La Paz la enterraron en la urnas

Comencé a escribir este artículo antes de que en la noche del domingo dos de octubre se ofrecieran los resultados del plebiscito convocado en Colombia para refrendar o rechazar el acuerdo de paz, firmado entre el Estado y los mandos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (Farc-EP). En realidad, mi propósito es reflexionar en voz alta acerca del tema de la paz, en las sociedades de clases y particularmente en el capitalismo, más allá de coyunturas muy específicas.

Sin embargo, el plebiscito que se acaba de celebrar en nuestro hermano y vecino suroccidental país, nos obliga a una lectura puntual y complementaria, dada la constatación de la victoria imperialista, de la oligarquía colombiana y del narcourbismo, como expresión político-militar de la ultraderecha que encabeza el capo Varito, mejor conocido por el remoquete mediático mundial de “expresidente Álvaro Uribe Vélez”.

Sin dudas que el Estado paralelo que, en Colombia, preside Uribe Vélez y apuntala al Estado formal que preside Juan Manuel Santos, son complementarios pero, al mismo tiempo contradictorios y políticamente enfrentados. De allí que las opiniones que se difunden pública y comunicacionalmente, estén cargadas de superficialidades, de análisis parciales y muy intencionados que lo que  buscan es confundir, no mostrar las raíces del conflicto, tergiversar y, finalmente, perpetuar en el poder a un eje determinante para el control de Nuestramérica, por parte de los Estados Unidos, como lo es Colombia y sus –al menos- siete bases militares yanquis, enclavadas en su territorio.

El poder formal (Santos) y el poder narcoparamilitar (Uribe) coinciden en ser expresiones diversas y, a veces, políticamente encontradas, del poderío imperial estadounidense y de sus aparatos de estrategias y acción, entre los que destacan, el Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono. En un campo de enfrentamientos expresados por el consenso y la represión, el presidente Santos representa al primero, mientras que el expresidente Uribe representa al segundo. Ambos, subordinados a los mismos intereses de la burguesía en el capitalismo mundial, transnacional y en contra de los pueblos pobres, trabajadores, explotados.

Ahora, como solemos estar empeñados en no despachar a los fenómenos políticos por sus expresiones coyunturales, es bueno entender que el acuerdo de paz recién firmado entre dos Estados que ocupan el mismo territorio Colombiano, se logra luego de más de 50 años de guerra civil entre los ejércitos de ambos. Expresiones de esas confrontaciones militares, en el campo social, político, económico y comunicacional, han estado presentes durante ese largo período de más de medio siglo y, las formalidades y acuerdos recientes, sólo expresan un cierto interés colectivo por la unificación de tratados como nación, que al mismo tiempo repercuten en Nuestramérica, en todo el continente y en el mundo.

Es verdad que la paz es la bandera siempre izada de las FARC-EP, a lo largo de este medio siglo y ya representa una victoria en sí, si se mira como lucha contrahegemónica en la que resulta derrotado el pensamiento único, burgués y oligarca, representado por todos los gobiernos formales, habidos durante estas últimas cinco décadas.

Precisamente esa verdad verdadera es la que intenta minimizar el co-gobierno uribista, con toda su carga de violencia y narcoparamilitarismo, y se juega –al menos hasta la, aparentemente, pírrica victoria del pasado domingo 2 de octubre- vencer, como en efecto lo logró, a las fuerzas de paz representadas por los gobiernos de Santos y el de las FARC-EP, al firmar los acuerdos, el mismo pasado mes de septiembre de este año.

Uribe Velez, fiel a sus amos imperiales y a sus intereses de clase, no puede aceptar ese acuerdo de paz firmado y, por ello debía jugar y jugó a sabotearlo, por las armas o en las urnas, donde han pretendido enterrar la paz colombiana y nuestroamericana, con el plebiscito reciente. El imperio yanqui, la voz gubernamental de Barack Obama en sus postrimerías presidenciales, los aparatos del Departamento de Estado y su vocero-ejecutante local, Álvaro Uribe Velez, necesitan unas FARC-EP derrotadas, prisioneras o masacradas, en fin, exterminadas, para demostrar el “poderío único e indiscutible” de los Estado Unidos en la región, mandando sobre su “patio trasero”.

Por eso es que, muy probablemente el resultado de plebiscito colombiano no tenga –aparentemente- repercusión formal vinculante con el Acuerdo de Paz firmado previamente y con plena vigencia hasta en el cese al fuego unilateral. Pero, su repercusión más contundente está en la construcción (dije CONSTRUCCIÓN) de la noticia que hoy corre por el mundo en la que se afirma que “el pueblo de Colombia derrocó a las FARC” o, simplemente que “el pueblo de Colombia dijo NO al acuerdo de Paz”.

Desde quienes piensan o pretenden descalificar al “pueblo de Colombia” por “esquizofrénico” y “bobo”, hasta quienes asumen acríticamente que de verdad hubo una victoria electoral “del uribismo” frente a Santos, si no hay estudio desde la totalidad, reflexión histórica, y cosmovisión proletaria de clase, no se podrá entender jamás que lo ocurrido en el plebiscito colombiano es una “farsa democrática”.

Farsa construida y esgrimida como estrategia imperialista, en contra de la paz, por la continuación de la guerra civil y de la sumisión de los gobernantes del hermano pueblo, pero, sobre todo, por la necesidad que tiene el capitalismo de no aceptar su derrota y la de sus políticas neoliberales en Nuestramérica. Ésta que está en ebullición, que despertó con el espíritu de Bolívar, el de nuestros ancestros indígenas y el de todas y todos los libertadores que, como Hugo Chávez, apostaron y apuestan por la paz verdadera y permanente.

La paz que la oligarquía colombiana y sus amos imperiales, pretendieron enterrar el pasado domingo en sus urnas, sigue viva y goza de buena salud. Pero es importante estudiar, luchar y mantener la unidad de los pueblos, hasta la victoria final. En definitiva, ¡Venceremos!



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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