Los mercados crean hábitos ambivalentes, para los demandantes y p. los oferentes; analicemos los de las llamadas grandes potencias:
Así, durante el incipiente desarrollo revolucionario industrial, Inglaterra dependió de su principal materia prima textil, de su excelente pastoreo y su abundante población ovina, al punto que se enemistó con su" vecina" Francia-Canal atlántico de por medio-, así como con todos aquellos países que en su justo derecho y soberanía asumían la industrialización naciente como proyecto para sus respectivos desarrollos técnicos y económicos. Los lejanos y potenciales competidores fueron colonizados, como la gigantesca y populosa India, hecha Virreinato inglés hasta la llegada del libertador y exitoso independentista Mahatma Gandhi.
Una cosa es clara: si bien la mano de obra es el factor determinante en todo proceso de trabajo, sin materias primas disponibles no puede haber industrialización, y si esta es mecanizada, sin energéticos tampoco puede concebirse aquella.
Asimismo, los costes de producción no tienen que ser baratos para ser "productivos" o rendidores; son simplemente costos. Su baratura comienza cuando lo hace la competencia entre capitalistas nacionales y/o internacionales. Esto rigió también para/entre sus predecesores como explotadores de la mano de obra, de las tierras latas oligopolizadas por los llamados latifundistas. Cuando aparece esa competencia y termina en algún abaratamiento, este suele ser temporal mientras el ganador de esa competencia toma el control luego de acabar con sus coleguitas de explotación. Recordemos que ningún empresario burgués tiene amigos ni entabla relaciones de amistad con nadie; lo de ellos es puro billete, puros clientes solventes.
Por ejemplo, esas potencias subestimaron la explotación[1] de la mano de obra o, mejor, la combinaron[2] con la explotación directa de las materias primas, de los energéticos del momento y de los progresos tecnocientíficos que fueron apareciendo como producto de aquella mano de obra durante el largo desarrollo de las fuerzas productivas.
EEUU, como gran consumidor y despilfarrador de petróleo, es el mejor ejemplo de país altamente dependiente de este energético ajeno; su convicción de que su compra barata y su venta bien cara producen superganancias y arrastran progreso para el explotador, p. la clase burguesa, ha tenido como resultado nefasto para el mundo, primero, como mal ejemplo-los países subpotenciados suelen clonar las prácticas del explotador mayor, dentro de los límites del estricto respeto de las ganancias de la potencia mayor-, y segundo, porque de esa manera autoconfirman su propio falso positivo económico, según el cual, la ganancia se halla en el mercado y no en la explotación de ningún asalariado.
Precisamente, esa autoconvicción ha convertido el petróleo en la materia prima y el energético que más y mejor representan el más debilucho "Talón de Aquiles" de esa infatuada potencia económica mundial.
Una hipotética o utópica alianza entre todos los exportadores de petróleo dirigida a suspender, regular, condicionar y hasta encarecer cada día más el precio de ese "talón" podría convertirse en una dosis mortal a todo ese desarrollo industrial que EEUU ha mantenido hasta ahora a punta de petróleo importado a precios de gallina flaca, y correspondientemente con la venta encarecida de sus derivados industriales y de las mercancías cuya producción maquinizada se ha movido con ese energético. EEUU no pasa de ser una economía marcadamente frágil como toda economía monodependiente de uno que otro recurso de tercero o de terceros.
16/11/2015 07:12:43 p.m.
[1] Entiéndase por explotación la apropiación indebida de algún factor de la producción, o su pago a precios inferiores a su valor o costo real, en caso de importaciones, o superiores en caso contrario.
[2] Estamos hablando de combinación económica; la técnica resulta obvia.