Nuevo Decreto: Asalariados del mundo, contad con tu riqueza así la hayas robado; explotador: contad con la expropiación aunque la hayas comprado. Necesitamos una huelga internacional de asalariados y no de proletarios.
¿A quiénes pertenece jurídica y económicamente la inmensa riqueza en manos aún de los burgueses?
Desde hace más de 150 años[1] se ha venido demostrando que los asalariados son explotados y que de esa explotación ha salido todo el poder económico de los capitalistas del pasado y de ahora.
Y desde hace muchas centurias el término proletario ha sido considerado un peyorativo social, a diferencia de trabajador o de asalariado que son voces eufemísticas.
A pesar de esa fuerte denuncia, no se ha logrado acabar con semejante sistema, porque no se ve nada más allá de la súplica obrera que le ha costado vidas y sangre a la clase proletaria, ni más allá de los periódicos ajustes salariales que sólo han servido para incrementar las necesidades del capital operacional de los empresarios burgueses, ni más allá de los fallidos ensayos socialistas fincados en esa convicción del asalariado explotado[2], y cuyos resultados no han podido madurar porque, paradójicamente, buena parte de los explotados del sistema capitalista se han venido cuadrando con sus patronos, habida cuenta de que este sistema suele engatusar muy bien a los trabajadores al ofrecerles villas y castillos o posibilidades de que un trabajador salte hacia la barrera de los explotadores, como tan esporádicamente ha sucedido, y porque con salarios permisivos de una vida ajustada a las necesidades familiares ha resultado suficiente a ese volumen de serviles que no sólo son explotados, sino que les han expropiado su alma, su conciencia.
Cuando al sistema capitalista se le compara con el esclavista o el feudal, estos dos últimos lucen visiblemente peores porque el maltrato en lo físico y moral reinaba en estos al punto de que al trabajador ni siquiera su vida le pertenecía, y porque la libertad de movimiento personal, la de escoger patronos y oficios, lucieron como grandes conquistas históricas de la burguesía que, aunque sigan siéndolo, ha quedado demostrado que sólo se trata de facilidades técnicas para que el capitalista pueda disponer en cantidad y calidad a su antojo el cuándo, dónde y cómo explotar al trabajador del capitalismo, pero que no por eso la explotación haya cesado habida cuenta de que esta consiste en trabajar para tercero de forma gratuita. Esto hicieron los esclavos y los siervos de la gleba, además de los malos tratos físicos, y ahora lo hacen los asalariados, pero el siervo, por lo menos, tuvo tierra y herramientas propias que le garantizaron empleo permanente, mientras el asalariado carece de todo menos de su fuerza de trabajo que obligatoriamente debe vender a diario cuando halla a quién vendérsela bajo las leoninas y unilaterales condiciones impuestas por sus eventuales compradores.
De manera que son los asalariados los verdaderos dueños de la riqueza hallada hoy en bolsillos burgueses, y estos asalariados podrían expropiarla mancomunadamente y a nivel internacional, en su nombre sin delegar en esa figura abstracta y acomodaticia llamado Estado. No se trataría de nacionalizaciones ni de expropiaciones estatales, sino de recuperación de todo ese trabajo impago por parte y directamente de los salariados.
[1] El Manifiesto Comunista (Marx y Engels) fue el pionero en esta divulgación ante el mundo.
[2] No deberíamos seguir hablando de “proletarios”, ni de pedirles a estos que se unan a gran escala fabril internacional, sino de asalariados, debería haber una huelga internacional, de trabajadores en funciones de tales.