China (y, posiblemente, Vietnam) puede representar una transición de tipo 3. El partido comunista sufre una transformación desde adentro, a partir de un cambio de una fuerte e inclemente política anticapitalista, a una que es encubierta, pero cada vez más abiertamente, pro-capitalista.
Hay interpenetración entre el partido comunista a nivel central y local, especialmente la capa dirigente de la empresa privada. Es común que un funcionario del partido acceda a una empresa, manteniendo su cargo en el partido. O a la inversa, el jefe de una empresa de propiedad estatal, o el propietariogerente de una empresa privada se convierte en el secretario de la organización partidaria.
Cuando esta fusión de los roles no tiene lugar, una esposa, hermano, hermana o niño puede hacerlo en su lugar, por lo que el poder político y comercial quedan, literalmente, en familia. Este camino podría conducir a un partido en el poder que siga ejerciendo la dictadura política, siga siendo retóricamente comunista, pero en la práctica no sea menos amigable a la propiedad privada y al mecanismo del mercado que Pinochet o los dictadores de Corea del Sur de la posguerra.
Otro supuesto posible es que germinen las semillas de la democracia. No surgen grupos de la oposición política hostiles hacia el partido comunista, y las instituciones de la democracia política se desarrollan, de manera constante o "a trancas y barrancas". Otros cursos también son posibles. No me gustaría ofrecer profecías políticas.