Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
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Semanas atrás vimos un aluvión de alarmas de seguridad internacional lo cual puso de manifiesto el peligro de un mundo tropezando hacia una guerra catastrófica. Esas alarmas, las cuales eran falsas o exageradas, emanan desde una mentalidad de guerra fría.
Semejante mentalidad no solo es peligrosa, también es inaceptable en un mundo como el de hoy.
Primeramente, vimos al territorio de Hawaii de Estados Unidos puesto en alerta a escala total debido a un supuesto misil balístico entrante. La alarma resultó ser falsa. No había semejante misil balístico entrante, pero toda la población de esta Isla del Pacífico estuvo sujeta a 38 minutos de auténtico tormento.
El día anterior a aquel incidente, el sistema de alarma de ataque aéreo de Japón también lanzó una alerta similar y falsa.
En ambos casos, se supuso que los inexistentes misiles habían sido disparados desde Corea del Norte.
Mientras tanto en Europa, aviones de guerra de Bélgica, Holanda y Gran Bretaña –todos miembros de la OTAN encabezada por Estados Unidos—salieron en desbandada a interceptar a dos aviones de guerra rusos. El Ministerio de la Defensa de Rusia rechazó las quejas en el sentido que sus aviones estaban actuando "provocativamente", señalando que los dos bombarderos rusos Tu-160 en todo momento estuvieron volando dentro del espacio aéreo internacional durante un ejercicio de rutina.
Este último tipo de incidente pareciera ser una ocurrencia en aumento. Durante los últimos dos meses, fragatas de la marina británica han dicho algo importante al "escoltar" navíos de guerra rusos que navegaban "cerca de las aguas territoriales británicas". Una vez más, al igual que el incidente de intercepción anterior, el Ministerio de la Defensa de Rusia señaló que sus navíos en todo momento se limitan a las aguas internacionales.
No son las aeronaves o los navíos rusos los que actúan provocativamente. Se trata de Gran Bretaña y otros estados de la OTAN quienes en efecto tratan de vetar el derecho legal de Rusia para utilizar tanto el espacio aéreo internacional como el espacio marítimo.
En particular, Gran Bretaña pareciera estar sobreactuando en sus reclamos de "defender" su territorio de una inexistente amenaza rusa. La ironía aquí es que Rusia ha tenido que lidiar en años recientes con un creciente número de intrusiones de navíos y aviones de la OTAN en las regiones del Mar Báltico y del Mar Negro. Pero, los medios de prensa occidentales dicen muy poco acerca de eso, mientras que sí agitan titulares acerca de las "provocaciones" rusas.
Esta alarmante situación, ya sea respecto de Asia-Pacífico o Europa es deplorable. Esta volátil atmósfera conduce hacia infundir temores, corriendo el riesgo de las falsas alarmas que se producen. Eso, a su vez, plantea el riesgo de las interpretaciones erróneas y el muy grave riesgo de respuestas militares que podrían derivar en un conflicto aún peor.
Le corresponde a todos prestar atención y compartir la preocupación expresada por el ex Secretario de la Defensa de Estados Unidos, William Perry, quien sirvió durante el gobierno del presidente Clinton.
Recientemente Perry dijo que el mundo está actualmente corriendo un peligro aún mayor de catástrofe nuclear que en cualquier momento de la Guerra Fría.
Este maligno dilema emana de la mentalidad de Guerra Fría que mantiene Washington y sus aliados de la OTAN. Esa mentalidad percibe y describe al mundo en términos ideológicos como "nosotros" y "ellos", como "naciones libres y naciones cautivas", "aliados y enemigos". Esta visión antagonista del mundo resulta esencial para Washington que abriga ambiciones de un "mundo unipolar" bajo su "liderazgo" o dicho sin ambages, bajo su dominación y hegemonía.
Semejante visión del mundo es esencialmente la de una potencia con sus acólitos de la OTAN tratando de ejercer un control geopolítico sobre otros, en vez de asumir la realidad y un acuerdo más viable de carácter multilateral. Para una ambición unipolar es necesario interpretar al mundo como un escenario de adversarios, Rusia, China, Irán, Corea del Norte y otras "naciones no conformistas" que pueden ser catalogadas como "rivales", "opositoras" o "estados fallidos".
Eso, a su vez, conduce a las relaciones internacionales a tornarse cargadas de agendas adversarias y beligerantes. La incesante rusofobia en el discurso oficial occidental se basa en reclamaciones infundadas de interferencia rusa en la política occidental, lo cual es típico de inevitable hostilidad.
Abreviando, Estados Unidos y sus subordinados de la OTAN insisten en su mentalidad de Guerra Fría con el objeto de satisfacer ambiciones de control unipolar.
Pero, como lo señala el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov esta semana, la noción de un mundo unipolar es refutada por la creciente realidad de un orden internacional multipolar. El surgimiento del poderío económico de China es quizás el testimonio más claro.
Mientras Washington continúe con esa inaceptable ambición de dominio, el mundo entonces seguirá siendo frustrado por tensiones antagonistas.
En cambio, las relaciones internacionales deben conducirse sobre la base de la igualdad bajo la protección universal del Derecho Internacional y la soberanía. Y la diplomacia que sea la moneda corriente en las relaciones.
No puede haber lugar para las amenazas, los ultimátums ni para el uso unilateral del poderío militar. La conferencia cumbre de la OTAN en Vancouver, hace poco, donde un pequeño grupo de naciones asumió la prerrogativa de emitir un ultimátum a Corea del Norte para que se desarme unilateralmente, en cambio esas naciones deberían adoptar la diplomacia para resolver esa crisis que es típica de una anacrónica mentalidad tipo Guerra Fría, contra productiva, inútil y totalmente inaceptable.
Semejante mentalidad está empujando al mundo hacia un peligroso umbral donde las tensiones y las alarmas están incesantemente arriesgando una catástrofe.
La anacrónica mentalidad de Guerra Fría debe ser desmantelada y reemplazada por un nuevo paradigma de internacionalismo democrático.
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