“El fin justifica los medios.”
Nicolás Maquiavelo
“¡Qué molleja!, hermanito… el gobierno gringo si es caradura”, dijo Anacleto, apenas me vió llegar. “Primero Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado, en una rueda de prensa y luego Michael Fitzpatrick, embajador de Estados Unidos ante la OEA, aseguran que su gobierno no está preparando una invasión militar de Venezuela; que tampoco ha estado y está buscando minar la economía venezolana y muchos menos desatar la desestabilización política, con el fin de tumbar a Maduro”. Hizo una pausa y continuó: “A la primera se le rieron en su cara todos los periodistas, tanto nacionales como internacionales, que cubrían el acto, y al segundo lo dejó frío la aceptación que las palabras de nuestra Canciller tuvieron, en la recién efectuada Asamblea General de la Organización de Estados Americanos”. Le dio un jalón a su cigarrillo y continuó: “Imagino que es que todavía creen que con la política del ‘Gran Garrote’ pueden seguir intimidando y controlando los países de nuestro continente, o como dijo Obama: ’torcerles el brazo’ para encarrilarlos”. Me miró fijamente y soltó una tremenda carcajada: “¿Será que no terminan de convencerse de que Latinoamérica cambió y que nunca más volveremos a ser su patio trasero? Ah, y ya no van a tener a Insulza para que les haga el trabajo sucio en la OEA, porque ganó el uruguayo Luis Almagro, de la misma línea del Pepe Mujica".
Cuando escuchamos declaraciones como esas, la verdad es que no sabemos que pensar. ¿Pensarán que somos tontos o estúpidos? ¿Pensarán que no conocemos nada de historia? ¿Creerán lo que les dicen los mantuanos auto-exilados en la gusanera de Miami, que somos “maburros”? ¿Estarán convencidos que seremos tan ingenuos como para creer en sus afirmaciones? ¿O que no conocemos la política del “Gran Garrote” y sus consecuencias? ¿O que nos convenzamos de que son seres moralistas cuando no actúan como tales? Me explico.
Cuando recordamos su afán de impedir que el “germen del monstruoso comunismo” entrara en América y el señalamiento de que Cuba era la punta de lanza de ese mal, por lo que le bloquearon durante cincuenta años, no podemos menos que imaginarnos el destino que sufrirían quién “osase” contradecir al imperio. De allí que implementaran su política de intimidación, agresión camuflajeada, activación de golpes de estado, asesinatos selectivos, injerencia económica, invasiones y mucho más. Es mas, despojaron a Méjico de la mitad de su territorio, es decir, Tejas, Nuevo Méjico y California, territorio que, posteriormente, dio nacimiento a otros estados como Nevada, Utah, Nuevo México y partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma.
No podemos olvidar el financiamiento y apoyo a la “Independencia” de Panamá, en 1903, cuando el gobierno colombiano rechazó la propuesta de Roosevelt de construir el canal; ni la ocupación militar a Republica Dominicana entre 1916 y 1924; la de Cuba entre 1906 y 1909; ni la de Haití desde 1915 hasta 1934. El todo era ponerle la mano, con sus transnacionales, a los recursos que cualquier país de América tuviera. Otros ejemplos son la “Matanza de la Escuela Santa María de Iquique” en 1907 en Chile y la "Masacre de las Bananeras", protagonizada por la United Fruit Company en 1928 en Colombia. Tampoco debemos olvidar las innumerables veces que Estados Unidos respaldó de modo abierto, o encubierto, golpes militares en Guatemala, Brasil, Chile y Venezuela, además de la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba (Kennedy), los marines enviados a República Dominicana (Johnson), la invasión de Granada con Reagan y la de Panamá (George Bush padre), esta última por el control del canal.
Bueno, ahora venían por Venezuela y por sus recursos naturales. Por eso, ante las afirmaciones del embajador de Estados Unidos ante la OEA, Michael Fitzpatrick, la canciller venezolana solicitó que sus palabras quedaran en acta.
La pregunta que el mundo entero se hace es: ¿Cómo puede ser acreedor del Premio Nóbel de la Paz, alguien tan carente de moral y de ética? Porque ¿con qué moral Obama acusa a Venezuela de violar los derechos humanos y de intimidar a quienes piensan diferente al chavismo, cuando su gobierno mantiene secuestrados a decenas de personas en Guantánamo, durante años, bajo tortura y humillaciones que en registros fotográficos dieron la vuelta al mundo, sin acusación, sin pruebas y sin juicio? Y no voy a hablar de los hombres, mujeres y niños asesinados, como daños colaterales, durante sus incesantes bombardeos a países allende de sus fronteras. ¿Con qué moral desmienten su participación en el golpe a Zelaya en Honduras y a Lugo en Paraguay? ¿Es mentira lo que dicen los documentos desclasificados de su participación en hacer “chillar” la economía chilena, cuando Allende, para derrocarlo? ¿Es falso que a través de la National Endowment for Democracy y la UASID se ha entregado fondos a grupos opositores venezolanos como Sinergia, Ciudadanía Activa, Súmate, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, CEDICE, Consorcio Justicia, Hagamos Democracia, IRI, NDI, PODEMOS, Cesap, Acción Campesina, Acción Solidaria, Escuela de Vecinos, Universidad Metropolitana, Liderazgo y Visión, Radar de los Barrios, Venezolanos del Mundo, Queremos Elegir, y otros más que han jugado un papel clave en las acciones desestabilizadoras durante los últimos año y de promoción de “la salida”? ¿Con qué moral habla de las drogas si en su país moran grandes mafias del comercio y consumo de éstas? ¿Con qué moral habla de corrupción si alberga y protege a quienes se han robado el dinero de los ahorristas venezolanos y a un vago terrorista confeso como Posada Carriles? ¿A quién quiere engañar? O sea….
La mayoría de los venezolanos somos gente íntegra, honesta, trabajadora, estudiosa, echáa pa’lante, que ya no nos chupamos el dedo. Ya no somos los indios a los que los españoles le cambiaban oro por espejitos. Ahora Venezuela es respetada a nivel internacional y, a pesar de que su gobierno ha querido aislarla, está más acompañada que nunca. Somos gente de paz y en el pasado, cuando nuestros soldados salieron de nuestras fronteras, lo hicieron para liberar pueblos, no para conquistarlos. Amamos la paz y la solidaridad, esa solidaridad que demostramos con combustible para calefacción de sus conciudadanos que viven en el Bronx, donde muchos son de color como usted, pero que usted hace caso omiso a sus problemas. En Venezuela los policías blancos no asesinan a hombres y niños de color sin que sean sancionados, tal y como lo estipulan nuestras leyes, porque aquí y ahora todos somos iguales ante la ley. Usted y sus órganos de inteligencia, con todos los recursos que poseen, acusan a nuestros dirigentes de corruptos y no aportan nada que lo compruebe. Aquí no existen legisladores como Bob Menéndez, ni Marcos Rubio, acusados y enjuiciados por malos manejos y distracción de fondos, porque los Mardo y los Caldera han sido separados para ser enjuiciados. Faltan otros, que también caerán. ¿Entonces, somos nosotros una amenaza para la seguridad de su país? A ver… cuénteme una de vaqueros.
Ya el pueblo venezolano sabe que no puede optar entre vencer o morir; necesario es vencer, para que los que usted apoya, no vuelvan nunca más.
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