nuevamente el que daban por muerto se presenta “vivito y coleando”, atiborrando el Zócalo de la Ciudad de México de seguidores y simpatizantes. El peligroso López Obrador recupera, fortalecido, su papel de vocero de los agraviados de este país, de los que no se tragan las ruedas de molino de la propaganda gubernamental, que somos muchos. Un poco de claridad ayuda a soportar la negra y larga noche de la injusticia, la violencia, la corrupción y la impunidad.

Apunto aquí, del lado de las claridades, un evento magnífico que, a mi manera de ver, debió ser materia de mayor repercusión en la opinión pública. La UNAM celebra el 85 Aniversario de la Autonomía Universitaria. En el marco de los festejos la Orquesta Filarmónica y el Coro Universitario dieron un concierto, el día 21 de septiembre (antes de Ayotzinapa) de música popular mexicana, con la participación de los grandes cantantes Eugenia León, Carla Dirlikov, Lila Downs y Fernando de la Mora, así como coreografías a cargo de la Compañía Universitaria de Danza. Supe del concierto hasta este fin de semana en que vi la retransmisión por TVUNAM. Espléndido. La mejor expresión de orgullo nacional que yo haya contemplado, con calidad artística a nivel mundial. El público, eufórico desde el primer momento, estalló de emoción con La Paloma Juarista cantada por Eugenia León –anillo al dedo del acontecer actual- y con la rúbrica: “Con la Patria en la piel” propuesta por la cantante y la estruendosa respuesta del respetable que colmó la Sala Nezahualcóyotl. Pareciera una alborada en la negra noche. ¡Felicidades UNAM! ¡Felicidades México!

De regreso a la negra noche de la realidad, el precio del petróleo se cae y, con él, la economía mexicana –la de la gran fortaleza, según Peña- se estremece y da bocanadas de ahogado. El congreso autoriza un mayor endeudamiento para tapar el hoyo lo que, para el caso, es un salvavidas de concreto. Hay amenaza de austeridad pero en los bueyes de mi compadre, porque el superavión presidencial sigue encareciéndose con adaptaciones de hotel de lujo; tampoco peligran los sueldos y prestaciones de toda la caterva gubernamental superior; tampoco sufrirán recortes los gastos en propaganda oficial ¡Sería el suicidio! Mientras tanto, la directora del Fondo Monetario Internacional felicita la disciplinada observancia de sus recetas por el gobierno mexicano. Tendrán que cuidarse porque mi compadre y sus bueyes ya se cansaron de ser tales; ya también andan en las calles protestando.

Buena noticia, aunque no sea directamente mexicana, es el apretado triunfo de Vilma en Brasil. De panzazo, pero sigue vigente el proyecto emancipador latinoamericano. Es un aviso oportuno; habrá que corregir muchas cosas, sí, pero en el sentido de profundizar en la política de justicia social, no al revés. Desde luego hay que combatir la corrupción, mal que arrasa con las mejores intenciones, sean de izquierda como de derecha.



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Gerardo Fernández Casanova


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