Hemos podido observar, desde las últimas 48 horas, la caída de un gobierno de extrema derecha en el reino de España. Gracias a la señal de los medios alternativos y contra hegemónicos, el régimen parlamentario que rige en la denominada "madre patria" ha echado al señor Mariano Rajoy del Palacio de la Moncloa.
Sin duda, para la coalición opositora en Venezuela denominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha perdido un aliado fundamental en su accionar y en las labores que venía desplegando para derrocar el gobierno que dirige el presidente Nicolás Maduro.
Indudablemente Mariano Rajoy fue destituido de la presidencia del gobierno español agobiado por una galopante corrupción por parte de su organización política, Partido Popular, heredero del legado del dictador Francisco Franco, y que pretendía dar lecciones de democracia a nuestro país.
Indudablemente quien lo sustituye es el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, quien es una figura prefabricada del stablishment para cerrarle el paso al ascenso de la organización PODEMOS al poder en España.
No obstante, y pese a la ascensión al poder de la socialdemocracia española, que equivaldría a hablar de AD en Venezuela, las relaciones con España pudieran mejorar un tanto, ya que Sánchez proviene de una organización política de donde milita el señor José Luis Rodríguez Zapatero, quien es uno de los facilitadores del diálogo entre voceros del gobierno venezolano con factores de la oposición. Por lo tanto, la salida de Rajoy y del Partido Popular del poder constituye en un gancho al hígado a Julio Borges y Antonio Ledezma, quienes habían desplegado una fuerte acción de lobby internacional con Rajoy como aliado.
España sufre la procesión ante la inminencia de la independencia de Cataluña y una crisis económica que no termina de superar.
Y los hemos visto pasar en los casos más recientes de países que se han metido con Venezuela. En Perú, Pedro Pablo Kuczynski se vio obligado a renunciar, para no ser removido por el Congreso de Perú. Horacio Cartes renunció a la Presidencia de Paraguay, pensando asumir como senador para garantizarse la impunidad de sus pillajes y corruptelas. Y ahora cayó Rajoy.
Rajoy se va con el rabo entre las piernas y sale por la puerta de atrás.
¿Y quién será el próximo en caer? ¿Macri? ¿Temer? ¿Macrón? O ¿Trump?
Se avizora en el horizonte la nueva oleada de gobiernos progresistas y revolucionarios. ¿Colombia? México altamente probable, Brasil con Lula o el candidato que este apoye si no pudiera participar debido a la inhabilitación que tratará de cerrarle paso. Bolivia con la ratificación de Evo, Ecuador con la posible vuelta de Rafael Correa y Argentina con el regreso de Cristina.
Se tornan las cosas interesantes en la patria grande. Por ello el desespero yanqui por tratar de derrocarnos lo antes posible, antes de que cambie la correlación de fuerzas en el continente y el mundo.
Y esto haría que las medidas coercitivas unilaterales que nos han impuesto puedan comenzar a decaer, y la época de prosperidad anunciada por Nicolás Maduro sea una realidad más que utopía. Pero no podemos descuidarnos, ya que lo que pudiera torpedear esa posibilidad es la indolencia en la gestión gubernamental, además de las deserciones y traiciones en nuestras filas por la vista corta y no de largo alcance que hay que tener en estos instantes.
Así son las cosas.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!