Un grupo de unas 20 personas personas nos reunimos a conversar en una casa situada en el regio paisaje de Nairobi.
Lo que al principio parecía ser una reunión más de información y preguntas se transformó en un intenso intercambio de planes, compromisos y esperanzas para labrar la libertad total de los pueblos del Sur.
Allí estamos sentados gente de Kenia, Uganda, Burundi, Sudan del Sur y Venezuela.
Aunque lo sabemos hablamos de las grandes luchas de nuestros antepasados para legarnos paz, libertad, riquezas y sobre todo soberanía. Bolívar se hace presente, Chávez se hace presente, Keniata se asoma con los padres africanos.
Identificamos que es necesario que como pueblos tomemos el poder, que cada liderazgo salga del ejercicio popular, que nadie esté por encima de los designios de la soberanía. Educación para la formación de la conciencia que se activa ante cualquier adversidad. Si cada uno está al tanto de su deber para hacer la revolución o para preservarla será imposible que otros puedan acabarla.
Entonces escuchamos lo que desde hace más de 10 años en nuestro constante peregrinar africano queríamos escuchar: Una mujer, levanta su voz fuerte, espiritual y advierte:
"Se equivoca occidente si cree que África está sumisa. No. Estamos resistiendo sus embestidas y los vamos a derrotar. Vamos a demostrarle que nunca en realidad han podido con nosotros los africanos. Ni en América han podido, ni en África podrán".
En el encuentro hay jóvenes progresistas que expresan sus ideas enérgicas, y sus preocupaciones por la crisis en nuestros países, pero confiados en que se resolverá con el esfuerzo de todos.
La coincidencia orientadora es que Nuestra América que este momento no habrá triunfo si los pueblos del Sur no levantan las banderas de la paz, la fraternidad y el combate contra los enemigo de la Patria.
La unidad de los movimientos sociales en la política, en la difusión de la verdad, en la denuncia, en tomar las causas de los pueblos hermanos como causas propias es lo que va a garantizar que cuando el enemigo ataque a cualquiera de nuestras revoluciones se encuentre con un levantamiento mundial que lo repela. Pelear solos es anticipar la derrota. Luchar juntos es asegurar la victoria definitiva del Sur.
En Kenia, en la Madre África, las esperanzas se convierten en estrategias para que las ilusiones se forjen en victorias.