El revés propinado por la izquierda española, unida al PSOE, a la rancia y podrida derecha ibérica heredera del franquismo y seguidora de la ridícula monarquía, no es poca cosa. Se interrumpe o por lo menos se deteriora el perverso triángulo Bogotá-Washington-Madrid contra Venezuela. Uno no sabe que podrá pasar en lo sucesivo pero lo hecho está y no se puede revertir lo ocurrido en lo inmediato. Tardará su tiempo en restituirse, si fuera posible recomponerlos, los canales de conspiración y de ayuda financiera a los golpistas y terroristas venezolanos que se nutren del dinero, mal habido, facilitado por el gobierno de Rajoy. Por ahora se detiene la caravana de escuálidos que viajan a España a mendigar la ayuda internacional supuestamente utilizada para derrocar al gobierno democrático y constitucional de Venezuela y que mayormente lo gastan, para su propio peculio, en darse la buena vida a costa del franquismo y de la monarquía.
Las victorias políticas de la revolución bolivariana contra la derecha criolla antinacional se producen todos los días. No nos sorprenden porque ya es la costumbre en los últimos veinte años que se produzcan en Venezuela triunfos populares, pero la derrota política propinada por la izquierda y el enigmático PSOE a la ultraderecha española, erigida en el principal enemigo extra continental de Venezuela, eso sí fue una gran sorpresa inesperada, que merece más de una consideración. La fuente más dañina donde se alimenta la guerra económica contra el pueblo venezolano proviene del exterior. Se ha conformado una gran alianza imperialista con los gobiernos vasallos latinoamericanos para acabar con la revolución bolivariana.
La crisis mundial del capitalismo y las contradicciones que genera afloraron en el gobierno ultraderechista español y dieron al traste con él. Lo mismo va a ocurrir, tarde temprano en la mayoría de los países latinoamericanos que no aguantan el neoliberalismo, impuesto por las bases militares norteamericanas y la OTAN, como en Colombia. El panorama internacional que se obscureció temporalmente con la dominación de la derecha en Brasil, Argentina y Ecuador, en sustitución de los gobiernos nuestroamericanos que dignificaban a sus pueblos, se irá aclarando poco a poco en beneficio de la unión independentista de nuestras naciones.
Esa fue la señal que emitió el descalabro sufrido por Mariano Rajoy, símbolo internacional del apoyo a la oposición apátrida venezolana. Muy pronto recibirá un nuevo leñazo la derecha internacional, cuando el candidato de izquierda, Andrés Manuel López Obrador triunfe, dentro de dos meses, en las elecciones presidenciales mexicanas. A ese manito no lo para nadie al frente de la coalición "Juntos Haremos Historia" quien en la última encuesta del 30 de Mayo estaba ganando con el 52%. México ha sido históricamente el país de América Latina más humillado, ofendido y despojado de sus territorios por el imperialismo norteamericano. México con sus ciento treinta dos millones de habitantes, a pesar de su mal vecino Donald Trump, quien levanta el oprobioso muro de la supremacía blanca en la frontera Asteca, puede volver a ser la patria digna y soberana del Presidente Lázaro Cárdenas gran amigo y solidario presidente de la República Española, odiada y vilipendiada por la casta fascista y franquista de Mariano Rajoy.