En medio de las tensiones propias del largo conflicto de la guerra interna, el próximo domingo 28 de mayo hay elecciones en Colombia para presidente de la República. Tensiones agudizadas por la motivación que desata la Revolución Bolivariana y sus políticas de soberanía; más el triunfo de Evo Morales en Bolivia y las decisiones de sus primeros 100 días de gobierno por recuperar, tanto la soberanía de las mayorías indígenas frente al dominio y sumisión de la oligarquía, como la soberanía frente a las multinacionales que se consideraban dueñas del gas, petróleo y recursos naturales;.más las protestas en todos los países contra la firma del TLC (ALCA); más las movilizaciones de los indígenas ecuatorianos que en cada salida derriban el gobernante de turno. Este marco de agitación política que circunda las fronteras de Colombia, hace de estas elecciones un evento de gran trascendencia para el futuro de las luchas populares y el desarrollo de la integración latinoamericana.
Este ambiente brevemente descrito tiene nervioso al presidente Uribe con su agenda reeleccionista y ha tenido que salir a buscar “voticos” como despectivamente los denomina. ¿Será cierta la pregonada aceptación de 70%, mantenida durante los cuatro años de su gobierno, o es simple especulación mediática? De ser cierta, ¿Por qué fue derrotado en el referendo de dieciséis puntos? ¿Por qué sus proyectos de reforma tributaria y eliminación de derechos humanos para profundizar políticas de guerra han sido derrotados en el Congreso o en la Corte Suprema? ¿Por qué su política de guerra (Plan Patriota), con el respaldo en dólares y tecnología militar gringa, ha sido derrotada: primero por el repliegue táctico de la guerrilla; y luego por la nueva actividad guerrillera? ¿Por qué devolvió a Washington el documento del TLC alegando que en la traducción habían cambiado el texto convenido? ¿Subterfugio de última hora ante el repudio que las mayorías nacionales le han dado a la firma del TLC? .¿Por qué quince días antes de las elecciones deserta de su política de guerra total, sin posibles diálogos de paz, sin intercambio humanitario, y anuncia zonas de distensión para conversaciones con las FARC y el ELN? ¿Acaso no fue la zona de distensión (Cagúan) lo que más le censuró a Pastrana? Esa propuesta mentirosa es lo que Uribe, en lenguaje despectivo hacia el supremo interés del pueblo colombiano ¡la paz!, llama “los voticos”. Buscar los “voticos”. ¿Son “voticos” el deseo de paz del pueblo colombiano?
La política de Uribe es controversial, mentirosa, falsa en todo lo que vaya dirigido a las mayorías nacionales; pero, concreta, clara, en todo lo que beneficie a la oligarquía y satisfaga las demandas del Imperio en la entrega de la soberanía. La elección del 28 de mayo en Colombia va a ser determinante para que se agilicen los procesos de integración latinoamericana o estos marchen con lentitud. La atrasada oligarquía colombiana está hoy, como nunca jamás en el pasado, al borde del abismo. Le corresponde al pueblo colombiano ¡empujarla! Para que se desnuque de una vez por todas.
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