En uno de los juicios del Tribunal de Núremberg, creado una vez terminada la segunda guerra mundial para juzgar a los criminales nazis y acerca del cual acabamos de tomar nota luego de leer el libro "La Iglesia Católica y el Holocausto Judío", del escritor estadounidense y ex profesor asociado de ciencias políticas y sociología de la Universidad de Harvard, Daniel Jonah Goldhagen (1), el principio legal, tal cual lo escribe parcialmente el autor, "que subyacía en la condena de Streicher, editor de Der Stürmer (2), el atroz semanario popular antisemita que, en los años treinta había manifestado su admiración por el antisemitismo de Civiltá Cattolica publicación oficial de la Iglesia (Católica) era el de la inducción al asesinato y al exterminio"
Streicher en su confesiones a los fiscales del Tribunal de Núremberg, siguiendo al autor del libro, sostuvo que si él tenía que comparecer como acusado ante ese tribunal para responder de su aportación al asesinato masivo de judíos, entonces Lutero, que como sabemos es el padre de la tradición antisemita luterana, tanto o más arraigada de la que ya traía desde su raíz, la Iglesia Católica, agregaba Streicher, "debería estar hombro con hombro con él", intentando con ello justificar la tarea que lo llevó a inducir a ese odio a través de uno de los medios de comunicación de mayor tiraje de la época nazi. Preciso es recordar que Martín Lutero había muerto hacía ya 400 años…
El mismo fiscal de la causa contra Streicher sostuvo que éste y lo citamos textualmente: "…hizo posible todas esas cosas -hizo posibles esos crímenes- que nunca podrían haber ocurrido si no hubiera sido él y por los que son como él. Dirigió de ese modo la propaganda y la educación del pueblo alemán. Sin él, los Kaltenbrunners, los Himmlers o los generales Stroop no hubieran contado con nadie que ejecutara sus órdenes. Y, como hemos visto, se centró en la juventud y en la infancia de Alemania. El alcance de su crimen probablemente sea mayor y más penetrante que el de cualquiera de los demás acusados. El sufrimiento que éstos causaron acabó con su detención. Los efectos del crimen de este hombre, del veneno que había inyectado en las mentes de millones y millones de muchachos y muchachas, de hombres y mujeres jóvenes, aún perviven. Deja tras de sí el legado de casi un pueblo entero envenenado por el odio, el sadismo y el asesinato, y pervertido por él…"
Ciertamente, ese macabro personaje de la historia de la mayor perversión y maldad que haya tenido que padecer la humanidad en los últimos tiempos, que se llamó Julios Streicher exhortó de manera incansable en su condición de dueño de medios de comunicación, de periodista, inclusive, a perseguir, a humillar, a doblegar, a avasallar y, finalmente a aniquilar sin compasión alguna a los judíos de todas las edades y de todos los sexos, inclusive a los que la naturaleza los mantenía aún en el vientre de sus madres, pues era un deber de la raza aria cumplir el mandato de Adolfo Hitler de exterminar toda semilla que siguiera dándole a la humanidad "víboras judías…"
Estos son pasajes espantosos de una historia bastante reciente, sucedidos hace menos de ocho a nueve décadas (1943/1946) y que la humanidad toda creyó irrepetibles, pero que para su propia vergüenza, volvieron a ocurrir y en absoluto exageramos que con el odio y la misma saña, como lo vivió el pueblo indonesio en 1965, cuando el gobierno del general Suharto, dictador impuesto por las armas tras derrocar al gobierno legítimo del General Sukarno, primer presidente de la República de Indonesia tras la independencia de los Países Bajos en 1945, con el apoyo logístico y financiero de los Estados Unidos, decidió exterminar a todo lo que oliera a comunismo y en menos de seis meses fueron salvajemente asesinados más de un millón y medio de personas.
Pero es que más recientemente de nuevo brotó el odio en 1994 en el minúsculo país africano de Ruanda, de apenas 26.338 km2., en donde la etnia de los Hutus que tenía bajo su control un gobierno dictatorial, masacró de mil modos (a tiros, a cuchilladas, a machetazos, a palos, etcétera) a casi un millón de sus hermanos de la etnia Tutsis en apenas 100 días, con el agravante de que hasta con la directa complicidad de obispos y curas de la Iglesia Católica y tanto lo fue así, que como prueba irrefutable de ello, es que hasta el propio Papa Francisco, en semanas recientes (3), le pidió perdón al pueblo ruandés y la humanidad por los "pecados" cometidos por la Iglesia Católica en esos abominables eventos criminales y que no solamente Juan Pablo II ya había hecho lo propio durante el Jubileo del año 2000, sino que el día 16 de octubre de 2016, es decir hace apenas siete meses, los obispos de la nueve Diócesis ruandesas hicieron leer en la misa dominical una carta que contenía este mensaje: "Pedimos perdón en nombre de todos los cristianos por toda clase de errores cometidos por la Iglesia. Sentimos el hecho de que miembros de la Iglesia violaran su promesa de lealtad a los mandamientos de Dios. Pedimos perdón por aquellos miembros de la Iglesia y del clero dedicados a servir a Dios y por cristianos que jugaron un papel en el genocidio" (4). Perdón éste cargado de vagas palabras, sin el reconocimiento explícito de la gravedad de los hechos criminales cometidos…
Julius Streicher fue sentenciado a morir en la horca el 1 de octubre de 1946 y ejecutado el día 16 del mismo mes, junto a nueve de sus copartidarios del régimen nazi que al igual que él incurrieron en los más atroces crímenes entre 1933 y 1945 (5).
Y cerramos esta nota, convencidos, sin ningún género de dudas, de que no es necesario añadirle comentario alguno…!!!
Notas:
(1) Santillana Ediciones Generales 2002, Madrid, España.
(2) Según Wikipedia, "Der Stürmer" que significa en español El Atacante, nunca fue una publicación oficial del Partido Nazi, sino que permaneció siempre bajo la propiedad de Streicher. Su tirada posteriormente a 1933, luego de la llegada de Hitler al poder en enero de ese año, fue de 600.000 ejemplares. "Durante la década de 1930, los alemanes podían encontrar el semanario en todas las calles de Alemania. Streicher colocaba vitrinas exhibidoras en las calles para promover su propaganda antisemita y aumentar la circulación. Para llenar todas estas vitrinas y suscripciones, algunas veces aumentaba la tirada del periódico a dos millones de ejemplares."
(3) Papa Francisco pide perdón por "pecados" de la iglesia durante ...
(4) Los obispos de Ruanda piden perdón por el genocidio de 1994 - Vida ...
(5) Hans Frank, Wilhelm Frick, Alfred Jodl, Ernst Kaltenbrunner, Wilhelm Keitel, Joachim von Ribbentrop, Alfred Rosenberg, Fritz Sauckel y Arthur Seyss-Inquart