Sorprendente coincidencia lo que está ocurriendo en el mundo, después de la reciente prueba nuclear de Korea del Norte, una serie de movimientos telúricos se han producido en diversas partes del globo terráqueo, entre ellos el terremoto de México, el inusual comportamiento atmosférico con la seguidilla de formación de devastadores ciclones en la Región del Caribe y en la costa de los Estados Unidos-.
El retiro del mar de distintas costas que hasta hace poco estaban cubiertas por sus aguas, tanto en la Guaira como en Chichiriviche, fenómenos naturales que se unen a la sorpresiva temporada de lluvias que han afectado severamente a poblaciones de varios países de nuestra América.
A la par de esta inusitada aparición de fenómenos naturales, que pueden tener su origen en la continua agresión de que es objeto la tierra por las constantes pruebas nucleares que desarrollan las potencias bélicas del mundo, no debe extrañar para nada que Venezuela pueda estar sometida a un experimento por parte del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados, para crear situaciones sobrevenidas, que nos lleven a momentos difíciles para obligarnos a buscar una ayuda humanitaria.
En zonas estratégicas de Caracas se han presentado extraños fenómenos atmosféricos, que nos obligan a estar mosca, con cualquier evento lluvioso o de otra índole, partiendo de la experiencia que nos dejo la inusual vaguada del 98 en pleno proceso electoral constituyente.
En política lo más peligroso es lo que no se ve, por lo tanto hay que tener mucho cuidado con el rosario de amenazas publicas que han lanzado los voceros del imperio contra el gobierno venezolano, entendiendose que allí puede estar la trampa, nos hacen creer en una inminente invasión con cañones, misiles y tropas aerotransportadas y resulta que el método que nos están aplicando es la del cagajón, quemar por debajo hasta hacer que el fuego reviente por los cuatro costados.
Es el resultado que ellos esperan de la guerra económica, y sus distintas formas de expresión, entre ellas, los escases, los altísimos precios y el ataque a la moneda, con lo cual buscan o quieren hacer estallar la paciencia del pueblo, y que por la vía del castigo, ponga al pueblo a votar por sus mismos verdugos.
En el supuesto que se diera este escenario, ellos, harían ver ante el mundo que no tuvieron nada que ver con la reacción del pueblo contra el gobierno de Maduro.
El fondo de este asunto es que al gobierno de TRUMP se le enredo el Papagayo con la metida de pata de sus cipayos venezolanos, quienes en su desespero de derrotar a Maduro, se lanzaron por el despeñadero de la violencia, con un resultado desastroso, que ha obligado a sus amos del norte a replantearse la estrategia, toda vez que los tiempos, no le dan para desarrollar el plan que tenían para salir de Maduro para el mes de Noviembre o sea antes de las elecciones de gobernadores como estaban previstas en principio para el mes de diciembre de este año.
De allí que ultimo recurso que le queda por ahora, es insistir en las provocaciones de los gobiernos de Colombia, Brasil y Argentina, tratando de sacar de sus cabales al gobierno venezolano, a los efectos que se distraiga en sutilezas diplomáticas y abandone su interés en contrarrestar la guerra económica, que es la que realmente quiere ganar el gobierno Norteamericano.
Ellos saben que si Maduro no derrota la Guerra económica, pierde estas elecciones y las que vienen el próximo año.
Por lo tanto es tarea de la Asamblea Constituyente promover acciones con carácter perentorio, bien sea sancionando leyes o decretos que generen en la población al menos la sensación que ciertamente está en sintonía con ese pueblo que voto contra la violencia y por la paz, pero principalmente para derrotar la guerra económica, que a diferencia de las guarimbas y el terrorismo localizado que aplico la oposición, la guerra económica afecta a toda la población en general, por eso es más peligrosa que todas las demás formas utilizadas por el gobierno Norteamericano para desestabilizar al gobierno de Maduro .
En consecuencia no es cuento de caminos que estamos en presencia de un enemigo silencioso y realmente peligroso, al que hay que prestarle atención con mucha malicia y determinación, toda vez que si nos descuidamos nos puede voltear la tortilla.