Desde los años 80 del siglo XX, los "Tanques de Pensamiento" o intelectuales orgánicos norteamericanos, vienen revisando todos los conceptos ancestrales y decimonónicos que sobre la Democracia heredamos y que los griegos dejaron como legado político a la humanidad. Aristóteles, Platón, Sócrates y otros, construyeron la idea de la DEMOCRACIA como gobierno de las mayorías.
En ese sentido y no obstante que el mundo occidental (incluso otras regiones del planeta), adoptaron dicho precepto, incluida la propia sociedad norteamericana; no obstante, el referido concepto fue más luego alterado tal que se convirtió en un constructo elitesco en el sentido de crear mecanismos de control político del aparato burocrático del Estado desde la perspectiva liberal y más luego, neoliberal.
Al respecto, cada pueblo, nación o país, fueron creadas modalidades electorales con sus propias particulares; señalándose, que el menos democrático de ellos -hoy por hoy, es el sistema gringo de elección en tanto que no sólo es electoralmente hablando primario, sino representativo; es decir, se obvia la participación directa y protagónica del pueblo que como modelo garantiza el sistema político venezolano.
Hoy en día para los ideólogos norteamericanos, no basta con que un gobierno sea legitimado porque la mayoría de la población así lo quiso. Es preciso, según ellos, que dicho gobierno esté acoplado, consustanciado, con la agenda de la política exterior de los Estados Unidos (económica, política y militar), y quien no cumpla esa premisa, inmediatamente será calificado de Estado Paria, Forajido, etc., montándole más luego, un expediente ante la comunidad internacional que les garantice posteriormente, su intervención.
Dicha Escuela se inició en la Administración del expresidente Ronald Reagan, perfeccionándose más luego con la administración del expresidente Bill Clinton a través de la denominada Doctrina Albright y continuada seguidamente, por los demás gobiernos que les sucedieron hasta la presidencia del Sr. Barack Hussein Obama. Pareciera que a la Administración Trump, el stablisman norteamericano, busca empujarla para que continúe el mismo rumbo de sus antecesores.
Para los gobiernos norteamericanos (en la post guerra, luego de la Segunda Guerra Mundial), los países en sus áreas de influencia se legitiman (sean o no democráticos), en tanto y en cuanto estén acoplados a sus preceptos geopolíticos, geoeconómicos y geoestratégicos.
Hoy por hoy, no basta que se sea legal en el sentido que los mecanismos comiciales no sean cuestionables, es preciso, que sean gobiernos liberales -capitalistas- que defiendan los intereses de la burguesía en tanto clase dominante.
Todo este planteamiento tiene un sustento político militar con base a su nueva visión doctrinaria de la Seguridad Nacional y su expresión Geopolítica, modificada con posterioridad a la derrota recibida por los Estados Unidos en la guerra de Vietnam; viéndose seguidamente obligados a llevar a cabo Guerras de Baja Intensidad hasta la de Sexta Generación, en virtud no solo por un problema de orden económico -son muy costosas-, sino en la necesidad de eludir las presiones de los mass media quienes con base a la "Doctrina del Aislacionismo", terminan cuestionando vía opinión pública, la cantidad de bajas que produce una intervención directa. No está demás señalar que con esta actuación, también buscan burlar el DIP vigente.
En ese sentido, buscan dejar en manos de sus sigüines internos en cada país, las acciones de guerra sucia o a través de mercenarios por ellos entrenados y financiados para seguidamente intervenir por otros medios no contemplados en el vigente Derecho Internacional.
Concluyendo, la deslegitimación -desde la perspectiva conceptual de ellos-, es una premisa moderna de injerensismo o intervención indirecta respecto de los asuntos internos de las naciones (por ello lo primero que ordenan es desconocer y atacar las instituciones comiciales), con lo cual se violentan principios fundamentales contemplados en el Derecho Internacional, como Soberanía y Autodeterminación de los Pueblos.
Debemos recordar las palabras del ex presidente W. Bush en la ONU antes de intervenir en Irak, violentando y desconociendo todos los principios fundamentales del Derecho Internacional Público vigente: …"Quien no esté conmigo, está en mi contra y es nuestro enemigo"…. Propuesta que continuó su sucesor Obama, en todo el mundo quien a su vez deja la mesa servida contra la República Bolivariana de Venezuela (al ratificar el Decreto que nos califica de ser un peligro para su seguridad nacional y la agenda de la política exterior norteamericana), de manera que el nuevo inquilino de la Casa Blanca, tenga las condiciones objetivas para continuar el injerensismo y por qué no, incluso invadir nuestro país (al parecer ya están preparados para ello), si sus sigüines finalmente no logran cumplir el mandado de desconocer la voluntad del pueblo venezolano bajo la sombra del terrorismo fascista y tumbar el gobierno legítimamente constituido de Nicolás Maduro Moros, antes de que se concrete la convocatoria constituyentista; misma, cuyo fin último es, profundizar la democracia e imponer la paz en nuestro país, cosa que ni el imperio ni las élites interna y de la región, admitirán.