La victoria de Daniel Ortega en nicaragüenses describe las derrotas que el imperialismo neoliberal y sus políticas en América Latina, cuya combatividad social y su antiimperialismo, van en aumento. Las alternativas revolucionaria refleja un fenómeno más general y profundo que permite el crecimiento una conciencia política y de movimientos populares que rechazan al sistema dominante y muestran caminos creativamente para sustituirlo.
La recuperación, valoración y arraigo de la memoria histórica demuestra lo indispensable de los fundamentos ideológicos y prácticas políticas en las luchas sociales. La victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional(FSLN) con su candidato Daniel Ortega muestra la enorme capacidad de persistencia abnegada a la militancia en la organización, alimentada de heroicas tradiciones de lucha, cuyo antecedente más relevante es la resistencia encabezada por Augusto César Sandino contra los invasores yanquis.
Esta eleción del FSLN demuetra que la base sandinista es capaz de sobreponerse a la dolorosa derrota de la revolución en 1979 por parte de la agresión de Estados Unidos, al linchamiento mediático que ha sido sometido de manera sistemática, al fraude electoral, a la salvaje intervención estadunidense en esas eleciones. Han mostrado el reconocimiento de los errores y desvíos de sus dirigentes históricos.
La vida y el cumplimiento del presidente electo de sus propuestas de campaña se encargarán de dilucidar el grado de acierto. Será una labor compleja dar prioridad a las demandas sociales teniendo en su seno esos aliados al establecer la convergencia que empujarán en un plan de gobernabilidad con el respaldo de sus sectores, pero lo más importante es conseguir la representación parlamentaria, para llevar a cabo el proyecto. Veremos la paradójica acción el colonial Tratado de Libre Comercio de América Central, heredado por Ortega y la liberadora Alternativa Bolivariana para las Américas(ALBA) a la que ha manifestado su voluntad de sumarse. De hecho, ya hay camino adelantado en esa dirección con la entrega de petróleo por Venezuela a los municipios sandinistas a precios preferenciales y la extensión de la Operación Milagro.
Estamos seguro que el nuevo gobierno tendrá toda la solidaridad de Venezuela y Cuba no siendo poco lo que ambos países pueden contribuir a disminuir el retraso educativo, sanitario y las carencias energéticas de Nicaragua, sometida a inclementes apagones a los que Ortega se comprometio en poner fin.
La luchadora militancia sandinista votó en su mayoria por el candidato y se hace evidente que se hará cuanto este en sus manos, conjuntamente con el pueblo nicaraguense, y la solaridad de los pueblos del mundo por alcanzar que este sea un buen gobierno. Se espera que el sector dividido de esa colectividad se presenten en las elecciones con otras fórmulas, donde existen hombres y mujeres valiosos, pero con alguno que otro tránsfuga, que no vacilen en darle el espaldarazo a cuanta medida que vaya en beneficio efectivo a los colectivos populares e intente llevar a cabo una administración transparente al pueblo en general. Por lo que nunca deben abandonar posiciones críticas.
Al llamado de Daniel Ortega respondan, generosamente sus adversarios para que juntos luchen de manera efectiva contra la pobreza y se logre alcanzar la
Nicaragua soñada por Sandino, y Sin Sandino no hay renovación sandinista.