Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
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Un apretón de manos no muy efusivo entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y el presidente de Rusia, Vladimir Putin antes y después que conversaran "durante unos cuatro minutos".
http://www.reuters.com/article/us-usa-russia-idUSKBN13F0U8
de pie a un costado de la Cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC sigla en inglés) en Lima, Perú captó a la perfección el melancólico declive de la era de Obama.
En breve retrospectiva, la trizada relación entre Obama y las "existenciales amenazas" de Rusia y China lo incluye todo, desde un Maidan en Kiev patrocinado por Washington hasta el "Assad tiene que irse" de Obama en Siria con una mención especial para la guerra de precios del petróleo, las sanciones económicas, las agresiones contra el rublo, la satanización de Putin y todo lo que sea ruso, las provocaciones en el Mar del Sur de China –todo eso hasta el floreado final con la muerte del muy alardeado tratado Sociedad Trans-Pacífico, (TPP sigla en inglés) cosa que fue reconfirmada en la APEC inmediatamente después de la elección de Donald Trump.
Casi resultó demasiado triste ver a Obama defender su no precisamente espectacular legado en su última conferencia internacional de prensa, irónicamente con el telón de fondo de la costa sudamericana del Pacífico –justo cuando el presidente chino Xi Jinping amuy a gusto con su acostumbrada aura geopolítica, cosa que ya comparte con Putin. En cuanto a Trump, aunque invisible en Lima, estaba en todas partes.
El entierro ritual en aguas del Pacífico peruano del "brazo mercantil de la OTAN" y del pivote hacia el continente asiático (primeramente anunciado en el mes de octubre del 2011 por Hillary Clinton) le proporcionó a Xi la plataforma perfecta para agitar los méritos de la Asociación General Económica Regional (RCEP sigla en inglés) ampliamente apoyada por China.
La RCEP es una ambiciosa idea que apunta a convertirse en el más grande acuerdo de libre comercio del mundo: la RCEP abarca el 46 por ciento de la población del mundo con un PIB combinado de 17 millones de millones y sostiene el 40 por ciento del comercio mundial. La RCEP incluye a diez naciones de la ASEAN más China, Japón, Corea del Sur, la India, Australia y Nueva Zelandia.
La idea RCEP nació hace cuatro años durante una cumbre de la ASEAN celebrada en Camboya y que ha sostenido hasta ahora nueve rondas de negociaciones. Curiosamente la idea inicial vino de Japón –como un mecanismo para modificar una plétora de acuerdos bilaterales que la ASEAN había logrado con sus socios. Pero China está a la cabeza.
La RCEP es también la piedra angular del Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico (FTAAP sigla en inglés) concepto que fue introducido durante una reunión de la APEC en Beiyín por quien otro sino China con el objeto de convencer a países cuyo principal socio comercial es China y alejarlos de la idea del TPP.
La RCEP e incluso la FTAAP no constituyen un nuevo conjunto de normas comerciales ultra extensivas (fraguadas por corporaciones multinacionales norteamericanas) sino la ampliación de acuerdos existentes entre la ASEAN e importantes naciones de noreste asiático, el sur de Asia y Oceanía.
No se necesitó de experimentados meteorólogos para darse cuenta en qué sentido los vientos del Pacífico están soplando. Perú y Chile ya están a bordo para ingresar a la RCEP. Además Japón –que estuvo negociando el TPP hasta el último aliento—ahora ha cambiado rumbo y se dirige a la RCEP.
El Sultán entra en acción
Mientras tanto Putin y Xi se reunieron una vez más –Putin reveló que visitará China la próxima primavera con el propósito de profundizar la participación de Rusia en la Nueva Ruta de la Seda, también conocida como Una Faja, Una Ruta (OBOR sigla en inglés). El objetivo final será la fusión de la OBOR encabezada por China con el desarrollo de la Unión Económica Euroasiática (EEU sigla en inglés) encabezada por Rusia.
Ese es el carácter que prevalece en los 25 acuerdos inter gubernamentales sobre inversiones económicas <99799218> y en la industria nuclear firmados por el Primer Ministro ruso Dmitry Medvedev y el Premier chino Li Keqiang a comienzos de noviembre en la ciudad de San Petersburgo como también la organización conjunta de un Fondo de Inversiones Rusia-China.
De manera paralela, casi caído del cielo y de un solo plumazo, el presidente de Turquía Tayyip Erdogan, de regreso de su visita a Paquistán y Usbekistán confirmó lo que ya era evidente durante los últimos meses. "¿Por qué Turquía no debería estar entre los Cinco de Shanghai? Se lo comenté al Sr. Putin, al presidente kazajo, Nazarbayev y a aquellos que conforman actualmente los Cinco de Shanghai. Yo creo que si Turquía ingresa a los Cinco de Shanghai esto los capacitaría para actuar con mayor expedición."
Por supuesto que este bombazo se refiere a la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO sigla en inglés) que se inició el año 2001 como los Cinco de Shanghai –China, Rusia y tres países centro asiáticos –Kazajtán, Kirguistán y Tayikistán—posteriormente ingresó Uzbekistán, como un bloque de seguridad contra los Salafi-yijadistas y contra el narcotráfico proveniente de Afganistán.
A través de los años la SCO ha evolucionado aún más convirtiéndose en un mecanismo de cooperación e integración de Asia. La India, Paquistán, Irán, Afganistán y Mongolia son observadores. La India y Paquistán podría decirse que serán aceptados como miembros con todo derecho durante el 2017 seguidos también por Irán. Desde el año 2013 Turquía y Bielorrusia son "socios dialogantes".
El astuto Erdogan hizo su apertura hacia la SCO conjuntamente haciendo hincapié que Turquía no necesitaba ingresar a la Unión Europea "a toda costa". Ese aspecto ha sido más que evidente desde que Erdogan sobrevivió al golpe de estado del mes de julio pasado y ha desatado una durísima represión, lo cual ha horrorizado a Bruselas –lugar donde las negociaciones sobre el ingreso de Turquía a la UE ya llevan once años y ahora se encuentran totalmente paralizadas. Francia, la potencia número dos de la Unión Europea después de Alemania, inevitablemente las va a seguir bloqueando en la vía, quien quiera sea elegido presidente el próximo año.
Al ingresar Turquía la Organización de Cooperación de Shanghai a la larga junto con Irán, la India y Paquistán representaría un nuevo e importante centro para la integración Euroasiática, en tanto la SCO se está progresivamente vinculando con la OBOR, la EEU con el Fondo de Inversiones de la Ruta de la Seda de China, el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB sigla en inglés) <70106161> e incluso con el nuevo Banco de Desarrollo (NDB sigla en inglés) de los BRICS el cual comenzará financiando proyectos de los miembros de la agrupación para luego expandirse hacia otras naciones en el Sur Global. Moscú y Beiyín recibirían a Ankara con los brazos abiertos.
Cualesquiera que sean los contornos de la política exterior de Trump hacia China y Asia, la integración euroasiática continuará inalterable. China está desarrollando su propio pivote tanto interno como externo lo cual implica la modificación de sus políticas financieras, fiscales e impositivas para promover el consumo al detalle, la salud, los deportes y los viajes en paralelo con el impulso de la OBOR a través de toda Eurasia en todas sus formas con el objeto de solidificar la superpotencia económica.
El TPP –o brazo comercial de la OTAN—en su versión asiática—es solo un rasguño en una larga y serpenteante ruta. Por otra parte, el diálogo sobre el Mar del Sur de China avanza lentamente evitando la confrontación que ha sido fomentada durante todo el gobierno de Obama.
Durante la APEC el presidente chino Xi también se reunió con el presidente de las Filipinas Rodrigo Duterte, e hizo un llamado para que China y las Filipinas desarrollen la cooperación marítima. Un resultado práctico de esto es que los pescadores filipinos continuarán teniendo acceso al Scarborough Shoal, espacio de abundante pesca dentro de la zona económica exclusiva de las Filipinas (EEZ sigla en inglés) y que ha estado bajo control chino desde el año 2012. Beiyín también se comprometió a asistir a los pescadores filipinos en industrias alternativas tales como la acuacultura.
Esto bien podría denominarse Asociación Trans-Mar del Sur de China.
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