Ustedes tienen razón, el título parece "un arroz con mango" pero todo tiene sus razones, entonces, en consecuencia, razonemos, intelectual y académicamente, para ver por donde nos llevan "los tiros", como decimos en buen criollo. Es decir, no se aceleren menos impacienten porque cualquier disertación por extraña que nos parezca no resulta "tan agarrada por los pelos" como diría el filósofo aquel.
Lo primero es lo primero. Alexander Ivánovich Herzen fue un intelectual ruso de la escuela occidentalista a quien se le considera como "…uno de los fundadores del socialismo ruso…". Es decir, nos referimos a aquel movimiento intelectual profundamente contestatario más cercano al pensamiento radical y extremo que, en nuestros pareceres, constituyó la base fundamental del proceso revolucionario proto-revolucionario que se iría gestando, en permanente desarrollo, hasta alcanzar el Poder en aquel "octubre-noviembre" de 1917.
En esa línea de reflexión el liberal rusólogo, Isaiah Berlin, los estudió con rigurosidad académica sobre el sustento de sus líneas de reflexión filosófico-políticas en un texto exquisito titulado: "Pensadores rusos" donde camina por los pensares y reflexiones de aquella base fundamental de la intelectualidad rusa que sufriría cárcel, exilio en diferentes geografías rusas incluida la Siberia, que regresarían al centro del Poder, Moscú y San Petersburgo, que se mantendrían aferrados a sus pensamientos de "revolución permanente" contra el establecimiento de la Corona zarista, que mirarían a París y que buscaban una "apertura democrática-constitucional y legislativa". Curiosamente, la tendencia oficial de la zarina de mirar hacia Paris incluso llevó al prócer Francisco de Miranda a caminar por los pasillos de los palacios del significado Poder ruso.
Ante el atentado en calidad de magnicidio frustrado contra el Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y todo el Estado venezolano, Nicolás Maduro Moros, el día 4 de agosto (2018), en los avatares de la celebración aniversario de la constitución de la Guardia Nacional Bolivariana, merece diferentes análisis en adición a las consecuencias que se han venido desarrollando en el marco de la legalidad y la Constitución. En primera instancia, es de obligación conocer que significa, en profundidad, el concepto "magnicidio". En segunda etapa, desde cuándo la Historia nos conversa sobre ese "hecho histórico", en el marco de la Teoría y Filosofía de la Historia como conocer desde cuándo se convirtió en concepto moral, ético, jurídico, teórico, legal e, incluso, nos atrevemos a proponer, teológico. En tercer paso, conocer, sí ello ha significado un "hecho histórico", como saber sobre los momentos históricos cuando se ha sucedido algún "atentado" magnicida. Y, por último, cómo ha reaccionado la Historia Patria ante ese hecho abominable.
Por último, el concepto "revolución". En ese orden, tendríamos que pasar por las "hojas de la Historia" para conocer sí un magnicidio ha ocasionado, en su correr histórico, bien una revolución, bien la ha frustrado. Hay un decir cual en su contenido explica su propio significado, cual es: "…la Revolución es como Saturno, devora a sus propios hijos…" (Maximilien Robespierre). Pero, reiteramos, una revolución, en su amplitud conceptual, puede ser de derechas, es decir, liberal, como, también, es de izquierdas, podríamos circunscribirla desde una revolución socialista, en toda su amplitud conceptual, como, radicalmente, de ser y convertirse en una izquierda profunda. Claro, dependerá, en el marco de la lucha de clase, ser dirigida, liderada y triunfante por la clase más esclarecida en su dirigencia conductora además de que esa dirigencia perciba, como lo hizo Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, el momento de concretar el proceso revolucionario.
Por ejemplo, la Revolución Francesa fracasó, por ello nos preguntamos: ¿por qué fracasó? Es decir, cuando nos acercamos a la Historia, conocemos, perfectamente, como Austria y las derechas francesas se coaligaron desarrollando un "proceso bélico" que logró reinstalar "lo tradicional-conservador". Es decir, cualquiera que haya leído el proceso del Canciller Metternich como quien haya conocido las políticas desarrolladas por Henry Kissinger, quien, como buen alemán de origen, ha estado adscrito a dichas tesis de praxis político-conspirativas y militar, las de Metternich, en su aplicación en la Chile de Allende, conoce que significan, históricamente, las reacciones de las derechas, para el caso-Venezuela, en su agresividad militante de "solucionar las asimetrías internas" por la vía del magnicidio.
Ahora bien, es evidente que el magnicidio es un acto anti-natura, es un acto contra el "ser creado" como "ser social". Cabe la pregunta de porqué es más importante ese acto criminal contra una persona que ejerce una alta responsabilidad muy específica y particular que contra cualquier "ser social" y porqué es calificado como el más alto delito que se pueda ejercer en un país específico.
Claro, ello obligaría, también, a analizar las realidades y circunstancias que produjeron dicha decisión. Por ejemplo, el magnicidio contra El archiduque Francisco Fernando, conocido como el "Atentado de Sarajevo" cuya consecuencia sería el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial, la más cruenta de las guerras hasta el lanzamiento de las bombas atómicas por parte de los EEUU de América sobre territorio del Imperio del Japón.
Cuando nos referimos en el párrafo inmediato anterior sobre el acto contra el "ser creado" como "ser social", lo proponemos como inquietud al desconocer sobre "la opinión" de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre el atentado en grado de frustración y no nos referimos como "acto político" sino como "acto de significado teológico". Es por ello que insistimos en la necesidad de definir, con precisión histórica, el vocablo "magnicidio" tanto en lo referente-histórico como en su impacto en la "conciencia conductora" de la sociedad; es decir, en considerando que además del acto político en si mismo, el magnicidio es un pecado mortal con una características "del perdón" muy específicas a tal grado que aumenta la inquietud por el silencio de la "conciencia teológico-religiosa" que se significa en la Conferencia Episcopal Venezolana.
Nos vamos a permitir finalizar con algunas citas: "…el verbo spondeo, del que se deriva nuestro término "responsabilidad", significa "salir garante de alguno (o de sí mismo) en relación a algo y frente a alguien…" (Giorgio Agamben. "Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo Sacer III". Pre-Textos. Valencia, España, 2010, pág. 20).
Nos dice Berlin que "…cuando hay un acuerdo sobre los fines, los únicos problemas que restan son los referidos a los medios, y estos problemas no son políticos sino técnicos…" (Isaiah Berlin. "Dos conceptos de libertad y otros escritos". Alianza Editorial. Filosofía. Madrid, 2008, pág.43).
Reinhart Koselleck en su libro: "historia/Historia" (Mínima Trotta. Madrid, 2004, pág.137) nos dice preguntándose: "…¿Por qué había de ser la evolución más histórica que la revolución, el nacer más que el parecer…".
El filósofo Byung-Chul Han en su disertación sobre el Poder señala que "…Heidegger no asocia la ubicación con el poder…pero la morfología del poder permite la posibilidad de interpretar expresamente la ubicación como un acontecimiento del poder…todas las fuerzas convergen en la punta configurando una continuidad…aquella punta de lanza en la que todo confluye remite a la mismidad de un lugar que se quiere a si mismo…" ("Sobre el Poder". Herder. Barcelona, 2016, pp. 149-150).