La Revolución Cubana, es una de las hazañas emblemáticas de la humanidad, con propiedad única en humildad y bravura.
Decir Cuba es decir conciencia, memoria histórica, es decir identidad, lealtad y solidaridad. Fecundidad.
Desde hace 58 años surge la pregunta de rigor en el imaginario colectivo, manipulado por la mediatización, ¿qué será de Cuba sin Fidel? ¿Fracasará la Revolución? La respuesta se encuentra en el mar bravío, en las montañas, en los caseríos, en el malecón, en la raíz de los árboles: Cuba sin Fidel es Cuba con Fidel, porque Fidel es Cuba, Cuba es Fidel. Como Cuba también es cada uno de los que hicieron posible la Revolución.
No hay Cuba sin Fidel, porque Fidel es el pueblo mismo, es la mano del campesino, la voz de los abuelos, es la poesía de los caminos reales, la sombra de las palmeras; la energía de la juventud, la inocencia de los niños, es el abrazo hermano. La Revolución Cubana es el grito sonoro de los ríos indómitos, de los campos en flor, de la dignidad vuelta aguacero y fogón.
La Revolución Cubana nos ha demostrado durante 58 años que la resistencia es posible, que es posible la liberación de los pueblos, su desarrollo y progreso. Que la utopía y la locura juntas, son la poción perfecta para llevar a cabo las grandes rebeliones. Porque solo los locos en su demencia son libres.
La Revolución Cubana nos enseña que la integridad, el escrúpulo y la honra son innegociables. La Revolución Cubana ha sido calumniada desde que los barbudos deschavetados liberaron la isla, sin embargo Cuba sigue educando al mundo; cada segundo, día a día, demostrándole su humildad, su solidaridad internacional, su memoria histórica y su amor a los pueblos en desarrollo.
Por más que digan, por más que inventen, por más millones que gasten en difamarla en cuanta plataforma se preste para el atraco, Cuba sigue siendo libre, país entero, próspero y saludable.
En el aniversario 58 de la Revolución Cubana, honramos a quienes se atrevieron a soñar, a luchar y a entregar sus vidas por la liberación del pueblo cubano. A los ancestros, a los mártires, a los anónimos, a todos los que desde su lugar en la lucha han hecho posible la Cuba de hoy.
Hoy más que nunca, que retumbe el nombre de Fidel en el eco de las montañas y en las tempestades de los mares despiertos.
¡Larga vida a la Revolución Cubana! ¡Viva Fidel! ¡Viva Cuba! ¡Viva la Patria Grande!