Más allá de los ordenamientos preliminares y de temarios, cuatro grandes temas -sin ubicarlos en sus grados de importancia- abarcaron las conversaciones, siendo la dinámica de algunos de ellos los determinantes de que no se llegase a ningún Acuerdo o Declaración final propiamente dicho. Como en toda cumbre de este tipo, por lo demás, hubo temas señalados por algunos, como el narcotráfico, que no se convirtieron en temas centrales.
1. Desde momentos preliminares hasta el final de la Cumbre las relaciones -o normalización de relaciones entre Cuba y EE.UU.- fue tema atractivo fundamental en la Cumbre. Demostró Cuba –nuevamente- su sagacidad y sentido estratégico de encaminar las discusiones según sus propios intereses. Elementos culturales, políticos, humanos y comerciales de distinta importancia, están implícitos en las gestiones de esta posible normalización. Los episodios de violencia de unos y otros, favorables o contrarios, pareciera no detendrá la tendencia hacia la normalización de tales relaciones. El estilo de Raúl castro fue firme pero prudente.
2. En el caso de Venezuela, los resultados son de otro tipo, aunque la administración bolivariana se presenta siempre como ganadora en cualquier situación, sean los resultados del tipo que sean. Buscó la administración del presidente Nicolás Maduro convertir el llamado decreto de la presidencia Obama, en el problema político fundamental de la nación venezolana. Incluso, aunque alejado de la realidad, buscó presentar el problema y la recolección de firmas en contra del decreto como un aglutinante de fuerzas políticas que se opondrían a agresiones hacia la nación. Todo esto, con el sentido político claro de desviar la atención de los agudos problemas económicos y sociales que presenta -definidamente en 2015, aunque desde años atrás- la nación venezolana (escasez, desinversión, desempleo y aumento de la pobreza entre otros tantos). No bastando con esto, la administración bolivariana publicó en decreto la providencia N° 11 relativa al CENCOEX y manejo de solicitud de divisas por parte de los ciudadanos y agentes económicos venezolanos, donde las posibilidades de estos últimos de obtener divisas se redujeron considerablemente, en manejo de dólares en tarjetas de créditos, efectivo y compras por internet.
No logró Venezuela que todos los países estuviesen con el tono de su reclamo. Hubo los incondicionales, cuyo matiz es el tono antiimperialista y anticapitalista o los que sin tener este último profesan algo similar; los intermedios que, no teniendo nada de esto último le declararon su apoyo a Venezuela y los que, definidamente, no apoyaron los intereses de Venezuela.
3. Otros temas presentes en la cumbre -o un compendio de los mismos- nos reúne los problemas de equidad, distribución del ingreso, programas de inversión, equilibrio fiscal o desarrollo institucional y recibieron un tratamiento menor, o referirlos termina siendo una manera de señalar lo que debía haber sido tratado, en vez del sensacionalismo político o la hipocresía de presidentes y funcionarios que, teniendo agudos problemas económicos, sociales o políticos en sus naciones, se presentan en estas Cumbres como que en aquellas hubiese un equilibrio en esas variables. Otra manera de poder resaltar la importancia de estos temas o el tratamiento que no se les dio en la séptima Cumbre de las Américas es el optimismo que -a toda costa- inevitablemente presentan los organismos internacionales como el BID o el Banco Mundial, presentes en la misma.
4. El realismo mágico o el voluntarismo de los latinoamericanos, que se observa generalmente en estas Cumbres –como pasó desde la del 1994 o en las siguientes-, lleva a que ante la falta de avance concreto en puntos como los previamente señalados, cualquier propuesta o idea tenga repercusiones mayores que las que implica. Es el caso de los señalamientos de Honduras de que junto a Guatemala estructurarían la primera Unión Aduanera en América Latina (esto fue convertido por medios de prensa en la idea de que propenderían a crear una especie de aduana libre), convocando también para ello a El Salvador. Sabido es que, en América Latina, solo se han logrado construir Uniones aduaneras imperfectas, derivado de problemas económicos y de competitividades diversas así como de asimetrías entre los miembros en las experiencias de integración. En el caso de los países de Centroamérica, se han dado marchas y contramarchas desde los años sesenta con el llamado Mercado Común Centroamericano o en los arreglos y transfiguraciones posteriores de este último. Varios de estos países tienen o han tenido arreglos experiencias con México, los Estados Unidos, la Unión Europea, países asiáticos y Venezuela misma. Señalamos esto, solo en razón de que este tipo de propuestas requieren muchas más precisiones que sus solos manejos efectistas.
Una Cumbre más, donde las expectativas fueron invadidas o matizadas por las perspectivas políticas señaladas y por las acciones que ya venían en curso entre Cuba y los EEUU.
@eortizramirez