Venezuela, China y los Estados Unidos de América

Mi camarita, Donald "el Catire" Trump, está en una de guerra con quien se le atraviese en su programa-proyecto de rescate nacional-norteamericano-estadounidense y no se "anda por las ramas", sin importarle a quien le guste, agrade y sea afectado. Es nacionalismo puro y duro. Pero ¿se ha analizado con cierto grado de objetividad y dialéctica el porqué de esa decisión de Estado en el marco de los actuales objetivos del Poder como imperio histórico en conjunción con la evidente crisis del sistema capitalista?

En un espacio temporal-histórico, la diplomacia estadounidense se ha expresado en dos tendencias, básicas, según quien fuera el huésped de la Casa Blanca, sí éste fuera republicano o del partido demócrata con, básicamente, sustentadas en dos doctrinas con un objetivo de Estado según esas circunstancias históricas globales por temporales de cada actor fundamental del imperio.

Para expresarlo en términos históricos.

La decisión de entrar en las aguas oceánicas del Pacífico fue una política de Estado expuesta durante el comienzo de la segunda parte del siglo XIX; la "Doctrina Monroe", también, fue política de Estado en su referencia frente a las expansiones históricas de las testas coronadas continental-europeas; la "Open Door Policy" lo fue y ahí, según nos, es el momento cuando comienza a percibirse la importancia global de Washington, según y sobre la base analizada en y del contenido de los propios documentos conocidos; una otra sería la dialéctica que se generó sobre la decisión político-legislativa referida a las intervenciones norteamericanas en ambas guerras mundiales cuando se expresó y se expuso no solo la decisión de Estado yanqui en apersonase en las estepas europeas sino el obligante y necesario proceso de tener que convertir al Estado norteamericano en un fundamental y regidor imperio-imperialista mundial con lo cual le permitió dar su "firma y sello" para la entonces constitución necesaria de las decisiones de las políticas de Estado norteamericano referidas a los contenidos y obligaciones e implementaciones del "Plan Marshall", la imposición capitalista estadounidense referida a Bretton-Woods al tiempo histórico cuando ejerciera su expansión y consolidación en y a través del continente asiático, fundamentalmente, en países como el Japón, Corea del Sur, la isla de Taiwán, el archipiélago de las Filipinas.

Vayamos a los hechos históricos consecuenciales sobre lo ante-expresado.

La presencia del Comodoro en las costas japonesas, la expansión territorial sobre los territorios históricos de México junto con el control sobre naciones centroamericanas y Cuba, la importancia del contenido de los textos referidos a la "Doctrina de Puertas Abiertas" en lo referente al "comercio internacional" con la interesante particularidad, en el contenido de esa política expansionista norteamericana, que se implementaría en lo fundamental y de importante diferencia de las expansiones europeos cual era la de "conquistar y colonizar" espacios geográficos en Asia y África; es decir, Washington nunca trató de adscribirse a esas tesis colonialistas en considerando las propias experiencias in situ nacionales que experimentaron los colonialistas europeos (guerras anti-coloniales).

Para llegar a alcanzar un serio conocimiento del "Plan Marshall" como de las otras imposiciones, arriba en mención, sí no se estudian en profundidad sus razonamientos discutidos a lo interno de la nación norteamericana durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales con su participación efectiva, con tropas y equipos, no se comprenderá no solo el significado conceptual de la expansión del "imperialismo yanqui" como tampoco podremos alcanzar un conocimiento serio de las políticas globales que se fueran impulsando, a posteriori, frente a las cuales, en las actuales circunstancias concretas, nos encontramos con ciertas variables particulares que la hacen diferente, a aquella expansión referida, por impuesta y globalizada, con las actuales políticas globales que se viene imponiendo e impulsando desde la Presidencia del "camarita Trump". No es ni significa cualquier cosa.

En ese orden de ideas, por ejemplo, nos hemos expresado en anteriores opiniones que Washington "no midió", ni calculó, los "pro y contras" de adscribirse, moto proprio, a las tesis que propusiera el líder chino resurgido, Deng Xiaoping, referidas a la "reforma y apertura" con un desarrollo político-económico que se expandió a través de los diferentes gobiernos presidenciales estadounidenses desde la década de los años 80 del siglo próximo pasado, siglo XX.

¿Por qué?

Sencillo, la población en ambos países en sus referencias con respecto a la "nueva división internacional del trabajo"; las "nuevas tesis del comercio internacional consecuencial" a aquella praxis de las política binacionales al suscribir Washington las tesis referidas por Deng Xiaoping con el efecto lógico de la acumulación y el desarrollo en profundidad de las finanzas como las políticas que impactarían las transferencias de tecnologías tanto desde los EEUU de América como aquellas provenientes del continente europeo.

Por cierto, algún país latinoamericano "cayó en la trampa" con el supuesto "mercado en ilusorio espejismo" para la producción de carros para la guerra como también los efectos consecuenciales por propuestas y negociaciones desde algún país del Mediterráneo occidental con sus fragatas de tecnologías propias.

Es decir, al no calcular los EEUU de América las consecuencias de la relación "costo de mano de obra chino versus impacto en el mercado interno norteamericano" junto con el efecto directo de la "dependencia socio-comercial en las comunidades de bajos y muy bajos recursos", en ambos países, le permitiría a China poder aumentar y elevar sus "ahorros" para así poder invertir en nuevas fábricas con ciertas tecnologías más avanzadas a las propias con lo cual se "descargaban" las aportaciones de los ahorros provenientes del sector campesino. Dicho todo ello en líneas muy generales.

Era evidente que parte de las diferencias en la "balanza comercial binacional" tenían que se invertidas en la compra de los "bonos del Tesoro" norteamericano tal como, en tiempos precedentes, lo hiciera el Japón hasta su obligante retiro del mercado e inversiones en territorio norteamericano cuando comenzara sus tiempos de crisis, inevitablemente, con la "crisis del jubilado" japonés.

Pero la dependencia de las importaciones de consumo masivo para ese subconjunto social del mercado norteamericano como de servir de tránsito de mercaderías desde las costas del Pacífico californiano para consumo de las regiones meridionales del continente americano en sus tránsitos hasta la península de la Florida como en el estado de Texas, entre otros, "warehouse", in-bonds, libre de impuestos, iba desarrollando una "curiosa dependencia" aunque totalmente previsible y no controlable en algunos espacios de ese tránsito, en tanto y cuando se sustentaba en la más íntima realidad doctrinal del sistema capitalista referido a la ganancia.

Es de necesario comentario exponer que el propio Departamento de Comercio norteamericano "impuso cuotas" (sic) de importación desde países centroamericanos y ciertos países caribeños de productos, por ejemplo, textiles, supuestamente, de producciones locales. El propio sistema tuvo que desarrollar espacios especiales seudo-industriales que llevaron, necesariamente, a la "creación de las maquilas" tanto en Centroamérica como en México, con transformaciones espacial-industriales en algunas zonas geográficas; nos referimos a las "ZEE", Zonas Económicas Especiales, donde el país centroamericano, por ejemplo, era receptor de textiles de procedencia china para, en las maquilas, "darle un valor agregado" con la colocación de "la etiqueta: Hecho en [nombre del país centroamericano]" y así el poder colocar "el producto" dentro de la "cuota otorgada" a dicho país centroamericano por el Departamento de Comercio de los EEUU de América. Todo quedaba en casa.

El caso de México tiene sus propias particularidades como también se expresan esas modalidades en Panamá.

Dicho lo dicho, en nuestra apreciación, las actuales políticas impositivas a productos de fabricación china por parte del Tesoro norteamericano como política de Estado del Gobierno de Donald Trump, en el marco del capitalismo imperial-imperialista estadounidense, son políticas correctas independiente de nuestra opinión muy particular sobre el tema en cuestión como así mismo con referencia con el análisis que se realice dentro de los actuales enfrentamientos intra-capitalistas mundiales.

Pero nos hemos desviado. La actual diplomacia norteamericana no es una diplomacia republicana como tampoco está adscrita a la diplomacia del partido demócrata en las personas de Bill Clinton y "el libre-pensador, Barack H. Obama". Es la "neo-diplomacia de guerra" como podemos conocer y deducir cuando, por ejemplo, nos internamos en el análisis de los significados del concepto geopolítico en su expresión geo-estratégica referida a los "socios y aliados", así como en los análisis de los tratados sobre "seguridad y defensa" firmados con esos "socios y aliados", como también cuando consideramos los significados de la decisión de Estado de Donald Trump con relación a la OTAN sobre los presupuestos de defensa obligantes para la Comunidad Europea, así como debemos considerar la expansión de membrecías de los nuevos socios y asociados de la OTAN junto con el despliegue de "zonas de protección misilísticas" con direcciones precisas sobre Rusia, China y Corea ¿y Venezuela?.

El sistema capitalista está inmerso en una muy interesante crisis conceptual.

Sí en algo han fallado los académicos del capitalismo es no entender el significado marxista de la "estructura económica", no porque no hayan estudiado el primer tomo sino porque sus análisis suelen sustentarse en la "lógica formal" y no en la dialéctica ("…son las integrales, estúpido…").

Aunque ello nos parezca muy básico y sencillo, es mucho más complejo y complicado en el desarrollo de su análisis en referencia a las proyecciones sobre el "crecimiento de la economía vs crisis del Capital".

Es tan grave que en la diatriba actual intra-países-capitalistas venimos observando, con cierta preocupación por sus consecuencias, esas contradicciones internas del capitalismo global y globalizado. Es decir, sí no aceptamos que la globalización está en profunda crisis junto con un importante, por objetivo, surgimiento de "sentimientos nacionalistas", podríamos caer bien en una crisis sico-social en camino hacia un desarrollo mucho más profundo que el actual de los escenarios de las expresiones globales del fascismo como sería el no comprender qué significa, en su real profundidad, la Revolución Bolivariana y Chavista que preside Nicolás Maduro Moros.

Por ejemplo, la creación del "Petro" va mucho más allá de lo interno-nacional. Es de obligación realizar su análisis y los significados que se vienen ya expresando con respecto de países cuyos gobiernos vienen tomando decisiones de Estado "algo similares" al real significado del "Petro", como es la de alejarse el "Dólar" como "moneda internacional" para las transacciones comerciales internacionales.

Ello significa que el "comercio internacional" está sufriendo un "cambio profundo sin retorno"; es decir, que el imperialismo, como concepto, tendrá que examinarse como "política imperial" y es en ello en lo que anda el "camarita Trump".

¿Vamos a la guerra global?

Personalmente, lo dudo aunque las negociaciones cada día serán más difíciles por complejas. Es decir, para que Washington, el Poder, logré tener ventajas en esta nueva situación real en el "tablero de ajedrez mundial" necesita, perentoriamente, tener el "total control" de todo el continente americano.

Su problema, el del Imperio-norteamericano, es cómo negociar con Nico.

¿Qué hacer?



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Miguel Ángel Del Pozo


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