Para quienes hemos vivido el constante accionar de la derecha venezolana contra el gobierno revolucionario, la paz, la democracia y la patria misma, lo que ocurre en Ecuador se nos asemeja a una película repetida.
Claro, no podia ser diferente, los amos son los mismos, los intereses son los mismos y las estrategias resultan las mismas que se han aplicado en el pasado, contra aquellos gobiernos que no se subordinan al monstruo de mil cabezas que desde el norte de estas Américas mantiene bajo constante amenaza la paz mundial.
Tal como ocurrió en Venezuela, la derecha ecuatoriana se dio cuenta rápidamente que el presidente Rafael Correa no alardeaba cuando afirmaba que Ecuador sería un territorio digno, próspero y justo, pero que para ello era necesario acabar con los groseros privilegios de los que por siglos ha disfrutado la oligarquía criolla (o pelucones como él los llama) en detrimento de las inmensas mayorías.
Las leyes habilitantes que aprobó Chávez en 2001 y que hoy están en vigencia, sin que se diera ninguna de las consecuencias apocalípticas que pronosticó la derecha, fueron excusas para convocar a dos huelgas generales; dos paros petroleros, incluyendo en el último de ellos el sabotaje más terrible que haya sufrido empresa alguna en el mundo; un golpe de Estado; llamado a rebelión por militares subordinados a sus caprichos y una violencia que ha cobrado centenares de vidas (43 sólo en las convocadas por Leopoldo López). En Ecuador se comienza a recorrer ese camino.
La violencia que ha generado la derecha en Venezuela está cada día más más presente en las protestas conspirativas que se realizan en Ecuador. Tal y como ocurrió en Venezuela, en la patria de Alfaro se usan los medios de comunicación y las redes sociales para hacerle creer a la clase media que sus intereses son los mismos de los pelucones y que por lo tanto deben salir a defender los privilegios de estos.
Sí, aunque parezca ridículo no son pocos los humildes que protestan contra los impuestos a grandes a las sucesiones, por sólo poner un ejemplo, con el argumento de que algún día pudiera aparecer un familiar millonario que les heredará una fortuna por la cual tendrán que pagar impuestos.
Sin embargo, el fondo de todo es impedir que el carismático presidente Correa sea reelegido tantas veces como el pueblo lo desee y cómo el ha propuesto.
Siempre hemos dicho que la no reelección es una trampa de la derecha mundial contra los líderes revolucionarios y sus pueblos.
Su estrategia siempre será impedir que un revolucionario llegue al poder, pero si se llega a ¨colar¨ un Evo, un Chavez o un Correa, con la no reelección se impide que haga grandes cambios, pues uno o dos periodos no dan para tanto.
La posibilidad de una nueva reelección del presidente Correa aterra a una oligarquía que ve en ello el crecimiento social de los humildes, mejoras en las condiciones laborales, avances importantes en la conciencia política y la consolidación de la Revolución Ciudadana. En otra palabras, temen a que se alcance el punto de no retorno.
No le harán la vida facil al gobierno revolucionario y esto hay que dejarlo claro al pueblo para que no caiga en engaños. La independencia política, ideológica y económica de cualquier país de América latina es considerado pecado mortal por los gringos y estos tienen cipayos en cada uno de estos países dispuestos a hacer lo que sea en favor de aquellos, a cambio del poder y el dinero que les permiten disfrutar.
Que Correa haya cambiado el negocio petrolero, que obligue a los pelucones a pagar impuestos, que se asocie con los chinos para proyectos importantes, que se proponga acabar con la importación de combustibles son ¨¨pecados mortales¨¨ que le harán la vida y su gestión nada fácil.
Afortunadamente y debemos exponerlo para no lucir pesimistas, la Revolución Ciudadana tiene fuerte y mayoritario respaldo popular y medios de comunicación con los cuales contrarrestar o minimizar los efectos de la prensa corrupta,
Por otro lado, a diferencia de Venezuela la derecha no cuenta con la posibilidad de manipular el valor de la moneda de uso local a través de un mercado paralelo lo que les dificulta generar inflación artificial.
Tampoco les resultará fácil a los pelucones promover el contrabando de extracción hacia Colombia y Perú dadas las similitudes de precios entre los tres países.
¿Qué les queda, entonces? Generar miedo, para inducir violencia. La derecha subordinada a esos intereses transnacionales hará lo imposible por romper el lazo entre el gobierno y el pueblo. Por ello es que nos atrevemos asegurar que ya están recorriendo ese camino.
Si nos pidieran un pronóstico de los siguientes pasos diríamos:
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Saboteo de servicios públicos,
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Guarimbas
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Desinversión
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Escasez
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Paramilitarismo.
Violencia, violencia y más violencia es el camino de la derecha, pues con los votos nunca podrán derrotar la Revolución Ciudadana.
Bolivia, Nicaragua, Honduras; Venezuela y otros son realidades que hay que estudiar con cuidado para ir cerrándole los caminos a esos pelucones que vivieron de la patria por tanto tiempo y quieren volver a lo mismo.