En las minas "verdes" del Congo, los trabajadores después de una semana de jornadas de 12 horas diarias pueden ganar entre 15 y 20 dólares semanales. Aunque en ellas no está oficialmente permitido el trabajo de niños ni de mujeres embarazadas, tampoco es extraño verlos sometidos a tan deplorables condiciones de trabajo.
El trabajo que los mineros realizan en estas canteras, extrayendo distintos tipos de minerales, se lleva a cabo sin las más mínimas condiciones de seguridad que al día de hoy se aplican en los países donde los derechos de los trabajadores son reconocidos.
Además de otros minerales como casiterita, estaño, oro y diamantes, uno de los más cotizados es el coltán, que se utiliza en la industria de aparatos electrónicos: computadoras, tablets, teléfonos móviles, etc. y por el cual las empresas fabricantes pagan un precio 30 veces superior al que reciben los mineros por cada kilogramo de mineral extraído en el Congo. En el Congo se estima que existe la mayor reserva del mundo de este mineral, calculándose que dicha reserva representa el 80% de todo el coltán existente.
Hasa 1908, el territorio que hoy pertenece a la República Democrática del Congo, fue propiedad del Rey de Bélgica Leopoldo II, cuando a la muerte del Rey fue cedido a Bélgica. Desde entonces estos territorios fueron objeto de una brutal e indiscriminada explotación de sus recursos naturales, utilizando mano de obra de los habitantes locales en condiciones de esclavitud. El marfil y el caucho fueron las fuentes de riqueza para unos pocos y de expolio y explotación para los locales.
La larga historia del saqueo que desde finales del siglo XIX padeció el Congo apenas ha cambiado de formas y de métodos en nuestros días; desde los años 60 el Congo y sus habitantes fueron sometidos a guerras que hasta el día de hoy, han sido la forma de continuar expoliando las valiosísimas riquezas naturales existentes en este territorio, en favor de unos pocos y en detrimento de las grandes mayorías. Según estimaciones confiables desde 1998 han muerto en el Congo alrededor de 5.000.000 de personas, víctimas de la guerra por el control de los recursos minerales en la zona. El número de desplazados supera el millón de personas que han debido huir de las zonas donde el conflicto es más intenso.
En las zonas de las minas del Congo, se estima que más 60% de los niños padece desnutrición. Los niveles de explotación y maltrato de las mujeres, en estas zonas, despiertan las alarmas en el mundo entero, por ser las principales víctimas de violaciones, trabajos forzados, torturas y maltratos en general.
Mientras cómodamente, en cualquier lugar del planeta que te encuentres, saques tu móvil para comunicarte con cualquier otra persona, vale la pena que te preguntes, ¿hasta cuándo el disfrute de las bondades y maravillas de nuestros días, como lo es el uso del celular, dependerá de la explotación y expoliación de nuestros semejantes de otros lugares, como ocurre actualmente en el Congo, en las minas de coltán?.