Durante la gobernanza de Barack Husseim Obama (aka: POTUS), específicamente, en su segundo término en el ejercicio de la Presidencia de los EEUU de América, José Vicente Rangel, JVR, tituló su política exterior como la "nueva política Obama" cual, en el marco de esa temporalidad internacional, el Presidente Barack Obama tomaría la decisión de decretar el "Decreto Obama"(09 de marzo del año 2015. http://www.correodelorinoco.gob.ve/tema-dia/decreto-obama-paso-a-paso/), sobre el cual estaría dirigido, puntualmente, a la Presidencia y la persona de Nicolás Maduro Moros en su calidad de ser socialista militante quien se opone, vehementemente, al proceso histórico-temporal del sistema capitalista tanto para su servicio en Venezuela como en todo el entorno continental-americano.
Dicho decreto es tan importante en su contenido como en la interpretación del mismo cuando se exponga en tiempos históricos a futuro cuando el electo a la Presidencia norteamericana, Donald Trump, asuma en sus responsabilidades, fundamentalmente, nacionales con sus lógicos impactos internacionales, particularmente, en el entorno latinoamericano y caribeño, porque el futuro del imperio yanqui depende, fundamentalmente, en lo referido y contenido, a la "Doctrina Monroe" y su expresión populista de "patio trasero".
Por ejemplo, el proceso que se ha venido desarrollando en territorio de los "american natives" (pueblos originarios en el territorio continental del norte de la denominada como América) cuando diferentes pueblos originarios se han concentrado, militantemente, para impedir el cruce de un oleoducto por sus territorios sagrados siendo apoyados en militante solidaridad por los "veteranos de guerra" en defensa del contenido fundamental de la Constitución norteamericana que impone a todo ciudadano estadounidense la defensa de los EEUU de América tanto en los escenarios internacionales como en las realidades nacionales.
Ese escenario ha obligado al gobierno del Presidente Obama a través del Cuerpo de Ingenieros del ejército norteamericano a paralizar dicho proyecto, por ahora: "…Obama Shows Support for Native American Rights in Dakota Access Pipeline Debate…President says Army Corps is examining whether there are ways to reroute project …" ("…Obama expresa su apoyo a los Derechos de los Pueblos Originarios Americanos en Dakota referido al debate sobre el acceso de un oleoducto [en tierras sagradas para los pueblos originarios del norte del continente americano]…el Presidente [Obama] ha informado que los Cuerpos del Ejército [norteamericano] están analizando la posibilidad de encontrar rutas diferentes para redirigir el proyecto [de la instalación del oleoducto]…") (http://www.wsj.com/articles/obama-shows-support-for-native-american-rights-in-dakota-access-pipeline-debate-1478121495).
El escenario anterior significa no solo la importancia del movimiento social de los pueblos originarios norteamericanos como la incorporación de los "veteranos de guerra" estadounidenses sino el impacto social y mediático que se ha venido desarrollando desde que comenzaron las protestas y los enfrentamientos de los pueblos originarios con las fuerzas policiales norteamericanas que llevaron, incluso, a personajes de la pantalla grande a solidarizarse con la protesta.
Esta protesta que ha surcado a lo ancho de los EEUU de América solo es comparable con las protestas en Wall Street y los movimientos a nivel nacional de los "veteranos de guerra" de las guerras en las cuales se ha involucrado y/o impuesto la Casa Blanca a través de diferentes Presidentes a lo largo del siglo XX y parte de lo que va del siglo XXI; es decir, desde la "Guerra de Corea", pasando por la "Guerra de Vietnam" para adentrarnos, históricamente, en las guerras en Iraq, Afganistán, Libia, Siria, el Golfo de Adén (Cuerno de África), entre otros escenarios.
Unas guerras que se han sustentado en su justificación desde confrontar a la URSS en Corea y China, en la importancia geopolítica y geo-estratégica en Vietnam contra China, fundamentalmente, por el petróleo en Iraq, Siria, Libia, por "la amapola" en Afganistán y geo-estratégicamente en el golfo de Adén, en el Cuerno de África. Esta es la herencia que le deja Barack Obama a Donald Trump.
Ello es lo fundamental de la "nueva política Obama", es decir, la Política de Estado de los EEUU de América en el marco paradigmático-significativo de desarrollarse en el tiempo histórico al ser "el imperio" en su expresión "imperialista" en un decadente "mundo unipolar", una realidad fundacional imperativa.
El triunfo de Donald Trump en las próximas pasadas elecciones presidenciales norteamericanas se circunscribe a ese proceso político que se ha venido desarrollando al sur del río Bravo y al sur de la península de la Florida cuando "la Política" le cede sus predios a "lo empresarial" para el, no solo, ejercicio de la Política como en lo necesario por histórico-actual como imprescindible vista la crisis estructural del capital en referencia a los paradigmas del sistema capitalista de la renovación obligante de dicho sistema como lo venimos conociendo a través de los resultados electorales en los diferentes países donde el capitalismo es el "paraíso perdido y hallado en el Templo".
A título de recordar, por ejemplo, aquel presidente mexicano del PAN, en Costa Rica, Panamá, Perú, Chile y, actualmente, Argentina y Brasil. Es decir, para nada el triunfo de Trump se escapa de ese importante y exclusivo movimiento socio-económico que ha saltado a la Política grande controlando no solo la economía sino, también y por necesidad imperativa, el Poder Ejecutivo cuando el Poder Legislativo y el Poder Judicial caminan por los predios de los intereses de la Banca internacional.
A título de referencia, el electo Trump se ha comunicado con la electa y en funciones, Presidenta de la República de China en Taiwan, quien decidió, moto proprio (sic), elevar sus más altas congratulaciones en cálidas felicitaciones, "de pana, panísima", al "catire Trump".
En el mundo de los neófitos, ignorantes, despreocupados y malintencionados, ese escenario telefónico de una duración de diez (10) minutos, no solo no es de extrañar porque es el "imperio norteamericano" en calidad conversa con su "socio y aliado", la República de China en Taiwan, pero ese escenario tiene dos (2) lecturas, cuando menos. La primera de ellas es que la actual Presidente, una dama, de dicha república, en la provincia china de Taiwan, en su militancia política no es ni pertenece al partido nacionalista, Guomindang, sino al Partido Progresista Democrático, partido afiliado a la democracia-cristiana alemana, es decir, es un partido de la órbita del centro-derecha y derecha internacional. La segunda lectura, aún más delicada y grave, es que en 40 años de relaciones sino-norteamericanas ningún Presidente estadounidense había osado tomar la decisión de salirse de la norma contenida en el "Comunicado de Shanghai" (http://www.taiwandocuments.org/communique01.htm) referido a "…there is but one China and that Taiwan is a part of China…" ("…hay solamente una China y Taiwan es una parte de China…").
Dejemos para posterior texto las implicaciones con la República Popular China.
¿Qué significa para Venezuela el triunfo de Donald Trump y, quizás, incluso, para Cuba?
Aparentemente, según los decires de los "think tank", Donald Trump dará algunos giros en la política internacional mucho más acordes con sus deseos, intereses personales como las inversiones cuales, aparentemente, realizará en Taiwan (https://www.documentcloud.org/documents/3230995-10-Anne-Marie-Donoghue-Trump.html), quien como excelente (sic) empresario y como todo empresario que ha ejercido la Presidencia en su país de origen. Junto a estas realidades en absoluta objetividad analítica, en el marco de las políticas pentagónicas, como lo estaría demostrando con las escogencias de sus más cercanos colaboradores para el ejercicio de las más altas responsabilidades ejecutivas cotidianas en el marco de las declaraciones de esos "escogidos", sus "doce apóstoles", en considerando que es considerado como el ser el candidato "elegido por la industria nacional petrolera norteamericana" (Hillary Rodham Clinton era la cabeza de playa de Arabia Saudita), en vista de lo referido por nos más arriba cuando apuntamos a lo señalado sobre los acontecimientos sobre el Dakota Access Pipeline y todo el revuelo que ha girado no solo en lo referido a "la religiosidad teológica" como también al impacto en "lo ecológico", es de total objetividad-subjetiva que, probablemente, Donald Trump tenga que "echar mano" al "Decreto Obama" con la finalidad de poder declarar, públicamente, que Venezuela es un "estado rouge", es decir, un "estado fallido".
Sí Donald Trump se convierte en una imagen del Presidente Franklin Delano Roosevelt y su "New Deal", sí Trump decide imponer medidas ejecutivas a las importaciones desde México y China producidas tanto por maquilas mexicanas como fábricas chinas de propiedad de inversores norteamericanos en función de imponer la tesis de la repatriación fabril con incentivos precisos, sí Trump busca reactivar la economía nacional en lo social del "común ciudadano norteamericano" con estímulos en sueldos, salarios, educación y salud, tendrá, obligatoriamente, que impulsar una política industrial agresiva, es decir, que las fábricas vuelvan a "echar humo", se verá en la obligación de elevar el consumo energético por lo cual se verá en la obligación de elevar las importaciones de crudo y gas a "precios baratos" y/o, por lo menos, a bajos costos en transporte y con bajo impacto ecológico. Es decir, que Venezuela se tendría que volver, una vez más, a ser "exportador confiable"; es decir, que los enfrentamientos con el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro Moros se tornarán aún más álgidos y de alta confrontación pero sin llegar a la invasión directa.