No hay que realizar una tesis de grado, una Maestría, un Doctorado, un Diplomado o una Especialización para saber que las revoluciones, hoy día, cobran mayor importancia en nuestro planeta y los ciudadanos deben esmerarse por participar en sus construcciones.

No se trata de ir a quitarle la vida ni los bienes a nadie, lo que se persigue es algo que los habitantes de este planeta sienten que se ha desvanecido desde hace más o menos cinco siglos y más últimamente, apenas casi un siglo, como es el respeto por la vida de las personas.

Se requieren revoluciones porque solo ellas, rescatan la humanidad, le dan brillo a la esperanza y a la fe y hacen que el ser humano despierte la solidaridad que siempre ha tenido y se deshaga de la capa de materialismo que le han colgado encima los falsos valores de una publicidad que lo lleva directamente a un consumo despiadado, que termina por devastarle los bolsillos y la salud, si antes no lo han dejado sin auto ni casa.

Todos sabemos la gran diferencia entre el moldeo capitalista y el modelo humanista de las revoluciones. El primero te saquea si llegas a enfermarte, porque los costos de hospitales, clínicas, las cirugías y los medicamentos te llevarán directamente al camposanto, porque la depresión, que nunca tarde en aparecer precipitará las cosas.

Un sistema altamente humanista como el de los venezolanos –hoy día sometido a una guerra de cuarta generación- no gusta al gran capital, porque las revoluciones éticas impiden que esquilmen a los ciudadanos. Una revolución como la Bolivariana –es fundamental decirlo- v a luchar por Hacer más humanista y con más justicia su gestión, aunque cometa el error de la venezolana, de contar con una Constitución altamente llena de humanidad, de identidad, de mucho respeto, de amor por sus historia y por sus connacionales, sean blancos, indios, negros, mestizos y de la más variada mezcla de todos sus nacionales.

Las revoluciones son necesarias porque permiten que el hombre descubra que debe amar más a sus paisanas y paisanos, a sus padres y a sus mujeres y a sus hijas e hijos, porque una revolución se esmera porque todos y todas aprendan a leer, escribir y forjarse una presión y en ese sentido, tendrá una educción abierta y gratis para todos sus hijos, aunque permite que el sector privado también tenga colegios y universidades y cobre por educar, aunque no permite la especulación.

La Revolución Bolivariana es más que indispensable porque venía siendo un legado que no terminaba por concretarse, que estaba allí formando parte de la historia, pero que cobró vida por obra y gracia de un hombre, que se montó en los hombros la historia de una independencia inconclusa y de las palabras de su líder, un hombre que era admiración en Europa y como dijera el General San Martín, el hombre más extraordinario que ha producido la América del Sur.

Y esas palabras las asumió Hugo Chávez, el constructor de la Revolución Bolivariana, de ideas y sueños y también asumió a su Maestro Simón Rodríguez y al General Ezequiel Zamora, para amalgamar la filosofía y las ideas de una revolución que sigue siendo victoriosa pese a los ataques de los políticos e instituciones del gran capital mundial y profundizando mas su accionar en favor de la mayoría de sus 30 millones de habitantes que han asumido la dignidad y su amor y su voluntad por Venezuela como banderas, escudo y poder.

Las revoluciones son importantes porque sus luchas son por el bien de los que poseen menos, por la dignidad y el respeto de todas las clases sociales y por conducir a sus pobladores por el camino del bienestar y no la ruta del despojo, que es la que se ha estado viendo los últimos tiempos.