Santiago Maldonado es la negación de la muerte más resonante hoy en la actual Argentina, que en mala hora vivió la división de un peronisno, donde una parte de él cambio principios Nacionales por apetencias personales. Ahora la Patria de Peron, la Argentina de Evita recuerda de nuevo que no debe llorar, que Santiago salió a la calle a pelear, no a mendigar piedad de los que acorralan al pueblo.
Santiago Maldonado es la afirmación de la lucha Mapuche por el ser, por ser, por la Argentina de todos, desde el Sur del Sur al Norte del Sur.
La epopeya Mapuche que no cesa. Porque Mapuche suena lejos, suena a discriminación, es el olvido de aquellos que se enfrentaron y derrotaron al invasor español.
El pueblo Mapuche, el dueño de la tierra, al que gobiernos neoliberales de Argentina, o disfrazados de concertación en Chile acosan y repliegan.
Santiago Maldonado será el hilo por el cual se irá la maraña que la dictadura neoliberal intenta tejer en la Argentina heroica de José de San Martín; del Sur glorioso del joven mapuche Lautaro que hizo tragar el polvo al sanginario Valdivia. Será la decisiva verdad que nace de los hombres y mujeres mapuches: “Habla con el corazón derecho, contiene tus malas pasiones” (dicho mapuche).
Deberíamos cada pueblo de este Sur en rebeldía, en primer lugar conocer a profundidad esa batalla diaria de los Mapuches en Chile y en Argentina donde las oligarquías los acusan de delicnuentes, de terroritas, donde los encarcelan y violan el derecho a la tierra, al agua, a la alimentación, a los Derechos Civiles, a la vida.
Mientras las grandes compañías nacionales y extranjeras, en su voracidad capitalista se adentran en las tierras Mapuche para robar la madera, acaban con el bosque que es arrasar con la biodiversidad, con el hogar de comunidades originarias, de la gente que fundó y conservó la nación. ¿Qué diferencia entonces a estos gobiernos oligarcas con el invasor de hace 400 años? antes bien, coinciden en destruir y en el genicidio continuado que empezó en 1492.
Santiago y los suyos se levantaron, para terminar con el hasta cuando, como aconseja Julio Cortazar ““¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que la felicidad no es más que uno de los juegos de la ilusión?”
Para él las ilusiones deben pasar a un plano superior. La lucha de los pueblos debe pasar a un nivel superior de la solidaridad y de la verdad.
La verdad es la nuestra, no la prefabricada en los laboratorios de la conspiración contra la humanidad. De los Mapuches hay que hablar a cada instante, a cada página, a cada red social.
Santiago es la pasión por la libertad, por la justicia. Santiago es ahora estandarte enmacpador. . Su aspiración fue que su gente ejerza el derecho a vivir en su tierra. Hasta que no pase eso no concluye la ilusión
@bolivareinaldo