Ética, solidaridad, compromiso, internacionalismo, desprendimiento personal son las características que reúne el comandante en Jefe, Fidel Castro, quien lideró una de las revoluciones victoriosa en Nuestra América contra el imperialismo yanqui. Una proeza que de lo local alcanzó lo universal, donde lo imposible, el sueño de millones de ciudadanas y ciudadanos se convirtió en realidad.
"Igualdad y libertad plena" son las bases fundamentales del concepto de Revolución que nos dejó Fidel, premisa que se inscribe en la dialéctica que nos legó Carlos Marx y que es aplicable, perfeccionada en el marco de nuestro tiempo, momento convulso en el cual los enemigos del progreso, de la humanidad hacen lo imposible por borrar, detener la historia, por imponer un modelo que atenta contra la dignidad de nuestros pueblos, por un modelo que nos retrotrae a épocas pretéritas donde el hombre es apenas un elemento para producir riquezas de las que no disfruta.
Sin igualdad no hay libertad, y sin ambas no hay justicia social, tampoco hay liberación como preámbulo de libertad para llegar a la revolución.
El Gigante de América dejó un legado, como la victoria del pueblo cubano sobre el invasor en Playa Girón, primera derrota política y militar que sufre el imperialismo en nuestras tierras.
Fidel, siempre Fidel, es ejemplo de dignidad para nuestros pueblos, de solidaridad, de internacionalismo proletario, de compromiso con los desposeídos. Estadista, hombre de pensamiento y acción, pensador de nuestro tiempo, guía espiritual de millones de mujeres y hombres que luchan por su emancipación definitiva, contra la explotación.
Fidel sigue entre nosotros, en los pueblos del mundo, su ejemplo se remonta a los tiempos, al espacio, su pensamiento sigue vivo, atemorizando a los explotadores de siempre.
Su ejemplo permanece y la consigna sigue vigente en momentos cuando el imperialismo arremete contra Nuestra América:
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!
¡Viva Fidel!
¡Viva Cuba!