Quizás para algunos jóvenes la palabra Núremberg está asociada a una hermosa ciudad ubicada en Alemania en la región de Franconia en el estado de Baviera. Más allá de esta consideración, este nombre está coligado con el proceso donde se juzgó a 4.850 responsables de crímenes de guerra, de dicho litigio salieron acusados 611 personas.
Imposible negar la responsabilidad de los dirigentes del partido nazi, de militares, de médicos, de comandantes de los campos de concentración, de abogados, de industriales, de militares de alta y media jerarquía, de empresarios, entre otros que de manera directa o indirecta estuvieron comprometidos en los crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad tipificados en diversos tratados internacionales.
No cabe duda que los fiscales del proceso de Núremberg presentaron evidencias suficientes para condenar a los funcionarios y colaboradores del régimen nacionalsocialista del Tercer Reich. De aquellos procedimientos surgen algunas dudas y ciertas reflexiones dentro de mi pensadora. Si los ganadores de la Segunda Guerra mundial no hubiesen sido los aliados, me pregunto ¿quiénes de los aliados se hubiesen sentado en el banquillo los acusados en aquella célebre ciudad o en otra?
La Corte Penal Internacional es muy precisa con relación a la tipificación de los crímenes de lesa humanidad y de los crímenes de guerra en varios de sus artículos. Para efectos de este escrito me voy a detener solo en algunos de estos: Art 6 Genocidio: 6.a: Genocidio mediante matanza 6.b: Genocidio mediante lesión grave a la integridad física y mental. Art. 7. Crímenes de lesa humanidad: 7.b: Crímenes de lesa humanidad de exterminio. 7.e: Crímenes de lesa humanidad de encarcelación u otra privación grave de libertad. 7.1 f: Crimen de lesa humanidad por tortura 7.1 h: Crímenes de lesa humanidad de persecución 7.1 i: Crímenes de lesa humanidad de desaparición forzada de personas. Art. 8 Crímenes de guerra: 8.2 a.i: Crimen de guerra de homicidio intencional. 8.2 a)ii-1: Crimen de guerra de tortura. 8.2 a) iv: Crimen de guerra de apropiación y destrucción de bienes. Art. 8.2 b) i) Crimen de guerra de dirigir ataque contra población civil. Art 8.2 b) iii) Crimen de guerra de dirigir ataque contra personal o bienes, participantes en una misión de mantenimiento de la paz o de asistencia humanitaria. Art. 8.2 b) iv: Crímenes de guerra de causar incidentalmente muerte, lesiones o daños excesivos. Art 8.2 b) v: Crímenes de guerra de atacar lugares no defendidos…En fin, son numerosos los artículos que plasman los crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra cuya violación conlleva, a quien los quebrante, la imputación como criminal de guerra.
Parece que los tribunales internacionales fueron y son implacables con algunos casos pero se desentiende de otros. Son muchos los criminales de guerra que fueron a juicio y sentenciado a condenas diversas, según la gravedad, entre los que puedo señalar a Rudolf Hess, Karl Dönitz, Hermann Goering, Alfred Jodl, Alfred Rosemberg, Albert Speer…entre tantos de los alemanes vinculados al régimen de Hitler. No sólo el tribunal internacional ha enjuiciado a los alemanes nazis, la historia nos describe otras causas ligadas a la guerra separatista de Yugoslavia o guerra de los Balcanes, como: Ante Gotovina (general croata), Naser Oric (comandante de la fuerzas musulmanas de Srebrenica), Radovan Karadzic (líder serbio de Bosnia), Slodoban Milosevic (presidente serbio)…
Buscando la información, no confiando en mi desgastada pensadora, me sorprendí que en dicha lista eludieran muchas personas, que según lo tipifica la Corte Internacional, estarían incursos en los delitos de crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Por ejemplo, en ninguna parte observé el nombre de Harry Truman, comprometido con el lanzamiento de dos bombas atómicas contra dos poblaciones civiles desarmadas (aplicación de los Art. 6.a y Art. 8.2 a. iv y Art 8.2 b. i), los mismos artículos podrían ser aplicados a los presidentes D. Eisenhower, J. F Kennedy, L. B Johnson y R. Nixon y G. Ford, quienes actuaron con insania y alevosía contra el pueblo de Vietnam. Seguramente, juzgo, que no existieron ni tampoco, actualmente, hay jueces capaces de llevar a cabo juicios de este tenor. Imposible condenar a los amos que tienen inmunidad, mejor dicho, donde hay impunidad.
Las recientes desafortunadas y vergonzosas declaraciones de Toni Blair, el ex premier británico, deberían poner en alerta roja los tribunales que les compete lo referente a los crímenes de lesa humanidad y a los crímenes de guerra. No se trata de una nimiedad, ni el engaño al que se vio comprometida la majestad del cargo del señor Tony. Se trata de la alianza entre Bush, Asnar y el referido para atacar a un pueblo, todo basado en una rastrera mentira, como era la posesión de armas de destrucción masiva por parte del gobierno de Irak. El arrepentimiento no basta, la trasgresión de la ley hay que pagarla. Al lado de estos violadores de los derechos humanos está el ex secretario de estado de Bush, el general Colin Powell, quien fue la mano ejecutora y destructora del pueblo iraquí y del pueblo afgano. Si revisamos los artículos a los que me referí anteriormente estamos en presencia de sanguinarios criminales de guerra que deberían sentarse en un banquillo de acusados para dar cuenta por los miles y miles de muerto, por las ciudades destruidas, por los miles y miles de lisiados y por la destrucción de patrimonios culturales. Por fortuna, estos cuatro bárbaros están vivos y disfrutando de sus pensiones, de las ganancias de los magníficos negocios que hicieron con las transnacionales energéticas, una vez que se apoderaron del crudo ajeno y de las comisiones que les proporcionaron la industria militar. La justicia internacional está a tiempo de actuar contra estos rufianes.
La lista de los criminales por delitos de lesa humanidad y por crimines de guerra no está cerrada. El emperador Obama y la hoy candidata presidencia H. Clinton, culpables del genocidio libio y sirio, deberían tener un pasaje para ir a dormir, por mucho tiempo, en Spandau ubicada en Berlín. Esta era la prisión a donde enviaron a los nazis condenados por crímenes de guerra. Allí los reos Obama, Aznar, Bush y Tony, bien resguardado, podrán jugar una partida de dominó, quedando Hilary para servir los tragos.
Es bueno que los lectores lean y relean los artículos a los que me referí en este escrito. Piensen en el plan cóndor, en los desaparecidos en Venezuela durante el gobierno de la cuarta república, lo que está ocurriendo en México y de seguro que Spandau se llenará de nuevos inquilinos, como son Peña Nieto, Ramos Allup, Erdogan, Netanyahu, Poroshenko, Uribe y unos cuantos que fueron y son corresponsables de numerosas muertes, de desapariciones forzadas de numerosos inocentes, de falsos positivos, de genocidios, de ataques a poblaciones civiles desarmadas, de torturas y otras violaciones de los artículos contemplados en los códigos internacionales.
No solo son responsables los líderes o funcionarios que apretaron el gatillo, u ordenaron los bombardeos, o planificaron los genocidios, entre tantos crímenes, también los dueños de los medios de comunicación de masa están incursos, en la actualidad, en crímenes de lesa humanidad. Las aciagas corporaciones de la comunicación usan su prensa, sus micrófonos, sus cámaras, las redes sociales, entre otros para incitar el odio, para sabotear e instigar la agresión contra un pueblo y su gobierno sin medir la consecuencia de una noticia falsa. Por los lectores son conocidas las numerosas tergiversaciones de una información que posteriormente derivó en un golpe de estado y como consecuencia, de muchas muertes y daños a los patrimonios de los pueblos.
La maldad no se detiene en nuestro planeta donde reina la impunidad. Y donde la impunidad es soberana no hay justicia y donde no hay justicia la democracia no pasa de ser un sustantivo sin alguna aplicación práctica.