Día de reyes para interpretar la nueva realidad post Trump, que le tocará padecer al pueblo estadounidense y desanudar al presidente Biden. Un evento, sin precedentes en toda la historia de los EEUU: la toma violenta de la sede del Capitolio estadounidense por parte de los seguidores del todavía presidente en funciones. Donald Trump, su convocante. El Congreso Nacional, en pleno, se encontraba sesionando –especialmente- como conclusión del evento electoral, que se inició el pasado año, en noviembre 03, en unas elecciones en que participaron un 30 por ciento del electorado, activa y presencialmente, y el restante 70 por ciento que lo hizo pasivamente, enviando su voto vía correo nacional. El conteo de los votos, se prolongó por más de mes y medio, hasta que definitivamente el pasado 10 de diciembre pudieron reunirse los integrantes del Colegio Electoral para designar al presidente de la República, en medio de denuncias de fraude y no reconocimiento de los resultados electorales por parte de Donald Trump, quien en algunos juzgados interpuso denuncias de fraude y, recordemos, que hasta los trumpsistas denunciaron como responsable de dicho fraude al presidente Hugo Chávez, ya en otro plano de vida, pero cuya obra trasciende y como pudo apreciarse en las elecciones de los EEUU, no solo impactó la vida del pueblo venezolano sino incluso, a las élites imperiales, que le han resucitado para culpabilizarlo de la derrota que le ofrendara el pueblo estadounidense al pichón de Hitler, que ha resultado ser Donald Trump. Lo concreto, es que este 06 de enero, el Congreso de EEUU, sesionaba para certificar los resultados del proceso electoral del pasado 03 de noviembre, como paso previo para refrendar, ahora sí, definitivamente, por fin, la proclamación de Joe Biden como presidente Constitucional de los EEUU. Una ocasión tan especial como esa, no podía pasar desapercibida para Trump, quien la aprovechó para movilizar a sus simpatizantes, todos ellos blancos, hacia el Congreso y manifestarles su desacuerdo con lo que estaban aprobando los congresistas, dejando constancia del fraude que, según Trump, se había cometido en su contra. Los hechos, dan fe de una convocatoria a la toma violenta de la sede del Capitolio de EEUU, por parte de superhéroes, incluidos Batman y el Capitán América, toda una pléyade de supremacistas blancos, que no dejaron en casa sus armas blancas, fusiles y pistolas incluidas, como gesto de desafío al establishment. El resultado de la refriega, cuatros marchistas muertos y un policía. Una toma, que se extendió por más de tres horas y solo inició su repliegue, en el momento en que el propio Trump les hiciera un llamado a retirada. Sería después de ocurrida la misma, que las autoridades locales se atrevieron a actuar y ordenaron un toque de queda en Washington D.C. para restablecer la paz ciudadana.
¿Qué buscaba Donald Trump con esa movilización? Quizás, revertir la decisión del Congreso en pleno de proclamar a Biden y autoproclamarse presidente, dando continuidad a sus funciones, al estilo Guaidó. No sabemos. Lo cierto, es que después de haber lanzado la piedra, se le agüaron los cojones a Mr. Trump y les temblaron las piernas para darle continuidad a sus intenciones perversas de subvertir el orden constitucional en la república imperial. Por supuesto, cojones, que le hubiesen sobrado si en alguna de las naciones del sur se le hubiese presentado una oportunidad de subvertir el orden constitucional y dar por concretado un golpe de Estado, como lo hiciera en Bolivia en 2019, y lo intentara con Venezuela durante sus cuatro años de gestión. Nada que ver con la actitud heroica de un Comandante Chávez, que después de haber encabezado una rebelión militar contra el Estado, se entregó a la justicia militar y lanzó su: ¡Por ahora! Siendo lo que mayor conmoción, causaría en el pueblo venezolano, que asumió la responsabilidad de lo ocurrido, cosa que no hizo Mr. Trump, ya que, en un tuiter posterior a los eventos, se limitó a reprender a sus simpatizantes y acusarlos de haber causado la violencia. En fin, se lavó las manos de lo ocurrido. El Trump cobarde, se hizo presente ante las amenazas de la congresista Pelosi de activar la Enmienda 25 y destituirlo antes de finalizar su mandato, y se limitó a expresar: "¡Nunca nos rendiremos, nunca concederemos!". No obstante, ya se había rendido.
Quizás, también, evidenciar al pueblo estadounidense que el Trump que está por abandonar la Casa Blanca, es el hombre-masa que ha revitalizado la política estadounidense, y que después del 20 de enero se le debe tener muy en cuenta en las decisiones políticas que deba tomar el nuevo gobierno. Trump, culmina su mandato con un poderoso y masivo apoyo popular, eso es una realidad que debe saber interpretar la élite imperialista-globalista, que hoy retoma el poder. Importante precisar, que estando un autogolpe de Estado, en curso, ejecutado por las hordas fascistas dirigidas por Trump, la sociedad estadounidense simplemente se limitó a observar –pasivamente- los hechos. Muy distinto a lo ocurrido en Venezuela, en que un intento similar, promovido por el gobierno de Trump, en mayo 30, 2020, con una minoría de militares golpistas y encabezados por su autoproclamado presidente, obtuviera como respuesta ante el llamado del líder Diosdado Cabello, a rodear el Palacio de Miraflores y en su defensa, en cuestión de pocos minutos, la congregación masiva del pueblo venezolano, que por miles rodeó el Palacio Presidencial, en defensa de la democracia bolivariana y ante el repudio generalizado de todos los componentes de la FANB a los sediciosos pro EEUU, a quienes no les quedó otra, sino huir y refugiarse en las distintas embajadas cercanas a las calles en donde proclamaron su desconocimiento de la Constitución Bolivariana. En fin, los golpistas hicieron igual que Trump.
Derrotada la intentona golpista en EEUU, la élite imperialista, ahora trata de interpretar lo ocurrido, sus causas y motivaciones. Destaca, entre esas interpretaciones, la manifestada por el ex presidente republicano, George W. Bush, quien calificó lo ocurrido en los términos siguientes: "Así es como se disputan los resultados de una elección en una república bananera, no en nuestra república democrática"; levantando una polémica, que hasta el propio Secretario de Estado, Mike Pompeo, le respondió de inmediato: "en una república bananera la violencia de la muchedumbre determina el ejercicio del poder. En Estados Unidos, los oficiales de la ley aplastaron esa violencia para que los representantes del pueblo ejercieran el poder de acuerdo a la ley y al gobierno constitucional". Se olvida de mencionar, el secretario Pompeo, que detrás de cada acto de violencia que ocurre en los países bajo la mira imperial de los EEUU, repúblicas bananeras como despectivamente les llaman, está su embajada y la CIA, promoviendo e incitando a la violencia, como ocurrió en abril 2013, en Venezuela, donde uno de sus empleados, Henrique Capriles Radonski, al ser derrotado por el candidato Nicolás Maduro Moros, por una diferencia de votos muy pequeña, desconoció los resultados, levantó las banderas del fraude y convocó a la violencia en las calles. "A drenar las arrecheras", así le llamó. Once venezolanos y venezolanas, fueron asesinados durante esos días de extrema violencia. Su envalentonada actitud, fue respaldada por el gobierno de los EEUU, que lideró el coro de los que exigían reconteo de votos, mientras ponían en dudas la victoria del candidato Nicolás Maduro. Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, justificaba la violencia y emplazaba al CNE: "Dada la gran participación de la oposición y el estrecho margen entre los candidatos que es de alrededor de un uno por ciento de los votos emitidos, el candidato de la oposición y al menos un miembro del consejo electoral han pedido una auditoría del cien por ciento de los sufragios. Esto parece un paso importante, prudente y necesario para garantizar que todos los venezolanos tengan confianza en los resultados". Así actúan, quienes hoy pretenden darles lecciones de democracia al mundo, los hechos de nuestra historia les desmienten a plenitud.
Lo irónico del debate abierto por Bush, y que ha ofendido a Pompeo, es que ha sido el propio Trump, quien ha definido a los EEUU como un país bananero, un país tercer mundista y es, después de admitir la realidad económica y social de su país, que hiciera su promesa de campaña de volver hacer de los EEUU, la potencia que alguna vez fue. Esa es, la realidad que se niegan a ver las élites imperiales, y es en lo que se diferencia Donald Trump de ellos. Más de 20 millones de desempleados. Más de 80 millones de enfermos por Covid19, ante un sistema sanitario que no puede ofrecerles la mínima posibilidad de garantizarles el elemental derecho humano a la salud. Más de 47,8 millones de sus ciudadanos y ciudadanas viviendo en la pobreza. 45,8 millones de hogares que solo pueden alimentarse gracias al Programa de Asistencia Nutricional del Departamento de Agricultura, que les provee de alimentos. EEUU, es el país líder en consumo de todas las drogas que se producen en el mundo actualmente. El Centro de Investigaciones Pew de los EEUU, señala seis indicadores que le confirman que hace ya rato que los EEUU, es un país tercer mundista, leamos partes de su informe: 1. Esperanza de vida: en los EEUU es de 79,2 años, lo que les coloca en el puesto 40 del mundo por debajo de países como Chile, Costa Rica y Cuba, naciones denominadas por esas élites imperiales como repúblicas bananeras. El país del mundo con mejor resultado es Japón con 83,7 años. 2. Mortalidad infantil: de acuerdo a datos de 2015 del PNUD, EEUU, ocupa el puesto 44 del mundo con 5,6 niños muertos por cada mil nacidos, como expresión de la pobreza infantil que se ha enquistado en la sociedad estadounidense. 3. Mortalidad Materna: EEUU, registra desde 2015, un sostenido incremento en su tasa de mortalidad materna por cada mil nacimientos, que en 2000 se ubicaba en 17,5 y pasó en 2015 a 26,5. Una cifra superior a Costa Rica (24,3), Vietnam (15,6) o El Líbano (15,3). 4. Tasa de Homicidios: la seguridad personal es otro índice a considerar dentro del concepto de bienestar social. Según informe del PNUD (2015), EEUU, se ubica en el lugar 44 con una tasa de 5,6 homicidios por cada mil habitantes, superado por el conjunto de países llamados del primer mundo y países como Cuba, Croacia y Bosnia Herzegovina, entre otros. 5. Embarazos adolescentes: cifras del Banco Mundial, con data 2015, registran en los EEUU una tasa de 21 nacimientos por cada mil habitantes de mujeres entre los 15 y 19 años de edad, lo que coloca a la otrora gran potencia en el puesto 68 del mundo, al mismo nivel que países como Yibuti y Aruba, muy por encima de los países del mundo con altos ingresos que promedian una tasa de 13. Otros países del llamado primer nivel, dan una tasa de 4 (Japón), Alemania (6) o Francia (9). 6. Educación: Trump, cuando afirmó que EEUU se estaba convirtiendo en un país del tercer mundo, lo hizo refiriéndose a su desempeño en materia educativa. De acuerdo a un estudio realizado en el marco del Programa Internacional para Evaluación de Competencias (PIAAC, por sus siglas en inglés), entre países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), refiere que EEUU tuvo un desempeño que fue calificado como mediocre por sus organizadores. Coma tal, fue calificada la educación estadounidense. Añádale, otros indicadores de vital importancia para sustentar el rol de vanguardia que han dejado de tener, los EEUU, en el mundo. Informes del FMI, de enero de este año que recién ha iniciado, señalan que: "Cae la dominancia del dólar como reserva de valor de los bancos centrales en el mundo". Y presenta algunas cifras interesantes: "Por segundo trimestre consecutivo, los bancos centrales tienen menor porcentaje de dólares en su poder como reserva de valor. La proporción de tenencia de la moneda de los Estados Unidos pasó del 61,2% en el segundo trimestre de 2020 a 60,4% en el tercero, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI)." Y, concluye el FMI en que: "El dólar, que actualmente es la principal moneda de reserva a nivel mundial, podría perder su estatus, según algunos analistas." (Fuente: Fondo Monetario Internacional /imf.org). Se trata, no solo de un país con indicadores sociales tercer mundista, sino de un país en que las élites dirigentes han ido segregando y excluyendo a parte importante de su población latina, solamente reconocida en épocas de elecciones, afroamericana y migrante. El fenómeno Trump, es una respuesta –por la derecha- a esa triste realidad de un país, cuyas élites, se resisten a ver la realidad de sus calles, repletas de ciudadanos y ciudadanas sin viviendas unos, sin empleos otros, sin salud y protección social, no quedándoles otro remedio que refugiarse en las drogas para olvidarse de su triste realidad de ser ciudadanos y ciudadanas de un país grandemente pobre y excluyente. Un país, que no los reconoce como ciudadanos y ciudadanas, que se avergüenza de ellos y ellas, tan solo Trump les mira y les ofrece esperanzas, tan solo esperanzas, que no cumplió después de ejercer el gobierno durante cuatro años. Un país, un imperio, a las puertas del colapso social, mientras sus élites esquivan sus miradas a China, Rusia, Irán, Cuba, Nicaragua o Venezuela…
Post Scriptum: El prospectivista Johan Galtung, quien previó el derrumbamiento de la URSS, en el 2000 pronosticó el colapso del imperio estadounidense para 2025, previsión que ajustó luego en cinco años, para el 2020, debido al extremo guerrerismo de George W. Bush. En su libro: "La Caída del Imperio Estadunidense: ¿Qué Sigue?"; Galtung, describe el proceso de declinamiento que está sufriendo la otrora gran potencia, previendo que: "es probable que EEUU, atraviese una fase de fascismo reaccionario, alimentado por la capacidad de una tremenda (sic) violencia global…", y veía en Trump, un síntoma inequívoco del declive imperialista de los EEUU, "cuya característica sicológica es una reactiva arremetida, debido a la incrédula pérdida del poder. ¡El fascismo, como mecanismo de defensa de la debacle!".
Caracas, 08-01-2020