Los Estados Unidos de Norteamérica: ¿Una nación en profunda crisis?

Desde hace algún tiempo, quizás, demasiado, venimos muy preocupados por la realidad objetiva por donde se encuentra transitando, actualmente, los Estados Unidos de Norteamérica. Es una preocupación legítima cuando como "ser social" en este mundo global percibimos la real crisis interna que está en pleno desarrollo en la geografía norteamericana que cubre, realmente, desde la hermana República de Colombia hasta la frontera sur de la "semi-colonia" del Canadá.

Nos explicamos para mejores comprensiones. Lo que percibimos como "crisis en la nación norteamericana" es una crisis transversal, es decir, está presente en la horizontalidad como en la verticalidad de la realidad del país del norte-imperial; crisis in crescendo, inevitable, objetiva y en permanente contradicción dialéctica como Estado. Es decir, es una crisis interna que no excusa tampoco la "crisis externa" ante la cual, diariamente, "se tropieza" el Poder estadounidense en ese concepto de "Poder" según lo reiterativo explicativo que exponía el general Alberto Müller Rojas. Ello nos lleva, inevitablemente, a considerar la pregunta sobre sí la causa de la crisis es lo sistémico imperante en ese el "país del norte" en su temporalidad histórica desde los tiempos de los denominados como los "Padres Fundadores".

Pero para mejor comprensión es obligante desglosar cada uno de los elementos sobre los cuales nos consideramos que se encuentra la objetiva realidad de "lo histórico-conceptual-ideológico" de los EEUU de Norteamérica. Es, en ese orden de ideas, que lo primero que nos consideramos como de "alta gravedad estatal" se expresan en las realidades objetivas del conjunto que compone todo el espectro sociológico que vive y convive en todo el territorio norteamericano incluyendo a la nación de Puerto Rico.

Es decir, la sociedad norteamericana se encuentra en un muy interesante proceso de cambios profundos en sus realidades sociológicas cuales se han agravado por motivo de dos importantes variables a considerar.

La primera de ellas es la consecuencia social de las guerras en las cuales se mantiene involucrado el imperio norteamericano cuando nos estamos refiriendo a los escenarios de invasión en los que se encuentran Afganistán, Iraq, Siria, Libia.

La segunda variable es el actual proceso de "cambios profundos de carácter político-ideológicos" que se han venido desarrollando desde los comienzos de la temporalidad de la Presidencia de Donald Trump con sus enfrentamientos con el "otro partido del status", el partido Demócrata, adobados con sus ataques personales a los "former" Presidentes en actual desempleo, Bill Clinton y Barack Obama.

Con respecto a la primera variable, según estudios de Rand org., dicho escenario está causando graves efectos, por dramáticos, en esos sectores sociales que regresan de aquellos reales dramas que son consecuencia y son producidos por los efectos reales en las siquis de los soldados regresados por los efectos objetivos que causan las mencionadas guerras.

Pero lo de ser rescatado para nuestra inquietud es el necesario análisis de las procedencias sociales de esos componentes militares, sus sicologías, es decir, los modus vivendis geo-locales y sus no-adaptaciones post-guerra a una normalidad social en esos espacios geográficos cuales de por si ya se encuentran, permanentemente, en situación alterada en lo socio-económico.

Esta realidad, según Rand org., el Pentágono estaría estudiando no seguir reclutando a los componentes militares en las zonas rurales y estados muy conservadores para cambiar y comenzar a reclutar en las zonas de bajos ingresos en las zonas urbanas como, por ejemplo, Chicago, Nueva York, etc. Pero lo importante es no solo la realidad de clase social urbana hacia donde se dirigirán los intereses objetivos por realistas necesidades en las que se encuentra actualmente el Pentágono sino que esos futuros componentes del ejército norteamericano y los SEAL´s provendrán de los componentes sociales de los sectores sociales afro-americanos junto con los migrados procedentes de diferentes nacionalidades pero, especialmente, de los sectores migrados de los denominados latinos.

Es evidente que las consecuencias tendrán impacto en esas comunidades, asimétricas en cuando sus propias procedencias; es decir, es obligante marcar esas diferencias entre los afro-americanos y los latinos, asiáticos, etc., una vez que se comiencen a conocer las consecuencias socio-sicológicas cuales tendrán una afectación real no solo en cuando al concepto "familia" sino también por los efectos en los sectores laborales como en los sistemas de la educación norteamericana.

Pero la sociología norteamericana está en cambios profundos según lo viene investigando la propia academia estadounidense en cuanto al concepto de la "lucha de clases". Es decir, en los recientes enfrentamientos de las comunidades afro-americanos se han percibido la militante participación de "blancos norteamericanos" en las protestas de "lo local-afectado" como también expandiéndose en las importante ciudades cuales son el símbolo del capitalismo norteamericano. Es decir, según la academia, se está expresando una transversalidad sociológica que está afectando a la propia estructura tradicional social norteamericana. A ello se debe adicionar el muy grave problema tan profundamente estudiado por la Rand org., sobre el muy alto consumo de los opiáceos junto con los efectos en los sectores profesionales de la Medicina.

La segunda variable se ubica en el escenario internacional. El Presidente Donald Trump ha venido tomando decisiones que sus "socios y aliados" las están percibiendo con "profunda preocupación" pero ello y ellos expresan sus ignorancias en lo que denominamos como las políticas históricas desarrolladas desde la propia fundación de la "nación-estado-norteamericano" es su continuada expansión territorial, como primera etapa, para ir desarrollando esa expansión en sus diferentes etapas temporales en el marco de una Política de Estado que se encausa hacia su consolidación para ese país tanto como una "nación imperial" como adobada por una economía imperialista.

En ese orden, es de obligación exponerlo, su equivocada política con la China de Deng Xiaoping en el marco del desarrollo de la política de "reforma y apertura", política sustentada en un desarrollo formal no dialéctico que ha venido teniendo un efecto real en los sistemas de las balanzas bilaterales de pago, en rojo para los EEUU de América, que se asemejan a aquella crisis económico-financiera con la cual se tuvo que confrontar la Gran Bretaña regida por la reina Victoria en las temporalidades del siglo XIX que obligaría al status quo británico a tomar la decisión de promover el comercio, en el mercado interno chino, del opio procedente de la India, comercializado por la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, para ser consumido por ese populoso mercado cual le permitiría alcanzar el equilibrio necesario y obligante de la balanza, en su primer paso, para, posteriormente, convertirse en una balanza comercial favorable por positiva al imperio británico.

Es decir, la presidencia de Donald Trump ha tomado decisiones que se han denominado como "guerra comercial" contra China, Rusia, Irán e, incluso, contra sus propios socios comunitarios europeos, claro, exceptuando a la Gran Bretaña, al tiempo que, bajo la sombrilla de su preocupación por el alto consumo y por la alta adicción a las diferentes drogas en todo el espectro de la sociedad norteamericana, pero en franca contradicción con las políticas, en sus praxis, ejercidas en los países productores de las "materias primas" en el marco de la producción de los diferentes estupefacientes, no evitando el proteger y promover la expansión de cultivos de "hoja de coca" y, quizás, del cultivo de "la amapola" junto con los químicos producidos en México y la mariguana en el estado de California, para , quizás, con la finalidad de equilibrar "las cuentas".

Es decir, las variables sociológicas mencionadas más arriba y las realidades implícitas en el mercado de las drogas permiten, según las realidades del mercado interno, aplicar medidas económicas favorables para elevar el empleo interno de "muy baja calidad en los sueldos" al lado de las políticas externas referidas al "patio trasero" obligandolos a las exportaciones de sus reservas nacionales hacia los centro de las finanzas norteamericanas algo históricamente tradicional en los gobiernos y sociedades de la América Latina.



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Miguel Ángel Del Pozo


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