Colombia: los mandatarios del narcotráfico


Voy a contarles la historia de los presidentes del narcotráfico colombiano y sus nexos con el Club de Bilderberg.

La actual Geopolítica desarrollada desde el narcotráfico tiene mucho peso como decisiones oscuras, pues esta nos lleva a comprender mediante sus más recientes exposiciones el uso que van compartiendo sus intereses desde los más tenebrosos grupos del mundialmente conocido mundo del crimen organizado. Esta situación nos puede ir llevando a percibir sus sombrías salidas y propuestas en las cuales anda el narcogobierno colombiano. El narcotráfico en Colombia es una institución.

No se puede hablar de la política del narcotráfico colombiano si no se comienza por Pablo Emilio Escobar Gavidia, capo de capos, quien sin empacho fuera representante a la Cámara por el otrora Partido Liberal, quienes todo lo decidían junto al partido Conservador, ambos financiados por los cultivos de coca.

Estos principalísimos partidos políticos Liberales y Conservadores han tenido desde décadas pasadas sus propios sembradíos. Si, cientos de hectáreas administradas para sus gastos electorales y enriquecimiento de sus dirigentes.

Los mandatarios financiados por los cultivos del narcotráfico van desde:

El Liberal Julio Cesar Turbay Ayala 1978-1982.
El Conservador Belisario Antonio Betancur Cuartas 1982-1986.
El Liberal Virgilio Barco Vargas 1986-1990.
El Liberal Cesar Augusto Gaviria Trujillo 1990-1994.
El Liberal Ernesto Samper Pizano 1994-1998.
Y el Conservador Andrés Pastrana Arango 1998-2002.

Todos fueron electos con el apoyo financiero del narcotráfico, pues para esos momentos este negocio se convertía en una industria, así fue como sus nuevos industriales fueron llevando a sus principales figuras hasta la Presidencia de la República.

Vamos con los nuevos capos: Álvaro Uribe Vélez, considerado en Colombia la figura política más influyente del siglo XXI, presidente durante dos periodos: 2002-2006 y 2006-2010. La lumbrera que estudió “Negociación y Conflictos” en Harvard y Miembro Senior Asociado de Oxford. Menos mal que estudio esto y no terrorismo y guerra.

Le sigue el Premio Nobel de la Paz Juan Manuel Santos: presidente por dos periodos 2010-2014 y 2014-2018. En la actualidad profesor de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy y Miembro de la Junta de la Fundación Rockefeller. Una goleada de presidentes.

Han sido confeccionados al estilo de las más reconocidas y renombradas cadenas de mafias europeas en conjunto con las estadounidenses y para ir entendiendo los últimos acontecimientos de esta gran súper violencia en Colombia, todo comienza con la historia de unos compadres: Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos y, su tercer personaje, el hazmerreír del Iván Duque Márquez.

En cada región de la república hay una masacre. Ellos la llaman de múltiples formas entre esas “guerra prolongada”. Dilatada porque no se va a detener. En Colombia se da la lucha por mantener un gran centro de producción mundial de coca, armas, dólares, lavado de inmensos e inimaginables capitales y otros afines.

Pero hubo un nuevo cambio en la política y economía colombiana, está giró de forma violenta y se dio tras el debilitamiento de los partidos Liberal y Conservador. Comenzaron a afrontar duras crisis tras las causas del mal uso del poder y el acelerado cambio en el descuadre de sus bases económicas en el país.

Perdían el negocio internacional del café el cual dejó de ser el principal producto nacional y fue reemplazado violentamente por la cocaína. Ante ese decrecimiento del dominio económico los narcos comenzaron a reclamar su propia cuota esta vez en el poder político.

Pero esta vez los narcos no repetirían los errores que casi sepultan sus carteles cuando le entró la locura de asesinar políticos, policías, generales y colocar bombas las cuales detonaron en todas “sus ciudades” a Pablo Emilio Escobar Gavidia, esto, tras las traiciones de los partidos políticos que en un principio lo apoyaron y nunca dejaron de recibir sus inmensos favores económicos tanto para liberales como para los conservadores.

Ahora, comenzaron a financiar abiertamente a sus representantes dentro de los mismos partidos políticos hasta hacerlos figuras de talla y renombre como lo han logrado con una de sus actuales marcas: Álvaro Uribe Vélez junto a Iván Duque Márquez.

Pero el aspecto más importante es el manejo internacional hacia dónde va tanto dinero de la droga, es decir adonde llega, donde se deposita. Y por supuesto el volumen económico que representan los clientes de la cocaína en el mercado y las inversiones en inmensas cadenas empresariales del recorrido mundial.

Y hablando de las fastuosas inversiones de esas empresas, cadenas, Holdings, megacorporaciones, todas dominadas por familias donde se invierten millonarias sumas de los negocios provenientes desde el narcotráfico, vamos aterrizando en las raleas del poder mundial: el mismísimo Club Bilderberg.

Hay un rumor, el cual va confirmándose y es muy importante: Álvaro Uribe Vélez es el responsable en el Club Bilderberg de los dineros del narcotráfico. Eso explicaría varias cosas: porque desapareció la orden de captura emitida desde la justicia norteamericana contra el narcotraficante # 82 de la lista de los más buscados, y explicaría la base de la estrecha relación personal de Álvaro Uribe Vélez con el norteamericano George Bush.

Otro. El papel de Colombia como mega productor de cocaína ha llevado a la estructura del negocio del narcotráfico a evolucionar de los carteles de mafiosos a la inserción como negocio manejado desde instituciones financieras, vinculándose a sectores como la fabricación de sumergibles y submarinos y a la industria química para la transformación de vegetales tropicales en insumos para la elaboración de los precursores y camuflajes de alcaloide, más la refinación del necesario clorhidrato de cocaína.

Ahora las cosas van quedando más claras. La política antinarcóticos de la DEA es solo un instrumento del sector financiero para mantener altos los precios y tratar de detener la crisis de decrecimiento en la tasa de ganancia en la economía mundial.

Esta nueva alianza política en Colombia se da con mucha más fuerza cuando Juan Manuel Santos se quedó con el Partido de la U y Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque Márquez conformaron lo más reaccionario de la extrema derecha en el partido Centro Democrático, puro neofascismo. Todos viejos compadres los cuales nunca serán completamente enemigos, siempre estarán defendiéndose entre ellos.

Por eso en las herramientas dadas desde la Geopolítica nos llevan a descifrar el primer hilo del aparente enredo de la telaraña. Pero no se preocupen es solo la portada de un supuesto gran tinglado protegido por los inmensos negocios de las armas, dinero y el poder tras el mercado mundial en el negocio de las drogas.

Los países son importantes, porque algún papel geoestratégico jugará y eso desde el Palacio de Nariño está muy claro con cualquiera de sus inquilinos. El caso de Colombia por su credencial de gendarme desea jugar a su antojo en la región, por eso han apostado.

Ahora bien, allí hay múltiples intereses, no más que aristas siendo una de ellas la más importante y es la protección a las diversas rutas al servicio del narcotráfico primeramente hacia los Estados Unidos de Norteamérica y Europa. Esos son sus mercados naturales de consumo.

Segunda. Esto en resumen es el descanso que vienen jugando los líderes del narcotráfico en su olimpiada del crimen sobre Colombia con un régimen tan de ultraderecha que en definitiva defiende su droga con la infraestructura de haber logrado más de 250.000 hectáreas en cultivos. Un gran negocio el cual están dispuestos a defender.

Jamás la profesión de un oficio fue tan fácil y redondo. Nunca se había obtenido tanto dinero y poder de una manera y forma tan sencilla e impune incluso sin dejar huellas. Aparte que a estas plantas no las amenazan ni las plagas y se reproducen en medio de un verdor y calidad como el mejor insumo súper probado en el mercado de alta calidad para las drogas.

Y por si esto fuera poco tiene su protección, primero del Club Bilderberg en conjunción con Europa y los gringos, más una nación con su Estado y gobierno al servicio de la legalidad al tener a más de 450.000 hombres y mujeres protegiéndose con las armas de la República. Y esto sin contar los miles de paramilitares, sicarios y mafias de hampones que operan al servicio del Estado.

Por eso a Colombia debemos entenderla como la oligarquía de las familias de históricos apellidos donde cada uno de ellos tienen claros intereses, nexos y conexiones sobre todo en Norteamérica en la primera línea que es la del narcotráfico.

Solo que cada cuatro años cambia de administrador el Palacio de Nariño. La sede donde se coordina un fácil negocio muy redondo. No llega casi nadie a un cargo de poder en Colombia por más sencillo que sea si no es tocado por los miles de millones de dólares del narcotráfico. Por eso el gran equipo debe seguir funcionando como hasta ahora se ha venido dando.

Ahora bien, actualmente hay un gran lío pues los arrendatarios del Palacio de Nariño con sus arremetidas suicidas en contra de sus adversarios han arriesgado sus cultivos. Las afamadas, quizás exacerbadas ansias de poder del Partido de la U desde Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos y ahora Iván Duque Márquez con su organización el gran Centro Democrático, hace recordar a los imparables jefes de los Carteles en los últimos días del capo de capos Pablo Emilio Escobar Gavidia el cual se llevó por delante todo el esfuerzo y organización que tomó ladrillo a ladrillo construir un Cartel tan temido como el de Medellín y tras él los graves daños al de Cali.

La ganancia de haber dejado un brazo armado constituido tras aquella guerra en las décadas de 1980 a 1990 al que hoy rinden los más exagerados frutos malos. Células, grupos expresados a través de comandos militares llegaron a la cima en cuanto a su entrenamiento, y logística, cordón que ahora es imposible romper por lo establecido y constituido de esos contactos con el crimen.

Lo logrado hasta ahora es seguir en un indetenible espiral de crímenes. Por si esto fuese poco, ahora en Colombia el control lo tienen los cárteles mexicanos mucho más violentos y comprometidos con el Norte.

Estos, aparte de logística les sobra muchísimo dinero y ante la "política" donde sobrevivieron los carteles colombianos, y para no levantar tanto escándalo y ruido como el de años anteriores, ahora buscan pasar aquella racha encomendándoles una parte del poder al crimen mexicano quienes compran mediante compromiso económico toda la producción de cocaína producida y elaborada en Colombia.

Con esto, ahora hay un solo cartel en todo este continente el cual pertenece a la unión del narcotráfico mexicano el cual es abastecido desde Colombia. E internacionalmente todo va protegido por sus inversiones a través del Club Bilderberg y su responsable es Álvaro Uribe Vélez.

Hasta más pronto…

Miguel A. Jaimes N.
Director del Diplomado Internacional en Geopolítica del Petróleo.

Mayo del 2021.

https://www.geopoliticapetrolera.com

venezuela01@gmail.com


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Miguel Jaimes

Politólogo. Magister scientiae en ciencias políticas. Doctor en ciencias gerenciales. Posdoctor ontoepistemología en geopolítica de las energías. Cursando doctorado en letras. Cursando Posdoctorado en literatura del petróleo en Venezuela. Libros: El oculto poder petrolero, apertura petrolera, poder de PDVSA vs. poder del estado. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Primera edición. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Segunda edición. Director del diplomado internacional en geopolítica del petróleo, gas, petroquímica y energías – Venezuela. Director de la web https://www.geopoliticapetrolera.com

 venezuela01@gmail.com      @migueljaimes2

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