Obama, Presidente a la sombra

El flamante Presidente Joe Biden pretende demostrar en los inicios de su gobierno que su política ofrecerá un cambio cualitativo progresivo y mejor al de su antecesor Donald Trump; y otro aspecto de su pretensión es disfrazar su senilidad, aparentar que esa condición no afecta sus capacidades psicofísicas requeridas para el ejercicio de su cargo: vitalidad, carácter y destreza, pese a estar pisando el umbral de los ochenta años.

Doble error de Biden, por una razón dialéctica: no se puede engañar al tiempo. El tiempo pasa y deja enseñanzas y marcas. El período Presidencial 2013-2017 gobernado por la dupla Obama-Biden, en los Estados Unidos, dejó en los venezolanos muchas enseñanzas y marcas indelebles: en política llegaron al colmo del ridículo al decretarle la guerra a Venezuela acusándola de ser una amenaza a su seguridad, con toda su prosopopeya de indignidad y mentiras. Cuando se logra llegar a esa edad, es una indignidad pretender el liderazgo de semejante compromiso y un crimen de lesa humanidad de los autores y promotores del hecho. Las incapacidades humanas por senilidad son progresivas e irreversibles.

Biden es un pobre viejo, para muchos críticos en los Estados Unidos, de él se dice que tiene problemas con su salud mental y física que lo inhabilitan para ejercer el cargo de presidente de la República y Jefe de Estado en ese país: perdida de la memoria, problemas para ubicarse en el tiempo y orientación en el espacio, problemas con el lenguaje, son entre otras, las críticas que aparecen en los medios de información en los Estados Unidos.

Pero además, hay otras razones objetivas de orden social que deben privar para inhibir por incapacidad, a toda persona que aspire o se pretenda imponer para un cargo de tanta relevancia: La esperanza de vida, en este caso, Biden cabalga setenta y nueve (79) años, es un octogenario: En Estados Unidos la esperanza de vida para 2020 fue setenta y seis (76) años, disposición fijada el 30/01/2020. ¿Cuántos años de vida se espera al Presidente Biden?,. ¿Con qué vitalidad, podrá terminar el ejercicio del cargo? A Biden le espera la suerte de John Kennedy, la compañía de un Presidente a la Sombra.

En este período presidencial, Obama será el Presidente a la sombra de Biden. Como ocurrió en el período presidencial 1961-1965 cuando el imperio le impuso a John Kennedy la Vicepresidencia Lyndo B Jhonson. Esta carta es una jugada estratégica del Imperialismo en momentos de crisis.

Al final de los años cincuenta y principios de la década de los sesenta, el imperio norteamericano enfrentó momentos difíciles en sus dominios geoestratégicos y en su ordenamiento interno: La Guerra Fría contra Rusia y el Bloque soviético, el auge del socialismo en China, las luchas por la Liberación Nacional en los pueblos neo colonizados del mundo. El triunfo de la lucha armada en Cuba y la instalación de un proceso revolucionario socialista a noventa millas de Florida, fue el cuadro de la lucha que el Imperialismo debió enfrentar en esos tiempo.

 

Internamente, en los EE.UU el liderazgo de Jhon Kennedy contaba con el respaldo de un importante sector del capital corporativo y su discurso político era permeable al electorado estadounidense. Kennedy era un hombre con pensamiento propio que andaba incómodo en el ambiente político del imperio, era por tanto, una amenaza a los intereses del poder hegemónico en las alturas del Imperialismo para entonces.

En 1961 John Kennedy fue a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, llevando en la Vicepresidencia a Lyndon B. Jhonson. Está dupla presidencial se conformó con un propósito determinado: liquidar al presidente incómodo y posesionar en la Presidencia al hombre ideal, Lyndon.B.Jhonson el presidente a la sombra; un senador mafioso que tenía la política como un medio para delinquir, a este delincuente lo vistieron de estadista insigne con la mentira mediática, se lo impusieron a Kennedy con la misión de hacerle el funeral con el réquiem incluido.

De esa manera el imperialismo se deshizo de Kennedy, después de ganar las elecciones, aprovechando su capital político electoral, cargándole el muerto a un pobre tonto útil. Así fue como llegó al Despacho Oval de la Casa Blanca un cerebro perverso dispuesto a todo. A los gringos se les puede calificar con cualquier adjetivo, menos con el de tonto. Biden está en la casa blanca haciendo su papel como todas las marionetas que pasan por el despacho oval.

Barach Obama y su plantilla de halcones están de vuelta en la Casa Blanca. El afrodescendiente, inteligente y hábil que el Imperialismo enalteció con el Premio Novel de la Paz, el cinismo más abyecto. Con esta credencial de negro bueno y justo Obama le sirvió al imperio con excelencia durante dos períodos presidenciales batiendo récords en vilezas en sus ocho años de Gobernanza.

Hoy vuelve el negro en la plenitud de sus facultades y cargado de experiencia a comandar el poder a la sombra como un campeón estelar. Con el triunfo del anciano Biden, suben al estrado presidencial a Kamala Harris e imponen otro negro en la Secretaría de la Defensa, al general de cuatro estrellas Lloid Austin. El black power en acción, en el comando político y militar

de la primera potencia económica del mundo. Tiene lógica la sustitución de la supremacía blanca de Trump por la negra de Obama. Si un negro fue bueno, tres serán excelentes.

El problema del imperialismo es que su mal no tiene cura, su crisis es histórica, agravado por un fenómeno de salud sobrevenido, la pandemia Covid-19, oscuro acontecimiento cuyo origen, objetivos y fines, está siendo investigado por un equipo de científicos de la OMS que se encuentran en Wuhan-China, donde apareció el virus y donde, hasta ahora, no se han encontrado visos de su cuna.

Mientras tanto el poder supremacista Blanco pasó a la oposición con un grito de guerra y una amenaza de Trump: volveré de cualquier manera. De lo que si estamos absolutamente claro los venezolanos, los latinoamericanos y los pueblos del mundo bajo el poder hegemónico del Imperialismo Norteamericano, es que la piel de cordero de Obama ya no le luce y a su pandilla de halcones se les conoce suficiente para saber de qué pata cojean y cualquiera sea su misión: torcer brazos, pescuezos y piernas, eso no va a ocurrir por qué los tiempos cambiaron radicalmente, señor Obama y "nadie se baña dos veces en el mismo río" dijo Heráclito de Éfeso para que aprendan blanco y negros de todos los tiempos.



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Rafael Godoy Villasmil


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